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William Hope Hodgson vs. Harry Houdini

Un viejo dicho reza que «la realidad supera siempre a la ficción», algo difícil de rebatir. Por si alguien pretendiera ponerlo en duda, el azar suele encargarse de zanjar la cuestión. Eso fue lo que sucedió el 25 de octubre de 1902, cuando el camino de un joven William Hope Hodgson, que aún no había empezado su carrera como escritor, se cruzó con el de Harry Houdini, que a sus veintiocho años todavía no había alcanzado la cima de su fama.

El encuentro no resulta interesante solamente por la identidad de sus protagonistas o por el antagonismo que muestran en el mismo, sino por ese extraño elemento que los une: Howard Phillips Lovecraft.

En su obra El terror sobrenatural en la literatura, H. P. Lovecraft se declara un admirador de la obra de William Hope Hodgson, un autor que en parte había conseguido prefigurar algunas de sus propias obsesiones. Por otra parte, el escritor de Providence llegó a trabajar como negro literario para Harry Houdini en su relato Encerrado con los faraones. Tras aquella colaboración se hicieron buenos amigos y siguieron colaborando hasta la muerte del escapista en 1926. Posiblemente, Houdini nunca le contó a Lovecraft nada relacionado con el encuentro que nos ocupa, que había tenido lugar veintidós años antes de que ambos se conocieran en 1924, pero resulta inevitable preguntarse qué hubiese pensado el de Rhode Island al respecto. Lo que sigue es la traducción de un artículo periodístico aparecido en el Daily Star de Blackburn tras la actuación de Harry Houdini en la ciudad inglesa.

Daily Star, Blackburn, Inglaterra, Sábado, 25 de octubre de 1902

ESPOSADO POR UN FORZUDO.

MANIATADO HASTA MEDIANOCHE.

Escenas sin parangón en el Palace Theatre.

Nunca antes en la historia de Blackburn, o en la del vodevil, se había podido presenciar un suceso tan notable como el acaecido la noche de ayer. Houdini, el Rey de las Esposas, y Mr. Hodgson, director de la School of Physical Culture, dieron un gran espectáculo a todos los asistentes al Palace Theatre de Blackburn.

Houdini, que ha estado actuando en el Palace a lo largo de toda la semana, proclama ser capaz de liberarse de cualquier esposa o atadura reglamentaria empleada por las policías de Europa o América, y ofrece cada noche una cantidad de veinticinco libras en el caso de no poder mantener dicha afirmación. Mr. Hodgson, de la Physical Culture School de Blackburn, aceptó el desafío, estipulando que usaría sus propias cadenas y que él mismo esposaría al escapista. Houdini aceptó y depositó las veinticinco libras en manos del editor del Daily Star.

La prueba de habilidad y fuerza fue fijada para la noche pasada y la multitud que acudió para presenciar el desafió llenó hasta rebosar el teatro de manera literal, desde el suelo al techo (no se podía conseguir ni una localidad de pie).

Poco después de las diez en punto las partes del desafío se encontraron frente a frente y la emoción se disparó.

Mr. Hodgson presentó seis pares de pesados grilletes, acompañados de rechinantes cadenas y colgantes candados. Estos fueron inspeccionados cuidadosamente por Houdini, que mostró algunas reservas y se ganó las simpatías del público al aclarar que su aseveración había sido que era capaz de escaparse de cualquier grillete «reglamentario». Las esposas proveídas por Mr. Hodgson, declaró, habían sido modificadas (las cadenas recubiertas con hilos, las cerraduras alteradas y realizadas otras convenientes modificaciones para hacer la huida más difícil).

La respuesta de Mr. Hodgson, dada teatralmente desde el escenario, fue que él había estipulado claramente que traería sus propias cadenas.

Houdini volvió a objetar que Mr. Hodgson estaba yendo más allá del desafío planteado, pero añadió que estaba dispuesto a continuar con el mismo con la condición de que la audiencia le diera un poco de tiempo extra para enfrentarse a las nuevas dificultades.

Este anuncio fue acogido con gran entusiasmo y empezó el proceso.

Primero Mr. Hodgson, con la ayuda de un compañero, colocó un par de grilletes en la parte superior del brazo de Houdini, pasando la cadena por detrás de su espalda y tirando con fuerza, dejando los codos pegados a los lados de su cuerpo.

Para mayor seguridad, colocó un nuevo par del mismo modo, candando ambos pares a la espalda del escapista.

Entonces, empezando con las muñecas, colocó un par de esposas con cadenas de manera que los brazos, que ya estaban fuertemente tensionados hacia atrás, tuviesen que tensarse ahora hacia delante. Los tirones y estirones ya eran a estas alturas tan severos (el forzudo estaba empleando su fuerza con ahínco) que Houdini protestó diciendo que en ninguna parte del desafío se decía que tuvieran que romperle los brazos.

También recordó a Mr. Hodgson que este debía colocar las ataduras él mismo.

Esto hizo que el asistente de Mr. Hodgson se retirase.

Continuando su labor, Mr. Hodgson colocó un segundo par de esposas en las muñecas y aseguró su cierre, dejando los brazos de Houdini atados a los lados de manera tan segura que la fuga parecía totalmente imposible.

Pero Mr. Hodgson aún no había acabado.

Haciendo que Houdini se arrodillase, pasó la cadena de un par de pesados grilletes a través de las que ya ataban los brazos a la espalda. Estos grilletes fueron atados a los tobillos y, tras añadir un segundo par, ambos fueron candados. Ahora Houdini parecía estar totalmente indefenso.

Se colocó un toldo plegable tapando a Houdini, en el centro del escenario, y empezó la espera mientras la emoción aumentaba cada minuto.

Mientras tanto Mr. Hodgson y otros vigilaban cuidadosamente los movimientos de la esposa de Houdini y de su hermano (Hardeen), pues ambos permanecían sobre el escenario.

Tras unos quince minutos se levantó el telón y pudo verse a Houdini tendido de lado, todavía completamente atado. Al principio se creyó que hubiese podido desmayarse, pero pronto hizo saber que todo lo que deseaba es que se le levantase. Mr. Hodgson se negó a hacerlo, momento en el que una audiencia ya exaltada empezó a silbarle y abuchearle por su injusto trato, mientras Hardeen levantaba a su hermano y lo dejaba de rodillas. La cortina volvió entonces a cerrarse.

Pasaron otros veinte minutos y de nuevo se levantó el pequeño telón. Esta vez Houdini dijo que sus brazos estaban faltos de sangre e insensibles debido a la presión de las ataduras y pidió que estas se abriesen durante un minuto para recuperar la circulación.

La respuesta de Mr. Hodgson, que tuvo que abrirse paso entre los aullidos del público, fue: «Esto es un combate, no una cita amorosa. Si eres derrotado, ríndete».

Siguieron un gran griterío y muchos improperios, que fueron en aumento cuando el Dr. Bradley, tras examinar a Houdini, dijo que sus brazos estaban azules y que era un acto de crueldad el dejarle encadenado de esa manera durante más tiempo.

Aún así, Mr. Hodgson se mostró inflexible y se continuó con la contienda después de que Houdini volviese a pedir más tiempo.

Quince minutos más tarde: Houdini apareció y anunció que había conseguido liberar una mano.

Esta fue la señal para que se levantaran impresionantes gritos de ánimo, que continuaron tras bajarse la cortina de nuevo.

Houdini empezó a aparecer en intervalos irregulares, anunciando los progresos en su fuga; y cuando, poco después de la medianoche, apareció con sus ropas rotas y sus brazos sangrando mientras tiraba el último de los grilletes al escenario, la audiencia se levantó y aplaudió sin cesar, gritando como loca para liberar la tensión acumulada. Hombres y mujeres se abrazaban locos de emoción. Se tiraron sombreros, abrigos y paraguas al aire, y reinó la locura durante quince minutos.

Houdini, una vez se calmó el clamor, dijo que llevaba haciendo su truco de fuga de esposas durante catorce años ya, pero que nunca había sido sujeto de una brutalidad como la que atestiguaban sus brazos y muñecas ensangrentados.

Cuando Houdini pudo volver a hablar, lo hizo para aclarar que no solamente las ataduras habían sido alteradas, sino que las cerraduras habían sido cegadas.

Fue bien pasada la medianoche cuando la numerosísima audiencia dejó el teatro y se disolvió en grupos excitados y gesticulantes.

Traducción: Ismael Rodríguez Gómez

Ismael Rodríguez Gómez
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3 comentarios

    1. La fuente principal, que de hecho es la que se traduce en el artículo, es bastante habitual en algunas referencias a Houdini por la web, sin embargo el texto concreto se encuentra en un libro, The Adventurous life of a versatile artist: Houdini, que por suerte Archive.org ha puesto al alcance de todo el mundo en el siguiente enlace:

      https://archive.org/details/adventurouslifeo00houdrich

      De la página 22 en adelante está la noticia de Houdini.

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