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Alien: ¿qué fue antes, el facehugger o el chestburster?

«¿Puedo soñar?». Esto es lo que le preguntaba Rebecca Jordan, Newt para los amigos, a Ripley al final de Aliens de James Cameron. Y es lo que yo me preguntaba todas las noches de mi infancia desde que oí hablar del universo Alien. Cuando era pequeño me fascinaban las películas de terror, pero al mismo tiempo me daban un miedo atroz. Solía escuchar sus argumentos como si fueran cuentos de hadas; todo lo que tuviera un monstruo era de mi agrado. Drácula, el Hombre lobo o el monstruo de Frankenstein eran colegas de lo más simpático según mi visión perturbada. A cambio, como ya he dicho, era incapaz de ver una película entera y solo escuchar el Thriller de Michael Jackson provocaba que me escondiera debajo de una mesa y rogase por mi vida. No sé si por culpa del bueno de Michael o por los zombis.

«¡Le has disparado al zombi de Michael Jackson! Ah, ¿pero era un zombi?»

En el caso de Aliens, el diseño de la bestia y la ambientación siniestra del espacio me encantaban. Todo lo que se asemejase mínimamente a un Alien debía caer en mis manos. Uno de los motivos por los que me no me perdía un cómic de Spider-Man donde saliese Veneno era por su parecido con el Alien. Y es así como antes de ver cualquier película del xenoformo me compré todos los cómics de Alien habidos y por haber. Por aquel entonces, en España los publicaba Norma Comics, siendo los primeros los de la Serie Nostromo y Aliens: Guerra contra la tierra. Se trata de dos miniseries de Dark Horse que transcurren después de Aliens y que tienen como personajes principales a el cabo Hicks y la niña Newt, aunque en realidad ya no es una niña porque han pasado unos añitos desde el desastre del planeta Acheron. Es increíble como en aquella época éramos más permisivos a la hora de tratar sagas que hoy consideramos icónicas e incluso se les permitía a los autores, en este caso Mark Verheiden, Mark A. Nelson, Denis Beauvais y Sam Keith, expandir el universo introduciendo nuevos personajes, tramas y desvelando secretos que podían alterar la idea original. Muchos de ellos luego eran usados posteriormente en películas, videojuegos, novelas y líneas de juguetes.

Alien Mantis. Próximamente, Alien quisquilla.

Pues bien, en Aliens: Serie Nostromo, Hicks y Newt se encuentran en la Tierra después de que el bichico casi se los merendase; mientras, de Ripley y Bishop, el sintético, no sabemos absolutamente nada. El marine, haciendo un símil de un soldado en la guerra de Vietman, sufre un fuerte estrés postraumático y se dedica a ahogar sus penas en alcohol. Newt permanece recluida en una institución mental y sufre terribles pesadillas en las que, por supuesto, ve al Alien. Vamos, que empiezan y acaban sumidos en la mierda, plasmando muy bien la inmisericordia, la frialdad y el tono angustioso de las películas.

Al ver que su vida carece de sentido, deciden embarcarse en una misión del gobierno con un grupo de marines que pretende viajar al planeta natal de los Aliens para capturar un espécimen, cosa que también pretende por cierto otra corporación. Como todos sabemos, esto no acaba bien, y después de que la nave del gobierno sea abordada por la de sus competidores se envía al grupo de marines a la superficie del planeta para que hagan de cebo. Antes de que los Aliens masacren a casi todos los soldaditos, que resultan ser sintéticos, Hicks y Newt acuden al rescate para sacarlos del planeta. Pero los Aliens son demasiados; es en ese momento cuando un miembro de la especie del Space Jockey que la tripulación del nostromo se encuentra fosilizado en Alien se carga a los xenomorfos y establece un enlace psíquico con Newt. Es decir, mucho antes del desaguisado de Prometheus ya nos explicaron algo sobre la naturaleza del piloto de la nave que transportaba los huevos de Alien en la primera película: para muchos fue una sorpresa comprobar que los llamados Ingenieros se distanciaban bastante del aspecto monstruoso del Space Jockey del cómic, que tiene por cara lo que en Prometheus resultaba ser un casco. Muchos pensamos también que fue una decisión a posteriori de Ridley Scott, que ya chochea, para rodar otra película en 2012.

¿Quién se puede resistir al encanto del viejo nariz polla?

Mientras Hicks y Newt hacen de las suyas en el planeta Alien, en la Tierra las cosas se han ido de madre y un grupo religioso comandado por un telepredicador promueve la idea de que el Alien es un dios; no contentos con ello, han liberado a una reina Alien criada en las instalaciones de la corporación. La infección Alien no tarda en expandirse por el globo y descubrimos que la reina es la que está detrás de este plan maestro, siendo capaz de manipular a los seres humanos con comunicaciones telepáticas administradas mediante pesadillas. El planeta se va a tomar por culo y el ejército toma el control haciendo lo que mejor se le da, ser unos tiranos. Hicks, Newt y Butler, uno de los marines sintéticos supervivientes, llegan justo a tiempo para huir de la Tierra con los militares, que han organizado un éxodo con naves espaciales para salvarse, ignorando a la población civil. Al final de este primer arco de la serie Nostromo, los personajes principales se lanzan a vagar por el espacio mientras observan una nave del Space Jockey entrando en la órbita de la Tierra, dispuesto a reclamar el planeta y transformarlo a su gusto.

En el segundo arco, esta vez dibujado por Denis Beauvais «a todo color», según reza la portada de la edición española, Hicks, Newt y Butler se encuentran en su deambular espacial con una base militar dirigida por el general Spears, un chiflado que pretende adiestrar a los Aliens para que formen un ejército con el que recuperar la Tierra de sus hermanos babosos. En resumidas cuentas, hay algunos puntos que flojean en su estrategia y fracasa estrepitosamente.

En las clases de historia de la Universidad Weyland Yutani todavía se burlan de esto.

La serie Nostromo llega a su fin, pero la historia continua en Aliens: Guerra contra la Tierra, esta vez con Sam Kieth a los lápices. Ripley hace su reaparición para recibir un mensaje del Space Jockey, que le revela la localización del planeta Alien y la presencia de una Reina madre que echa de menos a sus hijos de la Tierra. Decide encaminarse hacia allí con Hicks, Newt y un grupo de marines para capturarla y llevarla a la Tierra para que, con una llamada psíquica, atraiga a los Aliens a un búnker repleto de bombas nucleares y bum, adiós Aliens. Todo sale casi a la perfección; casi, porque el Space Jockey que permanece con su nave en el espacio ha empezado a terraformar la Tierra, sin humanos ni Aliens.

La Reina Madre en toda su gloria

Luego vinieron Aliens Genocidio, Aliens Nido, Aliens Salvación, Aliens Sacrificio, Aliens Platinum, Aliens Mutación, Aliens el Cuento de Newt, Aliens Earth Angel, Aliens Galería de Espejos, Aliens Caos, Aliens Mondo Pest y Mondo Heat, varios crossovers con superhéroes de DC y, por supuesto Aliens versus Depredador.

Aliens: Diarrea

Diversos autores de renombre han aportado su granito de arena al universo Alien, como Simon Bisley y Mike Mignola, aunque la calidad de los cómics varía enormemente. Siempre he considerado más vertebral la serie Nostromo y Guerra contra la Tierra que las demás publicaciones, incluso estableciendo un pasaje muy documentado sobre la ecología Alien. Años después, con el estreno de Alien 3, se cambiaron los nombres de Hicks y Newt por Wilks y Billie, porque en el film los dos personajes mueren al principio y resulta dudoso que en la galaxia existan dos personas más con el mismo trasfondo que el cabo y la niña, pero con nombres más ridículos.

Las primeras dos miniseries pillan muy rápido el tono de Alien, con muertes desagradables que señalan la fragilidad de los humanos y conectando con la sensación de que no se puede escapar de esta pesadilla. En ocasiones se aprecia que el dibujante no tenía mucha idea sobre cómo representar el mundo en el que transcurre la acción o, quizás, nunca había visto las películas y los diseños de la tecnología. Las criaturas y  los escenarios son erráticos. Mark A. Nelson establece cierto filtro Buck Rogers, sobre todo con las naves y sus personajes, que son indistinguibles unos de otros, provocando confusión en el lector. Denis Beauvais ha hecho más labor de investigación y plasma con precisión el universo Alien, gracias también a un coloreado insuperable. Algunas de sus portadas son dignas de póster. Sam Kieth, por su parte, tiene un estilo barroco y exagerado y una colocación de las viñetas atrevida e interesante. Sus únicos fallos son la caracterización de los personajes, que en nada se parecen a los actores, presentando, por ejemplo, una Ripley llena de curvas. La inexistencia de fondos y su forma de entender el espacio hace que todo se parezca más a Flash Gordon que a Alien.

Una ventaja de estos cómics es que aprendí muchos tacos con ellos. Hay gore y a alguna escena de sexo ocasional; con eso, ciertas referencias filosóficas y el dibujo poco estandarizado, llegué a pensar que se trataba de cómic europeo. Son algunos de mis cómics preferidos y suelo releerlos de tanto en tanto. Sin ser obras de referencia, los he disfrutado y disfruto plenamente. Desgraciadamente, Alien 3 nunca fue lo que prometían estas historias. Que conste que la película me gustó, siendo la primera película de terror que vi en el cine y me marcó. Tiempo después me enteré que una parte de la crítica la había puesto a parir; mucha gente también pareció enterarse a la vez que yo, subiéndose a aquella estela negativa, a mi parecer, sin mucho criterio personal y mucho criterio wikipedístico.

La guardia de un choni de la cultura pop no termina hasta que no ha criticado todas las películas fantásticas de mujeres con roles fuertes y ha escrito algo sobre el universo expandido de Star Wars

Y bien, en 2018 por vio la luz la adaptación al cómic del segundo guion de William Gibson para Alien 3. La primera versión era masiva, con más personajes y acción, pero esta se nota más pulida; va directa al grano. La trama empieza con la nave Sulaco de los Aliens siendo saqueada por unos comunistas espaciales que se topan con un huevo de Alien creciendo en lo que queda del pobre Bishop. Cómo ha llegado el huevo ahí, ni idea. Probablemente la conveniencia del guion lo ha puesto ahí. Entonces el huevo se abre y averiguamos lo siguiente: los comunistas dejan a su compañero con el parásito agarrado a su cara y se van con el sintético. Mientras, Hicks, Newt y Ripley llegan a una base americana de la Weyland Yutani en el espacio y allí, mientras los jefazos dirimen sobre el saqueo por parte de los comunistas, un equipo de exploración entra en la Sulaco. En ese momento, el pequeño organismo que ha salido del pecho de su víctima es captado en una de las cámaras de vídeo, pero todos deciden ignorarlo.

En el segundo número, Ripley permanece sedada y Newt y Hicks están siendo examinados. Mientras, en la base comunista comentan lo que han hallado en la memoria de Bishop, descubriendo los objetivos armamentísticos de la Weyland y que cualquier Alien puede convertirse en Reina, una idea que por cierto ha sido utilizada en diversos videojuegos. Hecho importante y que nos revela algo hasta entonces no planteado, excepto quizás en la escena eliminada de Alien donde dos de los tripulantes de la Nostromo están siendo convertidos en huevos por el xenomorfo. Tras la reunión, deciden enviar al sintético con los americanos sin mencionar lo que han descubierto, acusar a la Weyland Yutani de invadir su territorio con una nave militar y solicitar la entrega del camarada que se internó en la Sulaco. Los americanos siguen con sus oscuros tejemanejes y en su laboratorio comprueban que el ADN humano puede combinarse con ADN alienígena proveniente de una muestra que encontraron en la nave. Los comunistas también hacen sus experimentos con el Alien y hacen otro gran avance: dictaminando que la criatura es un arma creada por una antigua civilización. Otra cosa que veremos más adelante en Prometheus. Los americanos, en cambio, sufren un grave accidente y una especie de huevos que están replicando lanzan unas esporas a un científico y un directivo de la Weyland (otra parte de la que echó mano Ridley Scott en Alien Covenant).

Tras el accidente, Bishop es declarado nuevo jefe de la investigación; por otro lado, Newt es enviada con sus abuelos a la Tierra, no antes de dejar a Ripley, que sigue dormida, atrás. Dos xenomorfos se meten en las bases americana y comunista. Los comunistas sucumben y, en la base americana, Hicks y un grupo de trabajadores que ven el percal deciden rebelarse. Con sus metas claras, se unen a Bishop que destruye los huevos. Ante sus ojos, una de los ejecutivas que fue rociada con las esporas se rasga la piel para revelar un Alien adulto, con el cráneo visible debajo del exoesqueleto de la cabeza. Es algo similar al primer diseño del traje del Alien, conocido como Big Chap. Parece que, una vez más, Ridley Scott se inspiró en esto para Alien Covenant durante el nacimiento del neomorfo que sale del cuerpo de uno de los personajes.

Poco después, otro de los  infectados consigue matarse antes de completar la metamorfosis en Alien. Antes de que la situación empeore, Hicks envía a Ripley fuera de la base en una cápsula de salvamento. Y no podía ser de otra forma: las dos bases empiezan a convertirse en un nido Alien y sus miembros empiezan a caer bajo los monstruos. Los supervivientes de la base americana vuelan en pedazos la base comunista para evitar la propagación del Alien y resuelven volar también sus propias instalaciones. La acción se precipita y el Alien de laboratorio lucha con el más clásico, que acaba con el engendro sin siquiera sudar ácido. Finalmente, los héroes destruyen al último Alien y escapan. Al final, Bishop deja caer un mensaje: deben unirse como humanos, sin importar sus diferencias, para luchar contra el Alien y patatín patatán.

Esta versión te das cuenta es caótica y confusa en su estructura. Elimina lo establecido por James Cameron en Aliens y lo hace complejo. En vez de un avance, es un retraso. No es algo desconocido para los que hemos visto Prometheus y Alien: Covenant, que, esto no son mis palabras, «hacen que sea mas fácil criar un chocobo dorado en el Final Fantasy que un Alien». Los personajes, la acción, todo resulta bastante anodino. Esa es la palabra que te viene a la cabeza después de leerlo esta obra. Además el dibujo de Johnnie Christmas se consideró bastante inadecuado para el universo que representa. A este nivel, destacan las transformaciones de humano a xenomorfo. En la continuidad de la historia, el hecho de que Hicks, Newt y Bishop sigan vivos después de Aliens. Todo ello en medio de un rollo Guerra Fría con mensaje final de que todos seamos amiguitos porque así lo dicen los americanos que ya estaba desfasado incluso a finales de los ochenta. Y, desde luego, está muy fuera de lugar en Alien.

Visto lo visto, me quedo con el Alien 3 del cine, soñando con los primeros cómics de nuestro terror favorito y no con este. Cerrando transmisión.

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