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Ejércitos de langostas en África – 19 de febrero

Las langostas se están comiendo el este de África: nubes de insectos devoran Kenia, Somalia y Etiopía. Enjambres de invertebrados de entre seis y ocho centímetros, agrupados en enjambres de sesenta kilómetros de largo por cuarenta de ancho, el tamaño de Kinshasha. O Copenhague. Nada detiene a estos ejércitos de millones de langostas. La ONU informa de que nuevos huevos han comenzado a eclosionar en Kenia. La plaga tendrá refuerzos en abril, cuando empiecen las cosechas. Somalia se ha declarado en emergencia: las langostas amenazan con provocar una hambruna.
Schistocerca gregaria se llama el animal que amenaza con romper los ya de por sí frágiles ecosistemas alimentarios del África hambrienta: hay doce millones de personas al borde de la muerte por hambre a día de hoy, siglo de la prosperidad. Al insecto, en español, se le llama langosta, como el crustáceo. En inglés diferencian. Lo llaman locust, en lugar de lobster: los anglos prefieren el latín para no confundir miseria con abundancia. Las plagas vienen de antiguo. La Biblia las cita. Apocalipsis: «y del humo salieron langostas sobre la tierra, y se les dio poder como tienen poder los escorpiones de la tierra».
Sin el mar no habría este ejército imparable. Dos ciclones que pasaron por el océano Índico facilitaron la reproducción de las langostas en el desierto de Rub al-Jali, Arabia Saudí. Desde ahí iniciaron el viaje africano. La humedad y el aumento de temperatura de un planeta en cambio climático ha hecho crecer la voracidad y la capacidad reproductiva de estos insectos. Cada grado de más significa entre un diez y un veinticinco por ciento menos de maíz, trigo o arroz. Para frenarlos están usando pesticidas que matarán también a los enemigos naturales de las langostas. El napalm nunca huele a victoria.
En el mundo rico hay una plaga de jóvenes traumatizados por el cambio climático. Ansiedad climática, la llama un psicólogo de la universidad de Oxford. Recomienda animarlos diciéndoles que con pequeñas acciones pueden lograr un gran cambio para que no se mueran sus animales favoritos. Las mascotas salvajes importan más que los millones de condenados al hambre: porque ya lo decía la Biblia, que hay muertos y miserables que son voluntad divina. Frente a la cual, solo cabe una estoica templanza. O la frialdad del entomólogo. Para los koalas carbonizados en la blanca Australia, cambiemos el mundo.

Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este Tumblr.

 

Víctor García Guerrero
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