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Cinefórum CCCLXII: «Maestro»

Si algo nos enseñan las dos películas que enlazamos esta semana es el alto precio que, en ocasiones, se paga por estar bajo la órbita de algo más grande que nosotros mismos. Ya sea un arrollador político que, entre la ambición y la inseguridad roza la esquizofrenia (L´exercice de L´Etat), o un titán del arte, un ídolo de masas cuyo amor es parcialmente correspondido.

Porque efectivamente, Maestro (Bradley Cooper, 2023) no va sobre Leonard Bernstein, o al menos no va sobre todo lo que significó el director de Massachusetts a nivel artístico y su relevancia en el panorama musical occidental. La cinta se centra en la relación romántica con su esposa, Felicia Montealegre, convirtiendo el biopic que todos esperábamos en un drama romántico.

Y no me entiendan mal, porque como drama romántico, Maestro no está nada mal. El trabajo actoral de Cooper y Carey Mulligan es absolutamente magistral, sobre todo, el de ella, que se come con su mirada la cámara y se convierte por momentos en la verdadera protagonista de la cinta. Ambos son indiscutiblemente los dos pilares sobre los que se asienta una película que de otra manera resulta irregular, aunque con momentos sumamente emotivos y brillantes, como la escena en que Bernstein dirige la 2ª sinfonía de Mahler y terminan la escena fusionándose en un beso que podría pasar a la historia del cine como una de las más bellas reconciliaciones amorosas.

Aunque en opinión de un servidor es Carey Mulligan quien brilla por encima del resto, es digno de mención el trabajo de Cooper; no solo gracias a la famosa prótesis nasal que apuntala el parecido físico con Bernstein, sino a su remarcable esfuerzo en emular la forma de dirigir y el entusiasmo con que se caracterizaban sus apariciones sobre el pódium  y que rozaban el éxtasis. Un esfuerzo que, por otro lado, no deja de rozar superficialmente y opacar, en cierto modo, la brillantez musical del personaje, su entendimiento de la música, su dominio del lenguaje sinfónico y del repertorio orquestal,  su amplitud de miras estilísticas y pedagógicas y su intensidad como artista.

Interesantes por su profundidad resultan algunas escenas en las que se tratan temas como el reconocimiento, el acceso a oportunidades, el talento, la suerte… o el género; u otras en las que se ahonda sin miramientos en el pesimismo, la futilidad y la tristeza de una vida contradictoria. Golpes de efecto que mantienen a flote un melodrama de personajes atrapados por sus sentimientos, sus aspiraciones y su sexualidad, en un momento y un lugar donde los armarios permanecían cerrados y las cajetillas de tabaco siempre a mano.

Con todo, el lienzo se ve enturbiado por una enigmática alternancia entre el blanco y negro y el color, y un exceso de intensidad que llegan a aburrir en algún momento. Si bien Maestro podría funcionar como un reloj si los personajes fueran ficticios y supiéramos lo que se va a ver, el mayor desatino de la película es engañar a los comensales con el menú. Una lástima que, a pesar de todo, será premiada.

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