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El seriéfilo: abril de 2020

Mes y medio sin salir de casa. Ya empieza a notarse el estrés y no por el hecho de estar encerrado, que básicamente es obligarme a vivir en mi zona de confort, sueño hecho realidad, vamos; si no porque, a pesar del tiempo extra, siguen acumulándose las series pendientes. Debo ser el único que suspira aliviado cada vez que anuncian que se prorroga el confinamiento quince días más. Menos mal que dentro de poco ya podremos ir saliendo algo más a la calle: quedarse en casa sabiendo que puedes salir a dar una vuelta es mucho más satisfactorio que quedarse en casa por obligación. Lógica seriéfila aplastante.

Quizás el gran revuelo de este mes lo ha causado el estreno de la cuarta temporada de La casa de papel (Netflix), posiblemente la serie española con mayor tirón a nivel internacional y que, aprovechando su éxito, sigue estirando los atracos imposibles todo lo que puede. La serie es entretenida, porque es frenética, y ruidosa, muy ruidosa. Pasan tantas cosas en tan poco tiempo que no podemos pensar. Y es mejor así, porque la serie es tan tramposa como ruidosa y una vez que descubrimos que todo es cartón-piedra, que detrás de lo que vemos en pantalla no hay nada, pierde toda su capacidad de sorprender, diluyéndose como un azucarillo en el agua. Eso en cuanto a la historia, porque con los personajes tampoco se andan con chiquitas: el partido está amañado y el campo está tan desnivelado que, en ocasiones, la trama cae en la parodia. Es imposible no percibir la maldad y mezquindad innata de los supuestos defensores de la ley y el orden y la bondad excelsa de los atracadores. Es imposible evitar tener la impresión de que hay algo que no cuadra: ¿nos están manipulando los guionistas para que veamos lo que ellos quieren que veamos tal y como ellos quieren que lo veamos? Desde el minuto uno. Ojalá las explosiones, las escaramuzas, las fugas y los tiros te impidan verlo porque, si no, la serie, para ti, no tendrá sentido.

La tercera temporada de Fauda (Netflix) también tiene problemas de guion, en este caso a partir del ecuador de la temporada, más o menos. En cualquier caso aquí es casi peor, porque la lógica directamente desaparece. La serie tiene un comienzo pausado en el que se van formando  perfiles profundos, mostrando a través del costumbrismo cómo viven aquellos personajes que viven en Palestina sin estar involucrados directamente en la yihad islámica. Eso nos permite ver cómo la lucha israelí contra el terrorismo islámico provoca daños colaterales entre la población pacífica de la zona. Esta parte está claramente diferenciada de la segunda, que transcurre en Gaza y en la que la acción toma el control de forma compulsiva. El ambiente creado con mimo salta por los aires entre bombas y ráfagas de AK-47. Acción frenética que no aburre, pero impide dar el salto a la serie, que finalmente se queda en una buena serie de acción de un equipo de asalto antiterrorista que opera en suelo palestino.

Mucho más realista es el trato que dispensa al terrorismo islámico la miniserie sueca Kalifat (Netflix), que cuenta el funcionamiento de una célula sueca del ISIS que intenta reclutar mártires para la causa y planea un atentado en suelo europeo. Lo más llamativo de la serie es su verosimilitud: sin estridencias, sin acción impostada, todo  fluye de una manera natural que muestra la relativa facilidad con la que se pueden canalizar el descontento y la marginalidad juvenil hacia posturas radicales y destructivas. Serie dura, pero de obligado visionado.

Siguiendo con la religión y Netflix, otra miniserie que está pegando fuerte es Unorthodox, que se centra en las comunidades de judíos ultra ortodoxos de Nueva York y narra la historia de una joven que huye a Berlín para salir de su comunidad. El punto diferencial lo encuentro en la construcción de personajes, sobre todo en el caso de los principales personajes. No solo destaca Shira Haas como protagonista, interpretando magistralmente el personaje de Esty Shapiro; también hay secundarios como su marido Yanky que son muy creíbles. Uno llega a empatizar con él, a pesar de su papel como antagonista que viaja a Berlín junto con uno primo para buscar a Esty y llevarla de vuelta a Nueva York. La historia fluye de manera amena y de forma muy emotiva descubriéndonos, a su paso, una comunidad judía ultraortodoxa todavía desconocida para el público general.

Una última recomendación sin salirnos del campo de las miniseries: La conjura contra América (HBO) es la última creación de David Simon y adapta a la pequeña pantalla la novela homónima de Philip Roth. La historia es muy sugerente: ¿qué pasaría si en EEUU, durante la Segunda Guerra Mundial, en vez de Roosevelt hubiese ganado las elecciones un candidato fascista y antisemita? Las historias de Simon se cocinan siempre a fuego lento y esa lentitud, que en sus inicios puede echar para atrás a muchos impacientes, tiene su por qué. En los primeros compases de sus creaciones se asientan las bases para una segunda parte magistral, impactante, siempre con un ritmo apabullante. Una serie de rabiosa actualidad, a pesar de estar ambientada en los años cuarenta, y en la que encontraremos muchos paralelismos con la situación política actual.

La sorpresa más agradable del mes me la ha dado Dispatches from Elsewhere (AMC), que se ha traducido al castellano como Desde otro lugar, título que, en mi opinión, pierde toda la magia que destila la serie. Aunque está basada en el documental The Institute (Spencer McCall, 2013), recomiendo no indagar mucho sobre la serie para dejarnos sorprender con su misteriosa historia y refrescante apartado visual. Solo diré que es una especie de escape room a lo bestia, que mezcla fantasía con realidad y que reventará constantemente las convenciones sobre la cuarta pared. Mención especial a los cuatro personajes principales, tan perdidos o más que el propio espectador en esta montaña rusa de emociones frustradas. Con sus imperfecciones, completan una serie mágica y emotiva.

La ciencia ficción también está de enhorabuena este mes, pues nos presenta dos propuestas muy distintas que podrán disfrutar todos los públicos. Devs (Hulu) es un thriller tecnológico que comienza en unas instalaciones que contienen un secreto que puede cambiar el mundo, pero evoluciona hacia un suspense entretenido que, en ocasiones nos volará la cabeza con las derivas de algunos personajes. Como dato curioso, la tecnología que plantea es muy similar a la que fundamenta la tercera temporada de Westworld (HBO). ¿Espionaje industrial? Quién sabe…

La otra propuesta es Historias del bucle (Amazon), más pausada y reflexiva. Una de esas series no aptas para maratones, porque cada episodio te agota, y hace que sea necesario un descanso para asimilar todo lo que has visto. Relatos independientes cuyo nexo de unión es un mismo entorno, una misma familia, una misma comunidad y que utilizan diferentes ingenios tecnológicos para indagar, en cada episodio, en los sentimientos humanos. Una mezcla original y extraña con la que es necesario conectar para sacarle todo el jugo. No vale abandonarla tras dos capítulos.

Apple TV+, por su parte, le va cogiendo el pulso a este mundillo y se saca de la manga una genialidad protagonizada por Reese Whiterspoon y Jennifer Aniston, con unos escuderos de lujo como son Steve Carrell, Billy Crudup y Mark Duplass. The Morning Show es una delicia que nos lleva hasta  las entrañas del noticiero matinal puntero de la televisión norteamericana. Introducirse en el mundillo del periodismo televisivo da pie para tratar multitud de temas complejos bajo varios puntos de vista: desde el reciente movimiento del #Metoo, al poder de los medios y sus dueños, pasando por la progresiva fusión entre noticia y espectáculo, el sexismo, el racismo… Todo mezclado orgánicamente en una historia muy potente que muestra las luces y sombras del sueño americano y que nos mantiene pegados al televisor de principio a fin. Una serie sobresaliente que, parece ser, ya está renovada para su segunda temporada.

Este mes hemos disfrutado de Reese Whiterspoon por partida doble, ya que también protagoniza el drama Little Fires Everywhere, la miniserie de Hulu que enfrenta a dos mujeres totalmente opuestas, pero que tratan de combatir sus demonios internos destrozándose la una a la otra. La verdad es que no podían ser dos personalidades más opuestas: Elena, Reese Whiterspoon, es madre de cuatro hijos, pertenece a una familia adinerada y está casada con un prominente abogado; Mia, Kerry Washington, es madre soltera, una artista bohemia con problemas económicos. Al cruzarse sus caminos, su distinta forma de ver la vida provoca un choque que tendrá graves consecuencias. A pesar de empezar titubeante, con un hilo argumental débil y situaciones algo forzadas, la segunda parte de la serie gana enteros y adquiere un pulso narrativo fuerte en los distintos frentes abiertos; la serie se prende fuego por todos lados y finalmente encuentra su sitio. Sin llegar a la excelencia de la anterior recomendación, se trata de un drama familiar muy completo y disfrutable.

Mientras tanto, las grandes comedias que se estrenaron el año pasado, vuelven a la parrilla poco a poco. Si a principio de año volvíamos a disfrutar con el humor negro de El método Kominsky (Netflix), este mes vuelve a la palestra After Life (Netflix), la personalísima comedia de Rick Gervais. Aunque baja enteros con respecto su primera temporada, sigue manteniendo los elementos que la convierten en una comedia distinta, sobre todo ese tono triste pero que deja un poso de optimismo, al observar a un grupo de perdedores a través del cinismo vital del protagonista. Gustará a los seguidores de Gervais, pero pasará desapercibida para el resto.

Y no podría terminar el mes sin rendir un pequeño homenaje a esa pequeña obra de arte que se está creando a la sombra de Breaking Bad (AMC) y que amenaza seriamente con hacerse mucho más grande que su origen. Better Call Saul (AMC) se despidió con su quinta y mejor temporada hasta la fecha, demostrando que independientemente de su serie matriz, es una gran producción por sí sola. Y es que no ha para de crecer: cada temporada mejora a la anterior y, ahora mismo, no somos conscientes de dónde puede llegar. Puede que haya debate sobre cuál es la mejor serie de la historia, pero con temporadas como esta, cada vez es más evidente que el trasfondo que se ha creado alrededor de Breaking Bad, es el más rico y de mayor calidad del mundo televisivo. Con diferencia. Dos joyas que van a ser difíciles de superar. Lo de la peli de El Camino (Vince Gillian, 2019) ya tal…

Y hasta aquí el resumen seriéfilo del mes, aunque de resumen ha tenido menos que nunca. Espero que no os importe que me haya extendido más de la cuenta, pero es que llevo tiempo sin hablar con nadie y otra cosa no, pero el tiempo se me cae de los bolsillos. Nos vemos el próximo mes con más material del bueno y… Recordad: aunque ya se pueda salir, #yomequedoencasa.

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