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Cinefórum CDI: «Los horrores de Caddo Lake»

Hace ya dos semanas (porque en navidad hay que descansar o por lo menos cansarse celebrando, en vez de produciendo) exploramos la intensidad emocional de Furtivos (José Luis Borau, 1975), un clásico del cine español que capturó la esencia de la política franquista pero situándola en el rural español. Hoy viajamos a un entorno natural casi igual de conocido, porque las profundidades de los Estados Unidos de Los horrores de Caddo Lake nos resultan casi tan familiares como los propios. Así es la educación mediática en nuestro lado del mundo: la firma de un popular indoamericano, M. Night Shyamalan, nos anima a ver una película que vuelve a tener viajes en el tiempo (y ya llevo tres seguidas en mi cinefórum particular: quizá soy yo mismo el que vive en el loop) y que mezcla el trhiller psicológico con lo sobrenatural. Navegamos por el lago Caddo, entre Texas y Luisiana, y también entre el whodonit (¿Quién lo hizo?) y lo que aquí empezaremos a llamar (y también acabaremos, porque no tiene punch) el whendidit (¿Cuándo lo hizo?).

Bajo la dirección de Logan George y Celine HeldLos horrores de Caddo Lake pivotan en torno a la desaparición de una niña de ocho años, un evento que reabre viejas heridas en una familia marcada por tragedias pasadas. La narrativa se desarrolla en dos líneas argumentales principales: por un lado, seguimos a Paris (interpretado por Dylan O’Brien), un hombre atormentado por la muerte de su madre en un accidente que nunca ha logrado superar. Por otro, acompañamos a la familia de la niña desaparecida mientras intenta encontrar respuestas en medio de su propio dolor. Estas historias se entrelazan a lo largo de varias décadas, desde 1952 hasta 2022, en un juego narrativo que desafía al espectador a reconstruir la relación entre los eventos mientras el pantano del título parece crecer hasta devorar el metraje que se extiende a su alrededor.

De hecho, aunque las actuaciones sostienen el misterio que inspira el guion, muchos temas quedan simplemente esbozados en favor de la madeja temporal y esta vez también espacial: aquí el verdadero protagonista acaba siendo el entorno, natural y sociológico, que se convierte en el mayor logro de la película. El lago Caddo, con sus glades de aguas turbias y su vegetación semihundida, se convierte en un personaje inquietante, más que antagonista, porque resulta sencillamente inaccesible.

Los horrores de Caddo Lake
Blinding Edge Pictures, K Period Media

Con todola cinta logra crear una atmósfera que envuelve al espectador y lo mantiene en vilo, intentando equilibrar lo visual y lo psicológicco, la resolución del misterio y la majestad de lo sobrenatural. La producción, más bien modesta y sin embargo muy pulcra, nos habla también de esa esfera virtual y cultural a la que nos referíamos y que nos tiene tan subyugados como entretenidos. Producida por un nombre rimbombante y por lo tanto inmediatamente vista, Los horrores de Caddo Lake nos dan exactamente lo que esperamos de ellos: un buen rato frente a la pantalla, resolviendo un bonito rompecabezas en buena compañía y regresando, otra vez, a un cine que parece capaz de mantenerse instalado en una cierta originalidad. Al menos mientras seamos nosotros los que sigamos viéndolo…

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