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Huelga de profesores en Los Ángeles – 16 de enero

Los profesores de Los Ángeles están de huelga por primera vez en treinta años. Piden más sueldo y recursos para la escuela pública. Son treinta mil maestros para seiscientos mil alumnos. Sale a veinte por clase, pero en algunos colegios hay aulas con cuarenta y nueve alumnos: niños sin pupitre, estudiantes en el suelo. También hay problemas de seguridad, y falta de fondos para pedagogos, enfermeros y bibliotecarios. Los Ángeles es la tercera ciudad más rica del planeta. Produce tanto dinero como Holanda, pero su gobierno no es capaz de ofrecer un espacio para que los pobres del presente y el futuro no canten como ganado el himno de los libres y valientes del mundo.

Funcionarios del gobierno federal reciben estos días comidas donadas por empresarios de Maryland porque ya no tienen para comer. En Estados Unidos, el cierre de la Administración deja sin trabajo y sin salario a sus propios trabajadores. También a los de la Casa Blanca. Por eso Trump posa estos días en la residencia presidencial con comida basura. «Puede que esté llena de mierda que te matará, pero sabe Dios que está muy rica», dice un agente del FBI en The Americans antes de volarle los sesos a un agente de la KGB. La Guerra fría se ganó para inundar el mundo de una prosperidad con forma de hamburguesa.

Estados Unidos, California y Los Ángeles crecen sin parar desde hace años. América lleva siendo grande otra vez desde antes de que Trump convirtiese los salones de la Casa Blanca en un anuncio de McDonalds. Pero la riqueza no se reparte por igual entre los ciudadanos. En Estados Unidos hay cuarenta millones de pobres, trece de cada cien ciudadanos. El siglo XXI ha aportado la novedad de los trabajadores pobres. En 1989, el año de la victoria frente al comunismo, había un veinte por ciento de hogares con ingresos propios pero también necesitados de ayudas públicas. Hoy son el treinta por ciento. Estos días, los proletarios miseria de Los Ángeles no pueden mandar a sus hijos al cole… a comer.

Cuenta William Finnegan en sus memorias de surf que en los tiempos gloriosos de la educación pública en California había una revista literaria en cada instituto. Allí empezó a escribir el autor de Años Salvajes. Finnegan llegó a California porque a su padre, productor de televisión, le habían echado de su trabajo en Nueva York por organizar una huelga y se tuvo que buscar la vida. William Finnegan ha surfeado el mundo y hoy pilla olas en los alrededores de Nueva York. En la Gran manzana los profesores no tienen derecho a la huelga. Son un servicio esencial, como la policía que meterá en otras cárceles a los hijos sin suerte de esta libertad.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este Tumblr.

Víctor García Guerrero
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