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La cinematografía cambia la forma del cine por las series. La poética del cine sigue los moldes del poder – 7 de marzo de 2018

La Gala de los Oscar tuvo este domingo la peor audiencia televisiva de su historia. Veintiséis millones y medio de estadounidenses vieron la ceremonia en sus aparatos, smart o no. El cine, y la televisión, ya no son lo que eran. Los cineastas lo saben y hacen arte del naufragio. La forma del agua, de Guillermo del Toro, es un homenaje al cine de los años cuarenta y cincuenta. Las canciones, la estética, la forma de vida: con su crítica a los gobiernos malvados, con sus pellizcos políticamente correctos, pero sin olvidar que América fue grande, antes, y que hay un corazón bueno para que lo sea otra vez. Esas cosas de Hollywood, fábrica de los sueños que nunca son gratis. Cuestan, al menos, la entrada.

En La forma del agua aparecen el cine y el ejército, que son los dos pilares del poder sobre los que se ha construido la gran potencia de los siglos XX y XXI. La cinematografía se hace ahora en serie como las armas. Es lo que consume el mundo. De las diez series más vistas en España en Netflix en 2017, nueve son estadounidenses. La décima es italiana y va de la mafia. Tiros. De las que se ven en abierto, la CBS presume de que la más seguida del planeta (cincuenta y siete millones de espectadores por capítulo) es su serie Navy: Investigación Criminal. Los protagonistas son agentes especiales de la Marina de los Estados Unidos. Más tiros entre barras y estrellas.

La bandera de Estados Unidos es la que tienen nueve de las diez mayores empresas del mundo por capitalización bursátil. La primera es Apple. Después vienen Alphabet, o sea, Google, y luego Microsoft, Amazon y Facebook. La sexta es Berkshire Hathaway, sociedad inversora con intereses en todo tipo de sectores, de Coca Cola y kétchup Heinz a tarjetas American Express. Su director ejecutivo es Warren Buffet, el tercer hombre más rico del mundo. Solo en el primer año de Trump ha ganado 29.000 millones de dólares. No habla mal del presidente. Cuando en 2013 le preguntaron por la crisis respondió: «claro que existe la lucha de clases. Y la estamos ganando los ricos».

Puede que el capitalismo financiero no tenga patria, o que sus dueños presuman de bandera y luego guarden la plata en las islas Caimán. Por cierto, británicas. O sea, anglosajonas como es la matriz de los relatos cinematográficos que consumimos. Dice el filósofo Pablo Huerga que el cine es un arte poético donde no importa tanto si lo que vemos es verdad como que sea comprensible para nuestras vidas. Unas vidas sometidas hoy a la tecnología de un teléfono o un televisor inteligente. Nuestro drama es verlo, ver en la pantalla que nuestros problemas individuales son, en realidad, colectivos. La magia del cine en serie de hoy es conseguir hacer poesía sin que sea un arma cargada de futuro.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.

Víctor García Guerrero
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