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El fascismo de Geert Wilders y las elecciones holandesas – 15 de marzo de 2017

Trece millones de holandeses eligen hoy a su gobierno. El candidato más votado puede ser Geert Wilders, del Partido por la Libertad. Propone lo que llama «desislamizar» Holanda: cerrar las fronteras, echar a refugiados y clausurar mezquitas. Y otros «noes ». Como salir de la Unión Europea o acabar con todas las subvenciones a la economía verde. También tiene propuestas en positivo: Wilders quiere regar con dinero a la policía y al ejército. Orden y progreso. El símbolo de su partido es una gaviota, ese animal tan del gusto de la derecha europea que evita mencionar que a los pájaros marinos lo que les gusta, en realidad, es alimentarse en vertederos. Wilders come en el basurero del miedo.

La que fuera alegre Holanda lleva años atemorizada por velos y coranes. La religión siempre ha sido importante en un país que acogió, por ejemplo, a los judíos que expulsaba la católica España. Como a la familia del filósofo Benito Espinosa. A Espinosa, un inmigrante en La Haya, le echaron de la sinagoga por desvelar los absurdos de La Biblia. Luego se dedicó a tallar lentes y a construir la obra filosófica más hermosa de la modernidad. La llamó Ética. Decía Espinosa que para aspirar a la libertad, entre otras cosas, había que desterrar el odio y el miedo. Y que Dios, por resumir, era un refugio de la ignorancia.

Wilders nunca cita a Espinosa pero sí al sionismo, que en su versión lejana repudió al sabio. La ultraderecha holandesa (nacida de la derecha, como todo el fascismo) también defiende a los afrikaners, los colonos en Sudáfrica que inventaron el apartheid que luego apoyó Israel y que hoy se practica en Tierra Santa. Esta xenofobia religiosa identifica las tablas de la ley con la libertad, entendida como liberalismo, que es una fase del capitalismo. Por eso Wilders tampoco quiere dar dinero a los partidos anticapitalistas. Son tan enemigos de Holanda como esos marroquíes que, dice él, son escoria. Esa que comen gaviotas y charranes.

Las gaviotas de Gijón graznan más en el vertedero de Serín que en la calle de la Merced, donde resiste la librería Paradiso. Allí también venden discos, y en la zona de vinilos tenían antiguamente una foto de un coffe-shop de Amsterdam llamado Paradiso. Unos pasos más allá, en los estantes, todavía se encuentra la Ética de Espinosa. A alguna gente debe gustarle al menos tenerlo en casa. Como llevarse un trozo del muro de Berlín o los restos de un barco hundido. La filosofía y la libertad se van haciendo reliquia en la sociedad envilecida. Como las librerías y los paraísos perdidos. O los marineros de Amsterdam que cantaba Brel. Esos que después de beber bien se sorbían los mocos en las estrellas.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.

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Víctor García Guerrero
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