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Alan Turing. Mensaje desde el mundo invisible

El 10 de septiembre de 2009, Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, encabezaba un artículo en el periódico británico The Telegraph con el siguiente titular: «I’m proud to say sorry to a real war hero», «estoy orgulloso de pedir perdón a un verdadero héroe de guerra». Y continuaba: «Realmente fue una de esas personas cuya contribución única ayudó a cambiar el rumbo de la guerra. La deuda de gratitud que tenemos hace, por tanto, aún más horrible, que haya sido tratado tan inhumanamente».

La infamia de la que habla Brown se remontaba a 1952, cuando Alan Turing fue declarado culpable de indecencia grave; es decir, condenado por ser homosexual. En su sentencia debía elegir entre la prisión o la castración química mediante una serie de inyecciones de hormonas femeninas. Escogió este segundo castigo para no ser encarcelado y poder proseguir con sus investigaciones y trabajos, pero los efectos secundarios que sufría y temió ya de por vida (comenzó a subir de peso, desarrollar senos y a mostrar síntomas depresivos), le llevaron a quitarse la vida dos años más tarde. El proceso mental de Turing durante semejante periodo negro fue objeto de la novela Murmullo, del también británico Will Eaves, publicada en español por Alba Editorial.

Alan Turing había nacido en el vecindario de Paddington (Londres), en 1912. Se graduó en Mecánica cuántica, Probabilidad y Lógica en el King’s College de Cambridge, y posteriormente se doctoró en Lógica, Álgebra, y Teoría numérica en la Universidad de Princeton. A lo largo de su corta vida (cuarenta y un años) fue un brillante informático teórico, matemático, profesor universitario, criptógrafo, lógico, estadístico, maratonista e investigador de la Inteligencia Artificial, ahora tan en boga. Sus estudios en Ciencias de la computación, Filosofía y Biología matemática, y Cibernética son tan impresionantes y avanzados para la época que todavía se mantienen como referencia en numerosos campos. El Test de Turing ha sido precursor de los llamados bots y asistentes de voz (como Alexa o Siri) y se concibió como una prueba para determinar si el interlocutor con el que estamos interactuando es una persona o un ente artificial o robot. Pero, posiblemente, por la razón que mejor conocemos a este genio visionario es por su papel fundamental en el desciframiento del código Enigma.

Después de que Gran Bretaña declarara la guerra a Alemania el 3 de septiembre de 1939, las operaciones de decodificación británicas se trasladaron de Londres a Bletchley Park, una mansión a medio camino entre Oxford y Cambridge. Allí se iba a llevar a cabo una misión casi imposible: descifrar los códigos que los alemanes utilizaban en sus comunicaciones a través de una pequeña y endiablada máquina llamada Enigma. Para lograrlo, el equipo liderado por Turing realizaba ecuaciones y cálculos, consiguiendo interpretar algunas pautas en los mensajes, lo que les permitió detectar una pequeña parte de su funcionamiento. Sin embargo, todavía no podían descifrarlos en su conjunto. Fue entonces cuando Turing se preguntó: ¿Y si para luchar contra una máquina hiciese falta otra máquina? Como respuesta, a finales de 1939, Turing, junto con Gordon Welchman (otro gran matemático de Cambridge) diseñaron una máquina denominada Bombe. El aparato en cuestión era un desarrollo perfeccionado de un dispositivo creado en 1938 por el criptógrafo polaco Marian Rejewski, y conocido como la «bomba criptológica», de ahí el nombre. En Bletchley Park, cientos de mujeres dedicaron sus días a la recogida de las claves que iban surgiendo del prodigioso engranaje. Aquel gigantesco panel de rotores fue el paso definitivo para leer el final de la Segunda Guerra Mundial.

Pero la aportación crucial de Alan en la lucha de los aliados no le salvó de ser víctima, más tarde, de los prejuicios de su propia nación. Se mire por donde se mire, la de Turing es una historia tristemente fascinante. El libro Alan Turing: The Enigma, que inspiró la conocida película The imitation game (Descifrando Enigma en español), del autor Andrew Hodges, y publicado por primera vez en 1983, sigue siendo considerado como la Biblia de la biografía del matemático. Y para honrar su memoria, su ciudad (Londres) ideó un tributo que debía aunar la visión personal, profesional y artística de este personaje único. Para ello, British Land, una empresa de terrenos y propiedades, encargó a Futurecity (dedicada a proyectos y gestión culturales) imaginar la creación de una pieza de homenaje en Paddington Campus Central. La obra resultante de este comisariado, ideada por Artistas Visuales Unidos (UVA), en colaboración con el poeta británico Nick Drake, es una imponente instalación que abarca el ancho del pasaje peatonal bajo Bishop’s Bridge Road, y no puede estar más íntimamente fusionada con el espíritu de Turing. Message from the Unseen World (Mensaje desde el Mundo Oculto) es una instalación permanente en la que los versos del poema de Drake interaccionan con textos de un artículo del propio Turing. Los textos son proyectados mediante luz interna de LED sobre una panel de aluminio oscuro con varios niveles de lectura diferentes. Utilizando un algoritmo, los textos son aleatoriamente alterados en su orden, creando mensajes nuevos de modo infinito a partir de los escritos originales. El propio algoritmo decide qué extractos muestra en cada momento, haciendo un guiño a las inteligencias artificiales que tanto estudió Turing, como si fuera esta una de sus criaturas. La obra es una verdadera celebración de su vida y trabajo, no solo por la parte de ingeniería que hace posible la visión final de los mensajes, sino porque estos se materializan con palabras de luz; una luz que, aunque fugaz y azarosa, va iluminando nuestros pasos.

Cada vez que he caminado por ese pasaje no he podido evitar detenerme y estremecerme con su lectura, siempre cambiante. Ante mí, la intermitencia de cada palabra alumbrándome frente a la vida. Esta es su justicia poética. Desde el silencio oculto que fue obligado a sufrir nos seguirá llegando el mensaje de Alan; otro mundo que se hace visible con los ojos de la verdad, y «el enigma del ser humano en sus infinitas configuraciones posibles».

MESSAGE FROM THE UNSEEN WORLD

(Nick Drake)

This is Alan speaking

to you who pass by this bridge

in the enchantment of time

under the echoing arch

over the mirror of water

on your way to work or home

and to other places in the infinity

held in the secret dream cave

of your mysterious minds

This is Alan speaking

through this interface with time and space

I am the ghost in the universal machine

the one I dreamed as I lay on the grass

that grew in the green of lost time

of a meadow in Grantchester alone

thinking about whoever I was in love with at the time

and the unchanging truth of numbers

in their beautiful equations

and the enigma of human beings

in their infinite possible configurations

[…]

Al habla, Alan,

a ti, que pasas por este puente

en el hechizo del tiempo,

bajo el arco resonante

sobre el espejo de agua,

de camino al trabajo o a casa,

y a otros lugares en el infinito

retenido en la cueva secreta de los sueños

de tus mentes misteriosas

Al habla, Alan,

a través de esta interfaz con el tiempo y el espacio.

Soy el fantasma en la máquina universal,

el que soñé mientras yacía en la hierba

que creció en el verde del tiempo perdido

de un prado en Grantchester, solo,

pensando en quienquiera que sea de quien estaba enamorado en ese momento,

y en la verdad inmutable de los números,

en sus hermosas ecuaciones,

y el enigma del ser humano

en sus infinitas configuraciones posibles

[…]*


*Traducción de la autora.

Rosa Cuadrado Salinas
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