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Cinefórum CCCXLII: «Voces de muerte»

Si hay un medio de comunicación de masas que haya sido determinante durante todo el siglo XX ese es, sin duda, la radio. Planteada inicialmente como instrumento de comunicación militar y marina, la radio se convirtió en poco tiempo en una herramienta revolucionaria como lo fue la imprenta de Gutenberg en el siglo XV. Las ideas comenzaron a viajar más lejos y más rápido y con ellas, el poder, la propaganda, la cultura y el entretenimiento encontraron un altavoz para llegar a más oyentes.

Oyentes como los que tuvo Peppino Impastato, el desventurado protagonista de Los Cien Pasos, la anterior película de nuestro ciclo, hacia los cuales, desde su humilde emisora Radio Out, denunciaba de los abusos cometidos impunemente por la mafia. Oyentes como los que en 1943 escucharon por primera vez la obra de ficción radiofónica de Lucille Fletcher, Sorry, Wrong Number que dio lugar, cinco años más tarde, a la adaptación homónima cinematográfica de Anatole Litvak, nuestra película de esta semana.

Sorry, Wrong Number, cuyo título en España fue Voces de muerte, es una película de su tiempo. Un tiempo en que las comunicaciones telefónicas se basaban en una enorme red de líneas y cables entrelazados en manos de operadoras que conectaban y desconectaban usuarios a discreción. Una de esas usuarias es Leona Stevenson (Barbara Stanwick), una joven adinerada y postrada en la cama que, por un error en las líneas telefónicas, escucha una entrecortada conversación entre dos hombres que planean un inminente asesinato. Tras alertar infructuosamente a la policía, Leona intenta desesperadamente contactar con Henry (Burt Lancaster), su desaparecido esposo. En esa ominosa búsqueda, Leona irá desentrañando los oscuros y turbios secretos que le oculta su marido.

La primera parte de la película posee un justificado estatismo, ya que la trama se centra en los diálogos telefónicos que unos y otros mantienen. Un torrente conversacional hace avanzar lentamente la historia y vamos sabiendo más de los negocios de Henry, la estructura se expande y profundiza en los relatos narrados en el primer plano telefónico para crear una suerte de capas narrativas a modo de flashbacks. Una audaz propuesta que, si bien es excesivamente compleja en algunos momentos, termina por ser eficaz en su consecución.

Voces de muerte
Paramount Pictures, Hal B. Wallis

Aunque el argumento puede encajarse en los tópicos del cine negro de la época, la historia y sobre todo la psicología de los personajes, particularmente la del personaje de Burt Lancaster, poseen un trasfondo sociológico interesante. Con un final propio del género, con una tensión in crescendo, lo cierto es que esta no se ve rematada, opina un servidor, con una culminación apropiada y se desinfla un poco, dejando un sabor algo agridulce a una película que en su conjunto funciona correctamente.

Un clásico al que ayuda llegar con una perspectiva tanto de la época como de la tecnología del momento.

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