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El Seriéfilo

Seriéfilo: septiembre de 2023

Entramos en la nueva temporada seriéfila con la mejor noticia que se podríamos recibir: se ha terminado la huelga convocada por el Sindicato de guionistas de EEUU después de 148 días, por lo que el show puede continuar. Seguro que esos casi cinco meses sin escribir ni una sola palabra pasarán factura en los estrenos del curso, pero el endiablado ritmo de producción de los últimos años permitirá paliar la sequía. Es momento para ponernos al día con el montonazo de series que teníamos pendientes. Ahora, solo queda un último escollo: la huelga de actores. Pero, ya saben, vamos pasito a pasito.

Si las grandes huelgas no son cosa de un mes, las grandes producciones, como las revoluciones, no son cosa de un año. Así, continuamos con la rebelión de las segundas temporadas, con una espectacular oleada, si cabe, más violenta que la anterior. No obstante, incluso en el caos siempre trata de abrirse paso la jerarquía. Y por eso, respetándola, antes hay que empezar hablando de la cuarta y última temporada de uno de los buques insignia de Netflix en los últimos tiempos: nos referimos a la comedia adolescente Sex Education, que se despide para siempre con su, probablemente, peor temporada. Esto no quiere decir que sea mala. Todos los personajes siguen manteniendo el carisma y transmitiendo las buenas vibraciones a las que nos tenían acostumbrados. Pero…

A estas alturas, resulta evidente que el verdadero final de la serie fue el de hace dos años y que este añadido postizo aporta más bien poco a la franquicia. La evolución de la mayoría de los personajes, uno de los fuertes de la serie, se queda muy coja; resulta pobre, previsible y plana. El guion parece desarrollado por una IA: historias deslavazadas sin conexión entre los personajes, excusas para acabar volviendo al punto de partida… Entre el naufragio, destaca negativamente el estropicio de la historia personal de Adam, que trascurre ajena a la del resto de sus compañeros y parece metida a calzador en el guion con el objetivo de mantener en pantalla a uno de los mejores personajes de la serie. Sin embargo, resulta obvio que nadie sabe muy bien qué hacer con él.

Desde luego, da pena despedirse de una serie después de tanto tiempo, aunque sea con una temporada algo floja; pero más duro resulta todavía decir adiós a una producción que está en su punto álgido y se cancela sin motivo aparente. Este mes, sufrimos esta lacra por partida doble.

La magnifica Tiempo de ganar: La dinastía de Los Lakers (HBOMax) llega a su clímax con el electrizante y épico duelo entre Magic Johnson y Larry Bird y siendo capaz de transmitir la tensión y la emoción de aquellos partidos que llevaban la competitividad al extremo. Una lástima que el final no sea un «nos vemos en la próxima temporada» y tengamos que conformarnos con unas escuetas líneas escritas, narradas por una voz en off, que nos cuentan lo apasionante que fue la siguiente década, dorada, de la historia de la NBA. Una marcada por la rivalidad entre estas dos leyendas del baloncesto. Un jarro de agua fría tras terminar la temporada por todo lo alto.

Sin dejar de lado los deportes, aunque en este caso mezclados con el teatro, la segunda temporada de Heels (MGM) crece exponencialmente aprovechando los sólidos cimientos de su primera entrega, que ya resultó notable. Tanto Stephen Amell como Alexander Ludwig se hacen definitivamente con sus personajes y los secundarios experimentan una evolución muy interesante que ayuda a cimentar la historia principal. Un gran drama deportivo que, a través de la lucha libre de serie B, entremezcla historias de redención, fidelidad, amistad, hermandad y perdón. La producción logra transmitir perfectamente el chute de adrenalina que supone para los luchadores subir al ring y convertirse en un héroe o villano aclamado o vilipendiado por una multitud enfervorecida, evadiéndose durante unas horas de su anodina vida. 

Es una lástima que cuando una serie alcanza su madurez y parece que aun tiene mucho por ofrecer, se anuncie por sorpresa su cancelación. Aun así, y a pesar de que el final no queda cerrado, recomiendo su visionado, porque la segunda temporada se disfruta de principio a fin. Por lo demás, prometo no anunciar mas cancelaciones en lo que queda de artículo, que estas dos ya han sido suficientemente dolorosas.

Para compensar, os traigo la renovación de Solo asesinatos en el edificio (Disney+), anunciada el mismo día en que terminó su tercera temporada. Eso sí, nuestra serie whodunit favorita empieza a mostrar signos de desgaste: el trío protagonista necesita ayuda para mantener a flote la serie y la pérdida de protagonismo del Arconia, en favor del Teatro Goosebury le hace perder parte de su esencia. La inclusión de Meryl Streep en el elenco principal, que se come la cámara en cada escena y que deja un gran vacío cuando desaparece, supuso un gram movimiento; sin embargo, ha creado un agujero en los episodios centrales en los que se siente mucho su ausencia. La temporada empieza y acaba bien, pero el segundo tramo lleva la etiqueta de montón de paja. Y es una pena, porque las dos primeras temporadas fueron redondas. El carisma y la química de Steve Martin, Martin Short y Selena Gómez sigue estando presente, pero ya no es suficiente para apuntalar la serie. Esperemos que la próxima temporada sea capaz de reinventarse.

Llegados a este punto, es posible que las críticas y cancelaciones estén dejando en el paladar de mis lectores un regusto agridulce; pero lo cierto es que seguimos plena rebelión de las segundas temporadas y aquí viene una para rescatarnos. Y es que otra serie whodunit nació a la sombra de Solo asesinatos y se ha destapado con una nueva temporada muy disfrutona. The Afterparty (Apple Tv+), incorpora nuevas caras, muy conocidas, del mundo de la comedia para revitalizar esta temporada. Hablamos de fichajes como, John Cho, el autor del famoso m.q.m.f. de la saga American Pie (Paul y Chris Weitz, 1999); Paul Walter Hauser, que aparece en Cobra Kai (Netflix), aunque también dio muy mal rollo en la escalofriante Encerrado con el diablo (Apple Tv+); o Ken Jeong, el Mr. Cho de Resacón en Las Vegas (Todd Phillips, 2009) entre otros. Este elenco tan coral da empaque a la serie, que logra solucionar los problemas de ritmo que aparecían en su primera temporada (que empezaba muy bien, pero se iba desinflando poco a poco). Esta vez, en cambio, el guion logra mantener el interés y los momentos de bajón son mínimos. Se mantiene la estructura de centrar cada capítulo en un sospechoso, enmarcado en um determinado género musical-cinematográfico, pero el formato aparece mucho más pulido y todo, en general, resulta más cómico.

Vamos a terminar el mes con el último representante de la revolución, con otra buena serie que alcanza su madurez en su segunda temporada y con la que, en principio, somos optimistas respecto a su renovación. Fundación (Apple TV+) sigue mostrando la inmensidad del espacio, pero deja los viajes temporales para centrarse en una única línea temporal, aunque no deja de latir en su fondo la vastedad del universo. Ahora que ya sabemos la misión de la fundación y cómo Hari Seldon ha logrado prever lo que iba a ocurrir tropecientos años después de su muerte, el Imperio intentará mantener su poder desafiando las profecías y convirtiendo el futuro del universo conocido en una partida de ajedrez de tamaño cósmico. Con los mimbres de los libros de Isaac Asimov, la serie se convierte gracias a la espectacularidad de su fotografía, la acción desenfadada y sus intrigas palaciegas en una de las mejores producciones de ciencia ficción del momento. Además, luce un acabado técnico fantástico. Poca broma.

Con la incertidumbre de saber si la rebelión de las segundas temporadas continuará un tercer mes, me despido con una única certeza: pronto visitaremos una galaxia muy muy lejana con Ashoka (Disney+). Tenemos muchas granas de que conocerla. ¡Qué el ritmo no pare!

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