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El Seriéfilo

Seriéfilo: mayo de 2022

Nos acercamos a mitad de año y tengo la sensación de que no paro de despedir series que nos dejan para siempre. 2022 no va a ser solo el año de las grandes expectativas seriéfilas, sino también el de los grandes adioses. Curiosa mezcla que ha cumplido escrupulosamente el mes de mayo: primavera de tristes despedidas y alegres estrenos. Vamos a por ello.

Empezamos con una despedida a medias, el principio del final, o lo que es lo mismo, la primera parte de la última temporada de Better Call Saul (AMC). El spin off de la mítica y laureada Breaking Bad (AMC) va camino de igualar, sino superar, a su hermana mayor. El nivel de estos primeros siete capítulos que anticipan el final de la serie está siendo exquisito, tanto en cuanto a la historia como en el desarrollo final de los personajes. Además, se da la paradoja de que, al situar la acción justo antes de la aparición del ínclito Walter White, los espectadores sabemos qué va a pasar: quién va a vivir, quién va a morir… Por ello, los guionistas han decidido esmerarse más bien en el cómo. Y lo están bordando. Han creado una historia impecable y sin fisuras que enriquece aún más el universo original, especialmente con personajes como Kim Wexler o Lalo Salamanca, que son imprescindibles aquí pero que desaparecerán sin dejar rastro en la predecesora.

Habrá que esperar un par de meses para ver el desenlace. Mientras tanto, rebajemos un poco las expectativas: no hay que confiarse con estos finales a medias. También parecía que Ozark (Netflix) se encaminaba hacia el final apoteósico que la familia Byrde merecía, pero, por desgracia, la recta final de la producción sufre un bajón considerable. La serie sigue siendo de notable alto, pero echa el freno de mano en los capítulos finales; se toman varias decisiones de guion discutibles y, en el episodio final, los personajes no son coherentes con el desarrollo que siguieron en las últimas temporadas. Una conclusión que nos deja bastante fríos y ensombrece justo en su recta final una serie que, a pesar de todo, seguiré recomendando encarecidamente.

La que no parece fallar nunca, a pesar de la polémica suscitada por la gran duración de sus capítulos, es Stranger Things (Netflix), que vuelve arrasando tras tres años en el olvido. El homenaje a las películas de aventuras adolescentes de los 80 con algunos toques de terror sigue funcionando a las mil maravillas; independientemente de la duración, el ritmo de la serie es tan sólido que al espectador no se le pasa por la cabeza desviar la mirada para mirar el reloj. En esta ocasión, el grupo se divide generando hasta cuatro tramas diferentes que confluyen justo al final para ponernos los dientes largos hasta regreso de la serie, con nuevos episodios, ya en pleno verano. Resulta muy interesante la forma en la que se exploran los orígenes de Eleven ampliando la información que hasta ahora había quedado oculta al otro lado de la moneda; también el empleo de temas secundarios de la anterior temporada que, en esta ocasión, dan consistencia al conjunto. Hay que reconocerlo: el buque insignia de Netflix sigue siendo un prodigio para el entretenimiento.

Otra que parece tenerle cogido el pulso a las series, al menos con el universo Marvel, es Disney. Siguiendo una estrategia ya testada, la producción vuelve a escoger un personaje de segunda fila para hacerlo brillar. Caballero Luna (Disney+) bebe del cine de aventuras tipo La momia (Stephen Sommers, 1999) y mezcla el brebaje con enfermedades mentales y una vis cómica que ya se ha convertido en seña de identidad de la franquicia superheroica. Si a esto le unimos un inspiradísimo Oscar Isaac en el papel protagonista, un buen Ethan Hawke como antagonista y la sorpresa de May Calawamy con el personajazo de Layla, obtenemos una serie de mucha acción, con buena historia y tremendamente entretenida. Está más que confirmando: los superhéroes de Marvel han venido a la tele para quedarse.

Y vamos ahora con otra despedida, aunque solo sea para hacerlas un poco más llevaderas. This Is Us (NBC), probablemente uno de los mejores dramas de los últimos tiempos, toca a su fin tras cinco emotivas temporadas. Aunque, visto en perspectiva, ciento seis capítulos puedan parecer demasiados para contar las vicisitudes de la familia Pearson, si se baja al detalle comprobamos que cada capítulo es una pequeña obra de arte: están tan bien producidos, tienen un guion tan fino y enhebran todas las tramas de tal forma que no se puede decir que le sobre ni un minuto de metraje. En esta última temporada predomina la melancolía y, en muchos capítulos, se nos escapará alguna lágrima furtiva; no obstante, hay que recordar que la serie ha tocado todos los registros emotivos posibles. No solo de la tristeza ha vivido This Is Us, aunque este sea el último recuerdo que nos quedará de la serie. Está bien, porque un pedacito de nuestro corazón se va con ella.

Pero, mientras unas se van, otras vienen. Es ley de vida y, por suerte, muchos estrenos están siendo de mucha calidad. Por un lado, tenemos un drama deportivo, Tiempo de ganar (HBOMax), que nos cuenta la historia de Los Ángeles Lakers en la década de los 80; concretamente, desde que el inclasificable Dr. Buss toma las riendas del equipo y revoluciona tanto el equipo como la liga firmando al rookie Earving Magic Johnson. El jugador que cambió la forma de entender el baloncesto y convirtió la NBA en un espectáculo. La historia es bastante fiel a la historia real y, la trama, muy detallada. Aun así, el tono cómico y socarrón del Dr. Buss en su papel de narrador anárquico, rompiendo la cuarta pared siempre que le apetece, consigue darle al conjunto un aire fresco y divertido. Imprescindible para todo amante del deporte, más todavía para los del baloncesto y la NBA.

El otro estreno del mes es algo más solemne: Tokyo Vice (HBOMax) nos lleva al Japón de los 90, donde la Yakuza lo controla todo, estableciendo una ley del silencio sobre sus actividades. Es aquí donde nuestro protagonista, un periodista americano que trabaja para un periódico local, investiga un caso que le llevará a tratar tanto con la policía como con los clanes mafiosos, creando un triángulo suspendido en un difícil equilibrio. Thriller de suspense cocinado a fuego lento, con acción contenida y tensión siempre presente que nos recuerda al cine de acción más artesanal de otras épocas y que empasta muy bien con la parte de la cultura japonesa que la producción nos quiere mostrar. Lo peor es el final abrupto de la temporada, que pide una segunda entrega a gritos… aunque todavía no tenemos noticias de ella.

Algo más veterana es Love Death + Robots (Netflix), que este mes sorprende con su tercera temporada. Como siempre, la producción presume de la vanguardia de la animación en una serie de cortos que nunca superan los veinte minutos. Las distintas historias llamarán más o menos la atención del espectador dependiendo de su gusto personal, pero lo que nunca defrauda es el aspecto visual de la serie. Cada pieza es una verdadera obra de arte. Por destacar algo más concreto, señalar que en esta temporada encontramos la primera incursión del director David Fincher en el campo de la animación con Mal viaje que es, probablemente, el mejor de los nueve cortos que conforman este tercer volumen.

Justo antes de pasar a comentar la última despedida del mes, me permito la licencia de recomendar un western solo apto para los muy cafeteros. That Dirty Black Bag (AMC+) es un homenaje al spaghetti western rodado en el desierto de Tabernas (Almería). Con un pequeño componente místico y una pizca de steam punk, la serie toma todos los tópicos del género, los mastica y nos los escupe en la cara. Lejano Oeste sucio, violento y desalmado. Spaghetti western de serie B y sin complejos.

Y ahora sí, vamos a terminar con una comedia que también se despide para siempre. Derry Girls (Channel 4) se van demasiado pronto, tras solo tres temporadas y diecinueve capítulos. Nos dice adiós una de las comedias más surrealistas, alocadas y entrañables de los últimos años, y lo hace con un final redondo a nivel personajes: los despedimos cumpliendo dieciocho años y poniendo fin a una adolescencia loca, mientras la década de los 90 toca a su fin con el Acuerdo de Viernes Santo que cerraba el conflicto armado norirlandés. Una joya de la comedia que, además, tocará la patata a todos aquellos que vivieron su adolescencia en aquella época mágica.

Hasta aquí un mes más de bienvenidas y despedidas que nos lleva de la mano hasta el comienzo de la temporada estival. ¿Seguirán cayendo achicharradas tantas producciones o se parará la sangría? ¿Llegarán más series top y de calidad a nuestra parrilla? Todas esas respuestas y alguna más aquí mismo, dentro de un mes. ¡No faltéis!

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