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El seriéfilo: mayo de 2018

Vuelta a la rutina después del mes de asueto para afrontar un mayo complicado y caótico. Se cruzan al galope series que exprimen sus últimos capítulos y otras que apuran las fechas para el estreno antes de que el verano se les eche encima. A la expresión «to be continued» le sucede la esperanzadora «érase una vez»; adioses y despedidas de unos personajes que merecen un descanso dan paso a otros que se desvanecerán con la llegada del estío. Es el transcurrir del río de la vida seriéfila.

Este mes comenzamos con una aventura de época, de esas que se merecerían un gran presupuesto, pero que se mantienen a flote con unas pocas monedas. The Terror (AMC) revierte las historias colonizadoras y futuristas del espacio exterior y nos lleva a su equivalente de mediados del siglo XIX: aquí los protagonistas son unos exploradores ingleses que tratan de encontrar el paso del noroeste en el Ártico. Dos barcos de exploración de la Armada Real Británica, el HMS Erebus y el HMS Terror, quedan atrapados en el hielo y la tripulación tendrá que sobrevivir tanto a las duras condiciones climatológicas como a la incomunicación, soledad e incertidumbre de un paraje hostil y desconocido. La historia está basada en el best-seller del mismo nombre escrito por Dan Simmons. A pesar del título, no encontraremos aquí una serie de terror o miedo, sino más bien sobre el desasosiego de una tripulación muy numerosa que se enfrenta a la fuerza letal de la naturaleza. Si bien las interpretaciones son exquisitas y la historia es absorbente, la serie pide a gritos un mayor presupuesto, pues los escenarios y las escenas CGI dan al traste con cualquier sensación de verosimilitud. La producción nos deja el regusto amargo de haber disfrutado una historia madura con envoltorio de papel de mercadillo y queda la duda de saber qué hubiese ocurrido si los productores hubiesen decidido suprimir algunos momentos de CGI que cantan por soleares. Quizá deberían haber tratado de sugerir más que mostrar. Ya se sabe que no hay mayor miedo que el que somos capaces de imaginar.

Son esas historias futuristas del espacio exterior las que ofrece, en distintos tonos, el trío de ases que hace ya cuatro años estrenó el canal SyFy y que tan bien estaban funcionando. Por desgracia, Dark Matter, la primera en caer, se cancelaba tras su tercera temporada, dejando muchos cabos sueltos. El mismo camino llevaba la serie que nos ocupa, The Expanse, pues a la vez que se emitía su tercera temporada durante este mes de mayo, la cadena SyFy aprovechaba para anunciar su cancelación. Por suerte, Amazon Video, en plena expansión, se ha hecho cargo de su renovación. Es cierto que a estas alturas de temporada, la serie aún está en emisión, la sensación de final grandilocuente se ha expandido por todos los rincones. La historia ha ido creciendo desde el misterioso encargo inicial de encontrar a una persona desaparecida hasta un enfrentamiento intergaláctico a tres bandas y de máxima envergadura, con nuestros protagonistas y su nave, Rocinante, en el centro del meollo. Es justo en este punto donde la serie se resiente, al igual que en caso de The Terror, por la escasez de presupuesto, ya que las grandes batallas galácticas, así como las escenas de los exteriores espaciales, echan de menos unos buenos efectos digitales. La producción brilló más cuando la trama estaba más contenida, pero aun así y después del largo camino que hemos recorrido junto a Holden y su tripulación, estas escenas son un mal menor que no impiden que disfrutemos de una de las mejores series de ciencia ficción de la actualidad. Irónicamente, lo hacíamos mientras, hasta hace tan solo unos días, estaba al borde de la cancelación.

Toca en este momento rendir un sentido homenaje a otra veterana que nos deja. Una de esas series de calidad suprema, siempre alternando entre el notable y el sobresaliente, sin ningún desliz, sin ninguna sospecha de engaño. The Americans (FX) nos abandona tras seis temporadas magníficas y nos deja tras ella un estudio perfecto sobre cómo filmar una buena serie de espías. El final coincide, cómo no, con el desenlace de la Guerra Fría a principios de los años 90, cuando un grupo de la KGB trata de dar un golpe de Estado ante la aparente apertura al capitalismo del presidente Gorbachov. Broche de oro a una serie que repasa como ninguna otra todos los acontecimientos políticos acaecidos durante los años 80; todas las tensiones entre la URSS y EEUU, incrustándolas de forma magistral en el mundo de ficción de la pareja de espías formada por Philip y Elizabeth Jennings. Una serie que todo amante de la historia contemporánea y del cine de espías no debe dejar pasar.

Sin abandonar el mundo de los espías, pero con un tono mucho más desenfrenado, tenemos la inglesa Killing Eve (BBC America), que recuerda el Patriot de Amazon al reproducir el esquema de historia seria de espionaje en la que un pequeño equipo del Mi5 trata de detener a una asesina psicópata, pero adornando la historia con las personalidades extremas de los personajes principales para provocar constantemente situaciones cómicas que rompen el dramatismo de la serie. Un esquema que, sorprendentemente, funciona y deja muy buen sabor de boca.

Para el final he reservado los dos grandes regresos del mes. La dos series que triunfaron con sus estrenos el año pasado y cuyo regreso se esperaba con ansias. Veamos qué nos han deparado.

Por un lado, la gran triunfadora de los últimos Globos de Oro y de los premios Emmy, The Handmaid’s Tale (Hulu), vuelve para intentar estar a la altura de las altísimas expectativas creadas.  El resultado es variable: si bien la historia se simplifica y no muestra la complejidad moral de su primera temporada, mantiene, si no aumenta, la enfermiza obsesión por el cuidado de la fotografía, creando para cada plano y cada escena una auténtica obra de arte. Aunque su belleza y mimo visual son suficiente motivo para ver la serie, nos encontramos con que la simplificación de la historia consigue dotar de un ritmo mucho más llevadero cada capítulo, resolviendo así uno de los talones de Aquiles de su primera temporada: por la complejidad de su planteamiento, se hacía algo pesada en algunos tramos.

Menos laureada que la producción de Hulu, Westworld (HBO) fue muy bien recibida por la crítica debido a su milimétrico guion, ajustado para desconcertar y sorprender al espectador cuando menos se lo espera; también por el gran despliegue en su producción y su alto contenido filosófico. Si bien la primera temporada fue planteada como un laberinto (se subtituló The Maze), esta segunda temporada (The Door) presenta un esquema más lineal y menos tramposo, con más acción y menos acertijos. No obstante, mantiene en el aire las cuestiones que aparecían en su primera temporada y son, en realidad, revisión de todas aquellas preguntas que planteaba Blade Runner (Ridley Scott, 1982) allá por los años 80, sobre la esencia última de la humanidad.

Por último, para terminar el mes tengo que hacer referencia al curioso caso de Into the Badlands (AMC), la serie de acción creada para suplir el vacío de testosterona dejado por Banshee (Cinemax) y que ha estrenado recientemente su tercera temporada. Y digo curioso porque, a pesar de contar como dije en su momento con una premisa interesante, no ha atinado en ninguna otra cosa: ni el guion, que es torpe; ni en el estilismo, que es hortera; ni siquiera las interpretaciones, a pesar de mejorar en su segunda temporada con el fichaje de Nick Frost, que se come al resto de actores en cada escena. Sin embargo, no solo estrena su tercera temporada, sino que ha ido ampliando en cada una de ellas el número de episodios: de seis pasó a diez y de diez a los dieciséis de los que consta esta nueva temporada. A pesar de ello, el único aliciente reseñable que presenta son las coreografías de sus características peleas de artes marciales con cables, el verdadero núcleo de la serie, siendo la historia una mera excusa para hilvanar luchas de todo tipo. Y aun así, sin ser un experto en el género, tampoco destacan por una excesiva espectacularidad.

Quizá ahora mismo tenéis esa incómoda sensación de que os falta algo, pero no sabéis exactamente qué. No sufráis, es lo que se siente al leer un artículo entero sobre series en la que no hay ninguna referencia a la todopoderosa Netflix. Un mes de absentismo debería ser suficiente, así que en la próxima entrega acudiremos puntuales a nuestra cita con el canal con un puñado de series bajo el brazo. No faltarán 13 razones por qué, The rain o Safe… No os lo podéis perder.

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Un comentario

  1. Discrepo con la opinión del Seriéfilo respecto a The Terror y su falta de presupuesto. Yo creo
    que tiene un diseño de producción suficientemente efectivo. Es más, los escenarios desprenden un lirismo y una melancolía que parecen sacados de un cuadro de Friedrich.
    Evidentementearán, nunca sobrarían ecus en una propuesta audiovisual, pero la historia se sustenta en el drama humano. En ese sentido, es impecable. Vale, el CGI de «eso que ya sabemos» podía ser mejorable, pero aún así es más que digno, y en mi caso no me ha sacado para nada de la historia.

    ¡Un saludo!

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