Seriéfilo: febrero de 2021
Este mes he tenido que hacer un verdadero trabajo de ingeniería para comprimir tantas series en un mes tan corto; aun así creo que, aunque apretadas, he conseguido reunir suficiente material para no salir de casa en una buena temporada y no echar en falta desplazamientos a municipios cercanos, que seguro que están prohibidos (da igual el punto de España desde el que leas esto). Vamos con lo mejor (y algo de lo peor) de las series de febrero.
Lo más destacado del mes, tanto por trayectoria como por relevancia dentro del género, es la quinta temporada de The Expanse (Prime Video) la space opera que despegaba en el canal Syfy allá por el 2015 y va camino de convertirse en una de las mejores sagas de ciencia ficción del mundo televisivo. El proyecto tuvo un punto de inflexión en su tercera temporada, en la que terminaba un arco narrativo importante, y en el que sus creadores supieron apoyar las nuevas aventuras de los tripulantes de la nave espacial Rocinante. La quinta temporada no baja el listón y deja todas las piezas posicionadas para la que promete ser la gran traca final en la sexta y última temporada.
Tener a los protagonistas desperdigados por distintos puntos del espacio contribuye al discurrir fluido de los diez capítulos, necesariamente subdivididos en varias historias. Esto permite intercalar tramas más pausadas y otras repletas de tensión e intriga, consiguiendo que todas aporten matices al conjunto de la serie. En esta quinta temporada conocemos mucha información sobre el pasado de los protagonistas, principalmente de Amos y Naomi, lo que produce momentos de gran carga emocional. La acción, como siempre, bastante lograda y, de regalo, una trama de espionaje y tensión diplomática entre diversas facciones. Un producto completo.
También vuelve la adaptación de otra novela de Stephen King, en este caso de la profética The Stand (Apocalipsis) que podemos ver en la plataforma de Starzplay. Dejando el terror en un segundo plano, la serie nos pone en una situación, digamos, bastante familiar: la de una pandemia de supergripe que se ha llevado por delante a buena parte de la población mundial. Los pocos supervivientes que quedan deberán elegir bando: el del bien, representado por la anciana Madre Abigail, y el mal, comandado por un misterioso Randall Flagg.
Si bien es cierto que, al principio de la serie, los saltos temporales son algo confusos, a partir del segundo capítulo, cuando comprendemos lo que ha ocurrido y lo que nos quieren contar, se vuelven más naturales, logrando dar ritmo y contexto a la historia. Por lo demás, buena producción, buenos personajes y un excelente Alexander Skarsgard interpretando al supervillano. En definitiva, una buena serie que quizá no está a la altura de otras adaptaciones del genio del terror, pero que sí raya a buen nivel.
A medio camino se queda, en cambio, Your Honor (Showtime), que mezcla una excelente idea inicial y dos personajes interesantes, el juez Michael Desiato y el mafioso Jimmy Baxter, con algunos elementos que no acaban de funcionar. Concretamente, todos los demás. La premisa inicial es interesante: el hijo de un juez atropella y mata accidentalmente a otro joven. Su padre, magistralmente interpretado por Bryan Cranston, le insta a que se entregue a la policía, pero todo cambia repentinamente cuando averiguan que el joven al que ha matado era el hijo de un mafioso local. Temiendo por la seguridad de su hijo, Desiato hará todo lo posible para encubrirle.
Seguir los pasos de un juez honrado, que conoce todos los mecanismos de la justicia, en su intento por encubrir el crimen de su hijo resulta a priori interesante. Permite, además, que en el otro lado de la moneda el capo de la mafia, también bien interpretado por Michael Stuhlbarg, presione a la policía para que descubran al asesino de su hijo. Sin embargo, el desarrollo es demasiado lento y el comportamiento del homicida resulta errático y poco creíble. Este talón de Aquiles, encarnado además en la actuación menos inspirada de la serie, da al traste con las buenas expectativas de una producción que, finalmente, solo interesará a los fans más acérrimos de aquel que dio vida a Walter White y que, aquí, vuelve a dar una master class de interpretación.
Cambiando al género de espionaje, Apple Tv nos trae Teherán, un thriller con ritmo y tensión que cuenta el conflicto entre Israelí e Irán a través de una espía del Mossad que se queda atrapada en la capital persa. Con una ambientación soberbia, solo encontramos algunos fallos en un guion demasiado centrado en mantener la tensión en todo momento y que, en ocasiones, recurre a ciertos giros argumentales cuestionables.
Otra serie del mismo género y que resulta sobresaliente es la finlandesa Shadow Lines (Sundance TV), una producción que contiene el aroma clásico de las películas de espías. Shadow Lines nos lleva al Helsinki de los años 50 en los inicios de la Guerra Fría, a uno de tantos lugares en los que los agentes de la CIA y el KGB intentaban influir en la política local por todos sus medios. A la vez, el servicio secreto finlandés trata de conseguir lo mejor para su país, lidiando con los deseos y presiones de soviéticos y yankees. El guion es muy sólido y nos mantiene en vilo durante todo el metraje dosificando el empleo de los ingredientes típicos del género: la desconfianza, la traición, los agentes dobles, los planes cruzados, decisiones difíciles como único medio de alcanzar un bien mayor. Todo envuelto en una recreación muy lograda del Helsinki de la postguerra y con unas buenas interpretaciones que completan una serie imprescindible para quienes disfruten de las buenas historias de espías.
Sin salir completamente del género, desde Luxemburgo llega a la plataforma de Netflix la modesta Capitani. Una serie que, en este caso, solo destaca por lo exótico de su procedencia: seguimos una investigación sobre la muerte de una adolescente convencional en una pequeña localidad de la zona. El guion no está demasiado inspirado y tampoco encontraremos personajes que dejen huella. La historia solo es capaz de avanzar a trompicones y, cada vez que encuentra un obstáculo, reclama la presencia de un deus ex machina. Es decir, las cosas pasan por que sí y el detective al cargo siempre va un paso por detrás. Al espectador le queda la impresión de que el crimen se podría haber resuelto solo aunque la policía se quedase sentada en una silla, comiendo bollos y rosquillas viendo su propia serie.
Por supuesto, en un mes repleto de historias de espías y detectives, debíamos hacer una parada en el país de Sherlock Holmes: los ingleses rara vez fallan al acercarse al género y, esta vez, han vuelto a acertar con Cormoran Strike (BBC One), una producción que en España podemos disfrutar a través de la plataforma de HBO. Esta producción adapta los libros escritos por J.K. Rowling bajo el pseudónimo de Robert Galbraith y dentro del género de la novela negra clásica, pero traída hasta la actualidad. Presenta casos pintorescos y enrevesados, difíciles de descifrar hasta el último momento, cuyo principal motor es la relación que se establece entre el detective protagonista y su ayudante Robin, cuyos pasados vamos desentrañando a medida que ambos resuelven crímenes.
Para terminar, no querría dejar de posar la mirada en la nueva serie del creador de Dark, que ha estrenado en Netflix un producto más sencillo y que nos ahorrará muchos dolores de cabeza. Tribus de Europa sigue siendo una historia muy grande, nos hace sentir algo atropellados al contarnos demasiadas cosas en tan solo seis capítulos. A pesar de las prisas, esta primera temporada parece una mera introducción de lo que está por venir, sentando las bases de una aventura más épica todavía por desarrollar. Aunque en ciertos sentidos puede recordar a una amalgama de series apocalípticas como, Revolution (NBC) o las más actuales Into the Badlands (AMC) o Los 100 (The CW), trasladar la historia al imaginario europeo le da un toque distintivo que invita a la esperanza. Como digo, estos primeros capítulos solo nos ofrecen unas pequeñas pinceladas de lo que esta serie puede llegar. De momento, es demasiado pronto para emitir un veredicto tajante.
Pocas series más caben en un mes tan pequeño. Prometo volver con más munición seriéfila para que las vacaciones de Semana Santa las podáis pasar en el sofá de casa, sin necesidad de ir de vacaciones a ningún sitio. Ayudando a prevenir la cuarta ola y desagradables encuentros sociales. Para que luego digan de las series. ¡Arriba las mascarillas!