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Arte y Letras

Suites Venecianas, Integral II: La desaparición de la historia por Warnauts y Raives

Es posible que el momento más crucial de una historia no sea otro que el nudo, ese momento nebuloso en el que uno ve discurrir la acción sin saber muy bien su finalidad. Conoces el punto de partida, puedes imaginarte en parte el destino, pero tienes que disfrutar del viaje; si no, todo está perdido. Esa sensación se agrava con los cómics europeos: es extraño saber que lo que lees no es más que parte de una construcción mayor que seguramente tardes años en vislumbrar. Y aún cuando la edición en tomos integrales reduzca esas inquietudes, nunca las borra del todo.

Los que disfrutamos del primer integral de estas Suites venecianas (Les suites Vénitiennes) sabemos perfectamente que el final era lo que suele considerarse como redondo para un primer ciclo. Las tramas más inmediatas quedaban cerradas, se prometía algo novedoso para el siguiente tramo del viaje y ya conocíamos a los personajes principales lo suficientemente para sentir una cercanía con los mismos. Sería muy sencillo haber continuado la historia de una manera convencional y dejar contento al lector ocasional, pero está claro que Éric Warnauts y Servais Raives no van a apostar por lo fácil si pueden tratar de estimular a su lector.

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Deconstruyendo la narración en el nudo

La lectura de este segundo integral de las Suites venecianas puede causar en el lector una continua sensación de extrañeza. Su narración parece sincopada, extraña, fruto de una mente febril que no para de perderse por las veredas más extrañas que puede encontrar en su trayecto y sumergirse en las fuentes más ignotas. Es tan desconcertante que llega a convertirse en cautivante mientras uno trata de descifrar lo que lee, de descubrir si realmente existe un mensaje oculto bajo lo que está leyendo.

Pagina Suites Venecianas 2 01En esencia lo que se nos cuenta es relativamente poco. La vida del protagonista, nuestro ya conocido Alessandro Beltrame, discurre por las colonias francesas sin tener nada demasiado parecido a una guía vital. Tan pronto es enviado de las autoridades de la metrópoli para recuperar a unos religiosos capturados en África que tiene que partir a la Isla de Guadalupe buscando a su antigua esclava, vendida en su ausencia por una traicionera amante. Mientras tanto, en Venecia, se suceden problemas que no parecen acabar de mostrarnos su verdadera importancia y existen retazos de la magia que ya aparecía en el primer tomo.

Leído así, podría parecer que Warnauts y Raives han perdido el control de su creación, sobre todo el guionista, pero merece la pena plantearse si realmente es así. ¿Y si Warnauts estuviese simplemente alargando su historia para poder hacer que esta nos muestre elementos que le resulten interesantes? ¿Estaría dispuesto a sacrificar la supuestamente sacrosanta coherencia interna de su narración a cambio de poder presentarnos a un personaje tan interesante como el de Muhamad Musa? ¿Acaso no merece la pena encontrarnos un poco perdidos en la narración a cambio de visitar como nunca las tierras de la Senegal francesa?

Diseño portada Suites VenecianasEn este segundo volumen la obra se convierte por lo tanto en una experiencia aún más plástica que en su primera entrega. Su funcionamiento está vinculado de una manera absoluta a los logros visuales de un Raives en estado de gracia, que demuestra que no es solamente capaz de presentarnos a la que pueda ser la mejor Venecia del noveno arte sino también de extender su vista hasta otras latitudes de manera sobresaliente. Con su dibujo por bandera todo es fácilmente sobrellevable y uno puede centrarse en buscar qué apuntes del guión de Warnauts le resultan más notables.

Porque es de justicia indicar que, a pesar de su narración deslavazada, nunca se podrá acusar al guionista belga de no poner todo su interés en su obra. Las Suites venecianas consiguen convertirse en un fresco del siglo XVIII con todas sus contradicciones, sus glorias y sus fracasos, una mirada franca y directa a un momento crucial en la construcción de la modernidad.

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Los esclavos como centro narrativo

A veces los autores hacen que sea demasiado fácil descubrir los elementos cruciales de su narración. Durante la lectura de este segundo volumen uno podría desviar su atención a los choques culturales y a la dificultad que tiene la integración de los colonos en un nuevo mundo. Uno podría parar su atención en las presiones sociales y cómo estas persiguen a nuestros personajes hasta los confines del mundo conocido. Pero estaría seguramente fallado el tiro, algo que no sabrá hasta llegar a las últimas páginas y encontrarse un texto histórico que trata sobre la trata occidental (o transatlántica) de esclavos.

Pagina Suites Venecianas 2 07La visión de Warnauts acerca de la trata de esclavos occidental es la de tratar de comunicar dentro de lo posible todos los elementos que la configuraban. Así nos presenta a los comerciantes europeos que la pusieron en marcha, a los reyes africanos que la alimentaban, los terratenientes que recibían los cargamentos y hasta a los elementos locales que conseguían ascender desde la pobreza al nivel social necesario para manejarla. Si en los primeros movimientos de la historia parecía que la condición de antigua esclava de Tshano era poco menos que una coincidencia ahora tiene toda la trascendencia e importancia.

La historia no se ahorra, por lo tanto, ningún detalle escabroso para tratar de comunicarnos la triste naturaleza que aguardaba a los esclavos y como esta práctica manchaba todo lo que tocaba e iba corrompiendo necesariamente a todos los que se relacionaban con ella. Los personajes más positivos de la trama no son otros que aquellos que tienen un posicionamiento más negativo hacia los excesos de la esclavitud.

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La dificultad de la entrada

Podría decirse que la escuela francobelga del cómic se divide en dos grandes grupos según su posición con respecto a la necesidad de un conocimiento previo para disfrutar de alguna de las entregas de su producción. Así, tradicionalmente muchas de sus grandes series, destacando algunas tan famosas como las dedicadas a Tintín y Astérix, se basan en que el lector pueda aterrizar en ellas sin importar cuando lo haga. Podría parecer que esto se limitara a las obras más juveniles, pero no es tan sencillo de precisar cuando prácticamente cada volumen de una serie cómo la dedicada a Blueberry es disfrutable por sí mismo, independientemente de que leídos en el orden adecuado sus mayores virtudes se hagan más evidentes.

Pagina Suites Venecianas 2 06Otras obras, como podrían ser estas Suites venecianas, son en su propia concepción más una auténtica novela gráfica que una serie de volúmenes. Se trata de estructuras cerradas, de una sucesión de narraciones que en realidad son una sola. Aquí el lector ocasional se puede encontrar totalmente perdido si aterriza en un momento que no es el inicial y está dispuesto a seguir religiosamente el orden de publicación. Esto hace que puedan tratarse algunos elementos con un desarrollo mucho más largo, pero también plantea una barrera de entrada al posible lector mucho mayor.

Uno solamente puede imaginarse la incomprensión absoluta que podría atenazar a cualquiera que cayese sin aviso previo sobre este segundo tomo de las Suites venecianas, por ejemplo en la biblioteca local. Si la historia ya resulta inconexa y ciertamente dispersa para el lector que viene prevenido desde el anterior tomo, el que se acerque virgen a la historia del señor Beltrame seguramente salga de la misma sin saber de qué va aquello, por qué se lo cuentan o en base a qué extraño motivo le tiene que resultar de interés. Y sería una pena si eso no le llevase a buscar el inicio de la historia sino a abandonarla frustrado.

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La paciencia como arma y esperanza

Existe algo en las Suites venecianas que nos hace justificarlas. Tal vez sea el genial dibujo de Raives, tal vez sea que Warnauts muestra saber acerca de qué está escribiendo en cada momento o puede que sea la atmósfera extraña y casi hipnótica que ambos son capaces de ir creando. Esos momentos en los que el genial dibujo ilustra unos sucesos casi aleatorios pero que parecen cargados de una gran fuerza icónica. Esos instantes en los que nos parece que la obra se trasciende a sí misma.

CV_INTSUITESVENITIENNES_02_ES.inddCon este segundo tomo la obra de la pareja de autores francobelga se convierte en un gran interrogante. Los dos han subido la apuesta y el resultado puede acabar resultando magistral o acabar hundido bajo sus propias pretensiones. No se tratan estas Suites venecianas de una obra más de sus autores, sino que parecen claramente concebidas como una gran obra, una muestra de maestría y de capacidad que haga que no las podamos olvidar. Está por ver si consiguen su objetivo. Mientras tanto, al menos debemos disfrutar del viaje aunque no alcancemos a vislumbrar el puerto de destino, quién sabe si tal vez confundidos por la belleza de las vistas.

Ismael Rodríguez Gómez
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