Marielle Franco: pasan las semanas y el último asesinato político de Brasil sigue sin esclarecerse – 9 de mayo de 2018
A Marielle Franco la mataron hace ya cincuenta y seis días y no hay noticias de sus asesinos. En Río de Janeiro no aparecen, o no los encuentran. Y eso que la ciudad está militarizada y su seguridad pública en manos de un general. Marielle, concejal del Partido Socialismo y Libertad, fue tiroteada en la calle y vivía amenazada por las milicias de policías corruptos que mandan en muchos barrios de la cidade maravilhosa. Tampoco este indicio sirve. Vaya. Ni siquiera las palabras del presidente Temer, que prometió hace un mes estar a un paso de los asesinos. En Brasil las promesas de fulminante justicia son casi tan rápidas como las balas, aunque desde luego son menos eficaces.
La muerte de Marielle corre el riesgo de pasar al olvido como ocurre con tantas otras. Porque hay muchas. Desde 2001 hasta 2015, en Brasil hubo 786.870 asesinatos, según el Ministerio de Salud. Con eso da para llenar Valencia de esquelas, vamos a suponer, pero esto siempre es engañoso. No todos los muertos tienen dinero para pagar el memorial. Sobra decir, que el homicidio es, sobre todo, cosa de pobres, en Brasil y en el resto del mundo. En México, por ejemplo, donde el presidente Enrique Peña Nieto va a cerrar su mandato batiendo récords ya suficientemente siniestros. Lo que marca la diferencia no es la cantidad, es la excelencia del cadáver.
En el mismo México, un destacado periodista escribió hace unos días a sus 160.000 seguidores en Twitter que tal vez era hora de pensarse matar a Andrés Manuel López Obrador, candidato izquierdista a la presidencia de México y favoritísimo en las encuestas. Hubo enorme polémica y a Ricardo Alemán le quitaron su programa en Televisa, la gran tele de los culebrones. La misma que cuando mataron al último candidato presidencial en México, hace veinticuatro años, sustentó la versión oficial de que a Luis Eduardo Colosio lo había asesinado un solitario. Los crímenes políticos, para que salgan bien, se deben sustentar en la fantasía, que es una amnesia colectiva.
Galeano escribió Las venas abiertas de América Latina cuando al continente lo abrían en canal las élites locales al servicio de la política imperial de Estados Unidos. Era 1971. Todavía Pinochet no había dado el golpe en Chile, ni los generales de Argentina habían iniciado la eliminación física de una generación. En Brasil sí que mandaban los uniformes y a Dilma Rousseff ya la habían detenido y torturado por sus actividades subversivas. No hace tanto de eso. Y menos aún del asesinato de Marielle en Río de Janeiro. Son crímenes, terrorismo de Estado, contra mujeres, contra la izquierda, contra los pobres. Contra la memoria, cuando el poder la pone a trabajar para el olvido.
Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.
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