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Cinefórum CCLIII: «Pero… ¿quién mató a Harry?»

Jubilosos y exultantes llegamos a este cinefórum en el que, tras una larga espera a causa de la pandemia,  los integrantes de LaSoga hemos vuelto a vernos las caras para ver una película. Para celebrar este reinicio, echamos mano, como hiciéramos en los orígenes de este ciclo, del inigualable Alfred Hitchcock.

Si la semana pasada veíamos en In the Earth como un bosque, en apariencia apacible, albergaba peligros escondidos y oscuros personajes, en esta ocasión nos trasladamos a la idílica foresta de Vermont para ver una comedia negra tan desconcertante como deliciosa.

Pero… ¿quién mató a Harry? o, como se tituló originalmente, The trouble with Harry, nos cuenta las vicisitudes de un heterogéneo grupo de personajes en torno a la misteriosa aparición de un cadáver (Harry) en medio del bosque.

Basada en la novela de Jack Trevor Story y adaptada a la pantalla por M. Hayes, The trouble with Harry es una comedia negra en la que el humor inglés se mezcla con unas interpretaciones un tanto hirsutas y un ritmo tan tranquilo como el escenario en que tiene lugar la trama. Estas coordenadas, en ocasiones cercanas al absurdo, generan una suerte de disfrute y desconcierto a partes iguales, por lo que el espectador no debe sino dejarse llevar, sin darle muchas vueltas a lo que se teje en la pantalla.

Aunque protagonizada por un gran elenco liderado por Edmund Gween y una debutante y cautivadora Shirley Mclein, el bosque y los bucólicos paisajes otoñales de Vermont captan nuestra atención desde el primer momento y se convierten en un ingrediente importante de esta historia donde lo que debería ser un thriller oscuro y siniestro es relajado y luminoso.

Quién mató a Harry

Bernard Herrmann, el compositor por excelencia de las películas de Hitchcock, firma una banda sonora que ya en los créditos nos adelanta la factura hitchcockiana y un afable tono, entre lo misterioso, lo intrascendente e incluso lo infantil.

Conocido es el esfuerzo que hubo desde el departamento de producción para reproducir en las secuencias rodadas en estudio los mismos colores y texturas que en los exteriores, llegando a transportar importantes cantidades de hojas naturales para recrear escenarios similares a los naturales bajo techo.

The trouble with Harry es, en resumen, un amable enredo que, si bien no produce carcajadas por doquier, sí hace gala de un ácido ingenio y maestría, tanto por sus diálogos, como por su dirección. Al final, Hitchcock nunca defrauda.

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