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Stadio Filadelfia, Turín

La ciudad de Turín ha sido un importante centro de decisión de la historia política europea. No en vano, la ciudad fue la primera capital de Italia, en 1861, y la residencia de la familia real italiana, la Casa de Saboya. A pesar de que gran parte de este peso político se había perdido cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Turín tuvo la capacidad de convertirse entonces en uno de los principales núcleos industriales y comerciales de Europa. Actualmente, sigue siendo una potencia en este campo, formando junto a Milán y Génova el famoso triángulo industrial italiano.

Turín tiene muchos menos habitantes que Roma y Milán, pero es la tercera ciudad más rica de Italia tras ellas. Es famosa por ser sede de muchas de las marcas más importantes de la industria automovilística italiana. Pero, además, es mundialmente famosa por sus equipos de fútbol. En ella juega el más grande de Italia, pero sus habitantes animan, sobre todo, a un equipo fundado a finales del siglo XIX, el Internazionale Torino. El club que vio cómo su época dorada terminaba en tragedia. El que jugó durante gran parte de su historia en el viejo Stadio Filadelfia.

Ubicado en la intersección de la vía Filadelfia y el Corso Giordano Bruno, el nombre original del recinto era Campo Torino y fue inaugurado el 17 de septiembre de 1926. El estadio era propiedad de la Sociedad Civil Campo Torino y fue construido gracias a fondos aportados, entre otros, por el Conde Enrico Marone-Cinzano, presidente por aquel entonces del club granata. Marone había creado una sociedad destinada a la obtención de fondos para la construcción del campo, y fue consiguiendo financiación a través de una serie de cuotas aportadas por los socios que tenían el objetivo de comprar el terreno y los materiales de construcción. El solar del nuevo feudo del Torino había sido relativamente barato, ya que se encontraba en aquel momento en la periferia de la ciudad. La obra, no obstante, se alargó durante cinco meses de trabajo y su coste acabó ascendiendo a unos dos millones y medio de dólares.

La fachada principal del estadio se construyó en ladrillo rojo, con columnas y grandes ventanas con marcos de color blanco. Las diversas ventanas estaban unidas entre sí por balcones con barandas de hierro. Al lado de la entrada principal había un campo viejo que se utilizó para los entrenamientos del Toro en los años 30. La estructura del edificio era de hormigón armado, mientras que la de las gradas estaba compuesta de pilares que eran el soporte de una red de paneles de madera transversales. En la entrada estaba colocada una gran bandera del Torino de unos seis metros de altura.

El terreno de juego medía 110 x 70 metros y contaba con un moderno sistema de drenaje. Bajo las gradas se encontraban la vivienda del conserje del campo y diversas salas que eran empleadas, además de por los jugadores y el árbitro, para la enfermería y diversas actividades de la directiva. Los jugadores podían llegar al terreno de juego desde el vestuario a través de un túnel, cosa nada habitual por aquel entonces.

El primer encuentro disputado en el Filadelfia, frente a quince mil espectadores, fue contra el Fortitudo Roma. Aquel día el Toro venció por 4-0 con tres goles del argentino Julio Libonatti y uno de Rosetti en el descuento. En aquel lugar, el Torino iba a construir su mística: seis de los siete scudetti (campeonatos de la liga italiana) logrados por el equipo granate, se consiguieron en el Filadelfia.

El estadio se sometió a trabajos de ampliación poco después de su inauguración. En 1928 se añadieron las taquillas y cuatro años después se amplió la tribuna principal, aumentando la capacidad hasta los treinta mil espectadores. El Filadelfia fue el campo del equipo hasta el final de la temporada 1962-63, el feudo en el que se mantuvo invicto seis años, durante 93 partidos consecutivos, hasta el 4 de mayo de 1949. Todo cambió entonces con la tragedia de Superga, pero ya nada podría borrar episodios como el famoso 10-0 a la Unione Alessandria (goleada récord en un partido de la Serie A), o la resistencia del campo a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

Las necesarias reformas tras el conflicto, fueron supervisadas por el nuevo presidente de la entidad, Ferruccio Novo. Más tarde, en 1959, se aprobó un nuevo plan para la reforma completa del Filadelfia, aludiendo al reconocimiento basado en el valor histórico del estadio. En aquella temporada, el Torino jugó en el Stadio Comunale (anterior Stadio Mussolini) mientras se hacía la reforma de su campo, y terminó descendiendo a la Serie B. Al año siguiente, el club decide volver a jugar en el Stadio Filadelfia, que volvió a ser el hogar de la entidad hasta 1963.

Aquel año se celebraría el que sería el último partido del Stadio Filadelfia, un Torino-Napoli que terminó con empate a 1, con goles de Bearzot (Torino) y Corelli (Napoli). El Torino se trasladaría entonces indefinidamente al Comunale, estadio que albergaría los partidos de casa del club desde 1963 hasta 1989 (en 1990 se mudaría a Delle Alpi), y desde 2006 hasta la actualidad. Hoy en día, recibe el nombre oficial de Stadio Grande Torino.

Desde entonces, el Filadelfia, ahora enclavado en el entorno de la ciudad, solo tiene algún uso esporádico para espectáculos públicos. En 1970, por primera vez, se intentó recuperar la actividad futbolística en él, tratando de celebrar los entrenamientos del primer equipo en él tras la recuperación del terreno de juego y la construcción de un gimnasio. El Torino entrenaría en el Filadelfia hasta 1989, cuando se trasladó al más moderno complejo de Orbassano, dejando el campo de entrenamiento para el equipo juvenil. Sin embargo, este fue nuevamente abandonado poco después, comenzando el deterioro de las gradas y el resto de instalaciones. Esto llevó al colapso parcial de las estructuras en la década de los 80.

Durante mucho tiempo, en la pradera del viejo campo solo había algunos restos de las viejas gradas llenas de pintadas apoyando al equipo granata. Sin embargo, gracias a los tifosi del Toro, que insistieron en seguir organizando allí algún acto y del interés del club, el campo en el que el Torino levantó sus trofeos ha sido reconstruido. Sin embargo, la reciente remodelación del Comunale alejó una vez más la ilusión de muchos hinchas del equipo de volver a ver un partido oficial en el Filadelfia, pero, al menos, el lugar donde vieron a la mejor plantilla de su historia vuelve a prestar sus servicios al club.

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