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Cinefórum CCCXXV: «Martillo para las brujas»

La semana paseamos por el mundo de la brujería y sus cacerías de la mano de Dies irae. Tal y como indicaba José R. Vidal en su artículo, el título de la cinta provenía de un poema apocalíptico medieval. En contraste con esto, nuestra película de la semana toma su nombre del famoso Malleus malleficarum, el martillo de las brujas, publicado en 1487 en Alemania y que tanta fama ha tenido como manual de cazadores de brujas tanto en la vida real como en la ficción. Una pequeña nota al margen sobre esto: el traductor español del título de la película parece convertir el martillo en cuestión en algo que les entregan a las propias brujas; en realidad, más bien, les golpean con él. Pero, en fin, comencemos.

El título original de esta Martillo para las brujas es, en checo, Kladivo na čarodějnice. Ese es también el título del libro que adapta. El objetivo de ambas obras es dar una versión literaria, pero fiel, de los sucesos en torno a la caza de brujas que tuvo lugar en Moravia, centrada en la región de Šumperk, en la segunda mitad del siglo XVII. Se calcula que en el proceso fueron ajusticiadas unas cien personas, en un periodo de dieciocho años, bajo el control del ya anciano inquisidor Boblig.

La película funciona, en realidad, como comentario sobre ese pasado, interpretado lo más fidedignamente posible; pero también sobre el presente de la Checoslovaquia en la que se produjo. Es una cinta de 1970, producida solamente dos años después de la Primavera de Praga y en un ambiente en el que el director de la cinta, Otakar Vávra, trataba de justificar haber firmado a favor de la invasión rusa, supuestamente obligado. De hecho, los comentaristas de la época decían que era imposible ver la película sin pensar inmediatamente en la situación política posterior a la invasión, cuando la cinta se puso en marcha y aportó nuevas perspectivas a la novela y los sucesos del pasado reciente, aun cuando deja claro desde el principio que mantiene las declaraciones textuales de los juicios de las brujas.

El cine checo, que ya visitamos anteriormente en Marketa Lazarová, tuvo una habilidad especial para conseguir que el pasado hablara del presente de manera clara. A través de un blanco y negro, ya extraño en 1970, y con una narrativa que, sin embargo, es muy moderna en su montaje y concepción, Martillo para las brujas prácticamente establece una conversación con una obra contemporánea de su tiempo y que también visitó nuestro cinefórum. Me refiero a Los demonios. Pero allí donde Ken Russell busca la abstracción y la elevación por el arte, Vávra utiliza el naturalismo como herramienta para que conectemos con la historia.

Martillo para las brujas
Filmové Studio Barrandov

Martillo para las brujas es, en el fondo, la historia de la ambición y la codicia humanas; una historia que impregna y corrompe a toda organización. El juez Boblig es malvado, pero sobre todo es un aviso de los peligros de un sistema que le permite ejercer su influencia sin límites.

Al final, el Leviatán, el monstruo sin parangón, no es solamente el Estado, sino que también lo forman aquellos que, desde su interior, se aprovechan de él para alcanzar sus propios fines. Por el camino, claro, corrompen a todos los que encuentran.

Ismael Rodríguez Gómez
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