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Drogas duras contra la fila del paro – 19 de julio de 2017

La banquera más importante de Estados Unidos cree que cada vez hay menos trabajadores en el país por culpa de la heroína. O por el enganche a medicamentos. Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, explica que el consumo de drogas hace que los jóvenes dejen sus estudios, no busquen trabajo y, finalmente, se quiten de en medio o los mate una sobredosis. En Estados Unidos, los opiáceos mataron a 60.000 personas el año pasado y las drogas llevan a urgencias al doble de ciudadanos que hace una década. Los medios hablan de epidemia, aunque en las calles de Nueva York no se ven más yonkis que cuando Lou Reed buscaba su reino.

Estados Unidos tiene hoy tantos trabajadores como en los años setenta pero un paro del 4,7%. Una rareza. Según Yellen, porque hay mucha gente enganchada que pasa del mercado laboral. Pero en su análisis pitagórico no se acuerda de la geografía de la producción de opio: que aumentó el año pasado un 40% en Afganistán, de donde salen 8 de cada 10 quilos de la droga que circula por el planeta. Las cifras no han dejado de crecer desde que los Estados Unidos invadieron el país, donde, entre otras cosas, subvencionan su cultivo. Mejor heroína que algodón para no competir con el oro blanco del Profundo Sur, ese que está lejos de las ciudades donde los hombres pueden ser libres.

Cerca de las metrópolis de Estados Unidos también se producen otras drogas que ayudan a explicar por qué entre 2007 y 2013 los muertos por sobredosis aumentaron un 244 por ciento. Uno de ellos es el fentanilo, producto sintético últimamente favorito de los cárteles mexicanos que multiplica los efectos de la heroína y su rentabilidad: veinte veces más que el opio. También sus daños, como supo Prince. No está claro si el cantante le pilló fentanilo a un camello o en una farmacia. En Estados Unidos se hacen 200 millones de recetas de derivados del opio al año y 44 personas mueren al día por sobredosis de analgésicos con prescripción médica. Los yonquis también pueden cotizar.

Una investigación canadiense sugiere que los hombres son más propensos a engancharse a las drogas que las mujeres porque no serían capaces de hablar de sus problemas. Porque sufren en el trabajo y en la vida, pero no lo cuentan. Tal vez sea cosa de psicólogos, que ven el mundo en un diván como los banqueros matemáticos lo contemplan en una calculadora. En el fondo, ninguno se lo explica. Con tanta prosperidad como hay. En eso coinciden con Lou Reed, que cuando el chute le fluía ya no le importaba nada, y pasaba de «todos los payasos de la ciudad, y de todos los políticos, y de toda esa gente que pisotea a los demás». Era un mundo feliz, aunque él no lo sabía.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.

Víctor García Guerrero
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