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Cine y TVEl Seriéfilo

Seriéfilo: enero de 2024

Iniciamos un nuevo año ilusionante con grandes series en el horizonte que despiertan curiosidad, interés y expectación, mucha expectación. Mientras todos esos mastodontes se acercan lentamente, pero con paso firme, empezamos el año con fuerza y energía. Porque si algo ha destacado en este mes de enero han sido las series de acción, género a menudo denostado por los críticos más almidonados pero que a mí me encanta.

Y si hay una serie que reúna todos los tópicos del mejor cine de acción ochentero es, sin lugar a dudas, la hiper hormonada Reacher (Prime Video), que cumpliendo con los cánones del género ofrece en su segunda temporada el doble de todos los ingredientes que nos hicieron vibrar en su primera parte: el doble de acción y de violencia fascistoide; el doble de veces que se hace referencia a la hermandad y camaradería de los protagonistas; el doble de sexo mojigato y, por último, el doble de tamaño (o eso me lo parece a mí) de su protagonista, el enorme Alan Ritchson. La fórmula mágica sigue funcionando, aprovechando la historia para profundizar en el pasado del protagonista y poner cara a los compañeros en su etapa de policía militar (a la que tanto hacía referencia en sus primeros capítulos): nos encontramos con un grupo de experimentados soldados que acompañan a Reacher en su festival de mamporros; todos los personajes están perfilados a trazos muy gruesos, para que no haya duda de quiénes son los buenos y quiénes los malos; el noventa y cinco por ciento de las veces las pesquisas detectivescas desembocan en guantazos (algo que esperamos como agua de mayo); y todos los encontronazos están perfectamente justificados para que no dudemos nunca de que la ristra de muertes que dejan a su paso son tan justificadas como merecidas. Y como aquí hemos venido a disfrutar de los mamporros, esta segunda temporada resulta incluso más divertida que la primera. Diversión por acción adrenalínica de alta calidad y que nos deja con ganas de que nuestro querido Terminator Holmes vuelva con su ya confirmada siguiente entrega.

Otra serie de acción, pero que se aproxima a la violencia con otro enfoque, es Los hermanos Sun (Netflix). En este caso, se trata de un producto impregnado de un humor naif que contrasta con la estética sangrienta y brutal de las escenas de artes marciales. Este mix le da un extraño tono macabro-buenrollero que engancha. La premisa es el reencuentro en California de dos hermanos separados desde pequeños: el mayor criado en Taiwán y convertido en un sanguinario príncipe de las triadas; y el pequeño emigrado a Estados Unidos con su madre, donde llevará una vida del todo anodina. Dicho reencuentro supone una parte cómica, por el contraste entre personalidades, que se verá combinada con la acción desenfrenada de las triadas taiwanesas actuando en Los Ángeles. Al igual que Reacher, los agujeros de guion de la serie son evidentes, pero no hacen mella en una historia llevada a ritmo desbocado entre chistes tontorrones y sangre por doquier.

Si bien acabamos de ver varias formas de acercarnos a la violencia en este mes seriéfilo, la más sublime y refinada es la que se encuentra en la quinta temporada de Fargo (Movistar Plus+), serie que, tras muchos altibajos, recupera la esencia y el rumbo de la película original y de su primera temporada. Así, lo hace con una historia original, intrigante y sorprendente, y con unos personajes demoledores encabezados de forma portentosa por Juno Temple y Jon Hamm. La violencia que se acaba desparramando de forma incontrolable y con consecuencias impredecibles da lugar a escenas tan ingeniosas como bellas en su oscuridad. La maldad y el odio arrasan con todo a su paso y, las malas decisiones impulsadas por la codicia y el rencor, se vuelven en contra con una fuerza inusitada. La nevada y melancólica Minnesota no vivía una historia tan trágica y amarga desde que Lorne Malvo y Lester Nygaar cruzaron sus caminos en la sala de espera del hospital de Bemidji.

Una violencia más caótica y festiva, por así decirlo, es la que muestra nuestra siguiente invitada: El turista (HBO Max). La serie sigue con el tono mostrado en su primera temporada, aunque esta vez el desmemoriado protagonista deja la lejana Australia por su Irlanda natal, en busca de respuestas sobre su pasado. Porque sigue sin recordar quién es. Además del tono de comedia mezclado con acción e intriga, El turista comparte con su anterior temporada un comienzo muy prometedor que logra mantener el tipo hasta los últimos capítulos, donde flaquea bastante. No obstante, mientras los misterios del pasado de Elliot se van desvelando, la serie logra mantener el interés gracias a una narración muy fluida y a la aparición de personajes muy peculiares, de ahí que, pese a todo, sea un título muy disfrutable y divertido.

Violencia más puntual y natural es la que nos ofrece la serie de aventuras Monarch: El legado de los monstruos (Apple Tv+), que sigue las andanzas de dos hermanastros que buscan a su padre desaparecido tras la batalla de Godzilla y los titanes. La serie se toma muy en serio el género Kaiju, los efectos especiales son muy buenos y las apariciones de los titanes impresionan, pero, precisamente por el enorme gasto que suponen, sus apariciones son muy puntuales. Además, la historia que los rodea (el proyecto Monarch y su evolución hasta nuestros días, incluyendo luchas internas) es algo insulsa y parece ser mas una excusa para mostrar cada cierto tiempo a los titanes que una historia que sea interesante contar; por no decir que la teoría que intenta explicar cómo aparecen los monstruos de forma impredecible y espontánea en la Tierra es digna de un alumno de sexto de primaria. A pesar de que la serie es, básicamente, ir del punto A al punto B, y del punto B al C (y así sucesivamente, sin sentido alguno), la aparición en esos puntos de los titanes, y lo bien que están hechos, hará las delicias de los fans de género. Para el resto de los mortales, sin embargo, no pasará de una serie de aventurillas bien hecha con poco recorrido.

Y para acabar con este mes de acción y violencia contamos nada menos que con una serie de Marvel. Lamentablemente, se trata del primer resbalón del año para la Casa de las ideas, que con Echo (Disney +) despacha una serie que hace aguas por todas partes. La elección de la protagonista homónima (aparecida en Ojo de halcón) ya era bastante arriesgada, lo que se confirma con los apuros en los que mete luchando a Daredevil o al mismísimo Kingpin pese a ser un personaje sin superpoderes. Pero es que la historia en sí también es contradictoria, además de mínima e insulsa: Echo quiere suplantar el lugar de Kingpin en la cima del hampa; sin embargo, sus ambiciones criminales se combinan con la preocupación por sus seres queridos y la voluntad de tratar de hacer lo correcto en su pueblo natal. Además, y esto es lo peor de todo, su relación con el propio Kingpin no funciona, carente de química y entendimiento, pese al supuesto vínculo paterno filial entre dos personajes que deberían ser como padre e hija (adoptiva). En lo visual la cosa tampoco mejora, por lo que el resultado final, al igual que la escaramuza de NicK Furia el año pasado, no pasa el corte: otra serie (más) fallida de Marvel. Esperemos que la próxima tenga más suerte.

Poco más que contar de este enero cañero que nos prepara para un año bastante movidito. Sujétense, que cambiamos mamporros por curvas, y de las gordas, en el próximo mes seriéfilo… Y hasta ahí puedo leer. ¡Feliz año nuevo!

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