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Cine y TV

Seriéfilo: febrero de 2025

Después de un trepidante mes de enero, tocó recuperar aliento durante 28 días para poder volver a retomar el ritmo endiablado de estrenos potentes en marzo. Febrero es mes de asueto, de pocas sorpresas y escasas expectativas, pero, aun así, nos deleita con la calidad de otros tiempos: series más reposadas y con menos artificios; sin duda, buen material.

Un claro ejemplo de esto es la segunda temporada de Los hombres del SAS (HBO Max / Movistar+), que recupera el esplendor del cine bélico más clásico y cínico con el aroma a cintas como Los violentos de Kelly (Brian G. Hutton, 1970), Los doce del patíbulo (Robert Aldrich, 1967) o la más reciente, aunque ya con su cuarto de siglo a sus espaldas, Tres reyes (David O. Russell, 1999). En esta serie, del creador de Peaky Blinders, seguimos la historia de la Segunda Guerra Mundial a través de la visión canalla de los inadaptados componentes de las fuerzas especiales del ejército británico, la Special Air Service, capitaneada por el anárquico e impredecible irlandés Paddy Mayne; esta vez, cambiando el desierto por el frente italiano, punta de lanza del ejercito aliado en la liberación de Sicilia. No hay forma más acertada de representar la locura e irracionalidad de la guerra que a través de un grupo de inconscientes e insensatos que ponen su vida en juego con cada operación que les es encomendada sin hacer preguntas. Lo mejor de Los hombres del SAS sigue siendo el mensaje antibelicista que transmite, pues no deja que nos engorilemos en la locura de la violencia ni trata de romantizar el frenesí de la batalla. Para ello, pasamos de la visión más lúdica y cinematográfica de la guerra (que también la representa muy bien), a esos rincones oscuros que no gusta tanto mostrar y que no son tan épicos, como tener que dejar morir a compañeros por órdenes directas del mando superior o asistir a la muerte de niños inocentes como daños colaterales. El tono de la serie, siempre sarcástico y macarra, ayuda a mantener ese visión nihilista y descreída de la guerra en la que, al menos, podemos comprobar como hubo un tiempo, no muy lejano, en el que gran parte del mundo estaba de acuerdo en que al fascismo no se le discute, se le combate.

Sin abandonar el contexto bélico, tenemos otra serie basada en hechos reales que no llegaron tan lejos como una guerra mundial, aunque casi provocan un conflicto nuclear entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética: Whiskey on the Rocks (Disney+), sátira que narra la concatenación de incompetencias (aunque también podrían llamarse estupideces) llevadas a cabo en plena Guerra fría que provocaron que un submarino nuclear soviético encallase en costas suecas, así como las conversaciones a tres bandas entre el primer ministro sueco, Thorbjörn Fälldin, el actor metido a presidente Ronald Reagan, y un desgastado y muy envejecido Leonid Brézhnev.

Y para momentos de paz siempre nos quedarán los espías, que es lo que nos trae La agencia (SkyShowtime / Movistar+). En ella, Michael Fassbender interpreta a un agente experimentado de la CIA que vuelve a su puesto en Londres tras seis años de operación encubierta utilizando otra identidad. Al hecho de que al protagonista le cuesta abandonar dicha identidad se le suma el secuestro de un agente encubierto con información sensible sobre operaciones en territorio ruso, así como el entrenamiento de una nueva agente que intentan infiltrar en Irán. Estas tres tramas, sobre todo las dos primeras, irán creciendo y enredándose hasta llevarnos a un punto de tensión máxima que nos mantendrá pegados a la pantalla. Claramente de menos a más, la serie engancha poco a poco hasta que, sin saber bien cómo, termina y nos deja con ganas de continuación. Por suerte, ya ha sido renovada para una segunda temporada y, aunque no llega al nivel de la superlativa El chacal (que se puede ver en las mismas plataformas), es una buena sustituta para superar el mono de thriller de espionaje.

Volviendo a situaciones mas mundanas encontramos Rebus (Movistar+), las peripecias de un detective escoces con métodos poco ortodoxos (que bordean el lado oscuro de la ley) pero siempre con buenas intenciones. En esta ocasión se enfrentará a un caso complicado con mafiosos de medio pelo (porque según sus propias palabras, «no hay mafiosos de verdad en Edimburgo»), que salpica a su hermano, militar retirado que se siente ninguneado tras haber servido a su país con honores. Esta serie no inventa nada, ni sorprende: todo lo que ocurre provoca una sensación de deja vú a otras títulos vistos de detectives, pero es sólida en su planteamiento y muy entretenida.

Sin dejar las fuerzas de orden público, la curiosidad del mes podría ser la italiana Desorden público (Netflix), serie basada en el libro de Carlo Bonini ACAB. All Cops Are Bastards, escritor que ya tiene otra obra suya adaptada a la pequeña pantalla, la notable Suburra (Netflix), y que en esta ocasión cambia el crimen organizado de los alrededores de Roma por una unidad de antidisturbios. La posible comparación con la sobresaliente serie española de Sorogoyen se acaba aquí, pues aquella gozaba de era mucho más compleja y estaba mejor dirigida. Desorden público, girando en torno a la brutalidad policial, está más enfocada a la acción directa, lo que se traduce en un gran dinamismo que, ayudado por su corta duración, la convierte en pasto perfecto de maratón seriéfilo.

La sensación agridulce del mes es la que deja la despedida de Cobra Kai (Netflix) tras su sexta temporada. La secuela catódica que de forma brillante había conseguido poner patas arriba la trilogía Karate Kid (John G. Avildsen, 1984) cambiando las tonas y mostrando como héroe incomprendido al otrora antagonista de Daniel LaRusso, Johnny Lawrence, ha ido exprimiendo hasta la última gota cualquier resquicio de nostalgia ochentera; lo que incluye la incorporación de todos los personajes que tuviesen un mínimo papel en las películas originales. Así, a fuerza de puro fan service ochentero, ha ido decayendo acompañada de giros de guion inverosímiles que intentaban insuflar a una trama que no daba para más. Original y divertida en su momento, está claro que Johnny Lawrence no puede hacerlo todo él solo.

Y para terminar, English Teacher, comedia ligera que nos devuelve al típico instituto americano, pero, esta vez, dejando de lado a los estudiantes para centrarse en el día a día de un profesor de lengua inglesa, abiertamente gay, en Texas, uno de los estados mas conservadores de los Estados Unidos. Sí, hay un episodio dedicado a las armas de fuego y no, la serie no llega al nivel de Colegio Abbott (Disney+), pero es una buena opción para pasar de primaria a secundaria.

Y hasta aquí llega el mes de descanso, preparados para retomar marzo con mucha más fuerza. Porque este año apunta a ser un no parar, y ya el próximo mes (no quiero hacer mucho spoiler) nos llega la segunda temporada de una de las sensaciones del 2022, Separación (AppleTV+). Ni un mes sin su serie mítica.

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