Drones, redes y cuervos – 20 de febrero

Los drones no tienen bandera, dice Konstantin el conductor mientras pisa el acelerador para alejarnos de ese aparato siniestro, suspendido en el aire como una mosca. Los drones hacen un zumbido de insecto, aparecen de pronto, y súbitamente se convierten en asesinos: pueden ser suicidas o artillados, o sencillamente pueden dar las coordenadas para que la artillería arrase con todo lo que había. En Ucrania, los drones han cambiado la forma de la guerra y la geografía de las ciudades. Los hombres somos creadores de miedo.
En las ciudades ucranianas del frente, los drones son el terror y las han vaciado. La gente se había acostumbrado al bombardeo esporádico, pero no hay forma de habituarse al dron. En Kupiansk, varios vecinos estaban horrorizados porque un dron ruso había atacado a un hombre y su tractor. No lo podían asimilar. En esa población junto al río Oskil, reutilizan las redes de pesca para evitar el paso de los drones. Las tienden de poste a poste, y así el dron no puede llegar a su objetivo. La némesis de la alta tecnología es la artesanía.
En Konstantinovka, un cuervo se quedó atrapado en una de esas redes. Cuando pasamos la primera vez junto a él, pensábamos que estaba muerto. A la vuelta nos fijamos mejor y comprobamos que estaba vivo. Usamos la pértiga con el micro de TVE para acercar la red y el cuervo, y Konstantin se afanó con su navaja para liberarlo. El pájaro estaba tranquilo, no aleteaba ni lanzaba picotazos, como si supiera que le estaban liberando. Se fue volando hasta un árbol cercano y se quedó quieto. Los cuervos de Ucrania parece que siempre están esperando algo.
En Kiev hay un mural con cuervos: «el patio de los cuervos», lo llaman. Está amenazado de demolición por un nuevo proyecto inmobiliario. Ni la guerra frena la destrucción de la belleza. Los drones no son hermosos: son espinosos, arácnidos. En Pokrovsk, un soldado iba cargando dos drones, uno en cada mano. Podrían haber sido dos obuses, salvo que las balas de los cañones no tienen ojos, ni se quedan colgadas en el aire, ni están esperando el momento justo para matar. En Chasiv Yar vimos otro. El miedo vino cuando lo perdimos de vista.
Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3
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