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Prime-time Tomahawk: Trump ya es uno de los nuestros – 12 de abril de 2017

La guerra de Trump empezó en prime-time. Es la misma hora a la que solían poner El aprendiz, el programa que presentaba el hoy presidente de los Estados Unidos y que esta temporada llevó Schwarzenegger. Terminator tuvo menos audiencia que el magnate. El bombardeo sobre Siria consiguió buen share. Las imágenes de los Tomahawks despegando de los destructores con base en Rota tienen su poder hipnótico y la web del Departamento de Defensa prolonga el magnetismo en su web con un vídeo de 2:45. Las estelas de millón de dólares la unidad fueron a hacer justicia a Siria para alegría de los programadores. La guerra también puede ser un reality.

O un vídeo de youtube. Como el que explica la historia de Siria con mapas y rotuladores que han visto cinco millones de personas en año y medio. Es un relato sencillo y sin muertos. Los cadáveres se ven en los vídeos de los White Helmets, una organización financiada por el Reino Unido y Francia que trabaja en las zonas controladas por los islamistas sacando a gente de los escombros. O regándolos con agua después de lo que parece un ataque químico. Los Cascos Blancos se dicen rescatadores pero también tienen equipos de televisión. Las matanzas que justifican las guerras y las invasiones no sirven de nada si no se las puede ver junto al vengador Tomahawk.

Unir niños y bombas da fama. Trump, por ejemplo, es hoy más apreciado que antes de que decidiese apretar el botón de la guerra. El presidente era denigrado por neofascista, prorruso y manipulador pero ahora ya es un líder capaz de lanzar bombardeos «justos y proporcionados». Así los definen las naciones civilizadas. Las democracias han visto la foto de Trump rodeado de su gente observando los misiles como fuegos artificiales y tal vez les ha recordado al añorado Obama. El expresidente no enseñó al mundo el asesinato de Bin Laden, pero sí la foto de la contemplación de la ejecución. Y se hizo una película, con ayuda de la CIA. La hora más oscura.

A Zero Dark Thirty la nominaron a cinco Oscars pero solo ganó el de sonido. Ese año, feliz 2012, se llevó el premio Argo, que contaba en versión Hollywood la crisis de los rehenes de Irán. El director era Ben Affleck, que ahora hace de Batman. El señor de la noche mostraba lo listos y justos que eran los estadounidenses que habían estado apoyando al Sah, el dictador patrocinado por Washington, frente a los barbudos chiíes. A Ben Affleck no le gustaba Trump porque decía que era impulsivo. Ahora los demócratas del faro de la libertad y sus socios, que somos nosotros, le apoyan. Da paz ese brillo en la tele del Tomahawk que ilumina la negra forma del mundo.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.

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Víctor García Guerrero
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