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«Song of the Lonely Mountain» (B.S.O. «El Hobbit»)

La adaptación cinematográfica de El Hobbit de J. R. R. Tolkien pasa con justicia por ser uno de los mayores fiascos artísticos del cine palomitero reciente. Desde la quiebra de MGM y la subsiguiente espantada de Guillermo del Toro después de un año de pre-producción, hasta la apresurada toma de riendas de Peter Jackson, pasando por la calamitosa decisión del neozelandés de convertir un libro de apenas unos cientos de páginas en trilogía, todo parecía indicar que las andanzas en la gran pantalla de Bilbo Bolsón estaban abocadas a despeñarse por las grietas del Monte del Destino. Y así sucedió.

El resultado fueron tres películas (¡tres!) que carecían del espíritu liviano y aventurero del original literario, que estaban alargadas antinaturalmente y que padecían de una saturación de CGI capaz de deleitar los sueños húmedos de George Lucas. Pocas cosas parecen salvables de entre las andanzas de aquellos enanos salidos de la Super Pop (guapos, delgados y… ¡altos!), sus amigos elfos importados de Matrix y aquel orco-terminator con cabeza de tumor. Sin embargo, hay que reconocer que Martin Freeman redime a su Bilbo dotándolo de una gracia puramente británica; Ian McKellen no falla en la reencarnación de su siempre majestuoso Gandalf; la cavernosa y profunda interpretación vocal de Benedict Cumberbatch va a juego con el carismático espíritu digital del dragón Smaug; y, cómo no, Howard Shore estuvo a su propia altura para enmarcar musicalmente la vuelta cinematográfica a la Tierra Media. Precisamente, dentro de la banda sonora de la primera película, El hobbit: Un viaje inesperado (2012), encontramos una joya que, si bien no forma parte directamente de la partitura de Shore, sí que comparte el mismo espíritu musical bajo la forma convencional de una canción pop. Hablamos de Song of the Lonely Mountain, de Neil Finn.

El otrora líder, vocalista y compositor de Crowded House, volvía a la primera plana internacional componiendo un tema pensado en inicio para ser cantado por los propios enanos en la película. No obstante, Peter Jackson lo convencería para que fuese el telón musical que acompañase los títulos de crédito, pero su melodía sería utilizada en la escena en la que la Compañía de Thorin entona en Bolsón Cerrado una antigua canción sobre las Montañas Nubladas (The Misty Mountains Cold), y estaría también presente en momentos importantes del film a modo de épico leitmotiv bajo la batuta de Shore.

El texto de Finn es una adaptación del poema Far Over the Misty Mountains Cold, que aparece en «Una tertulia inesperada», el primer capítulo de El Hobbit. En él, los enanos invocan el espíritu aventurero que ha de guiar sus pasos en la misión que están a punto de poner en marcha: la de llegar hasta Erebor, la Montaña Solitaria, y recuperar el antiguo tesoro y reino enano custodiado por el dragón Smaug. Tanto la letra original como la adaptada nos retrotaen a las esencias narrativas de la fantasía épica (el manual de Dungeons & Dragons parece sacado directamente de aquí), y están impregnados de la melancolía propia de la empresa de los protagonistas, preñada de peligros y motivada por la venganza y la añoranza. Musicalmente, la canción atrapa con acierto ese sentimiento nostálgico con la sonoridad celta que caracterizó a la primera trilogía, y alimenta su espíritu heroico con un pegadizo y solemne estribillo coral, a lo que ayuda también unos arreglos orquestales que incluyen un pretendido «sonido de yunques» (sic) con el que enanizar el tema.

Song of the Lonely Mountain conectaba con esa tradición que puso en marcha Peter Jackson con La comunidad del anillo (2001), cuando le dio el protagonismo publicitario musical a temas pop (May It Be, de Enya), y que continuaría durante la primera trilogía (Gollum´s Song, de Emilíana Torrini; Into the West, de Annie Lennox) y también tras el inicio de la segunda (I See Fire, de Ed Sheeran; The Last Goodbye, de Billy Boyd). Puede que el director neozelandés, como el señor Bilbo Bolsón durante un momento determinado de la novela, hubiese perdido a sus enanos, a su mago y a su camino, pero la canción de Neil Finn, empapada del carácter y naturaleza del hobbit, ha quedado como un pequeño gran descubrimiento al comienzo de la aventura.

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