En 1981, Modern English era uno de los muchos grupos ingleses que habían surgido tras la estela de Joy Division. Su primer disco, Mesh & Lace, era mejor que el de muchos de sus coetáneos, pero no acababan de explotar. Quizá les pesaba su visión de sí mismos, la idea de que ellos eran artistas. Su música era torturada e intrincada, exigía atención y tardaba mucho en recompensar al oyente. Era una banda de 4AD, con todo lo que eso significa.
Pero en 1982, de manera inesperada, otra banda diferente pareció poseerlos para realizar su segundo disco, After the Snow. Sin dejar de tener una vena oscura que recuerda por momentos a los mejores The Sound, firmaron, para sorpresa de todo el mundo, un auténtico disco pop. Y en el centro de esas canciones que te cogen y no te sueltan durante días se escondía una auténtica genialidad llamada I Melt With You, posiblemente el single pop definitivo de la escena musical post-punk junto a buena parte de la producción de Robert Smith, el Cut You Up de Peter Murphy y apenas un puñado de temas más.
La inmortalidad de I Melt With You estaba asegurada, basta recordar que en 1990 la banda volvió a grabarla con ocasión de su reunión y se vieron catapultados de nuevo al Top 100 del Billboard. También lo demuestran momentos como una primera escucha del ya clásico primer y homónimo disco de la banda The Pains of Being Pure at Heart. Un trabajo que tomó al asalto la escena indie y que hizo que más de uno pensáramos que los chicos de Nueva York en realidad soñaban con componer una nueva I Melt With You. Tuvieron que conformarse con joyas como Everything With You o Young Adult Friction, pero es que hay canciones que parecen haber nacido ya perfectas e inmutables, destinadas a ser ideales imposibles de superar.
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