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Soleimani y el mayor cementerio del mundo – 8 de enero

Qasem Soleimani ya está enterrado en su ciudad natal. En Kermán, al sureste de Irán, yacen dos de sus antiguos camaradas de la guerra contra Irak. Otros mártires. Otros héroes persas completamente desconocidos para el ojo occidental. El general Soleimani sobrevivió a ese conflicto, pero no a la guerra eterna contra el terrorismo de Estados Unidos y que ahora le ha matado, dron mediante. A Soleimani le hacen bustos, le componen canciones y cincuenta personas han muerto en una avalancha en sus funerales. Muertos colaterales. «Los asiáticos viven la muerte de forma diferente a nosotros», decía Westmoreland, el general estadounidense en Vietnam. La historia hace eco.
El mayor cementerio del mundo es chií y está en Irak. Se llama Wadi-us-Salaam. Está junto a Nayaf, la ciudad iraquí donde las tropas españolas no participaron en aquella guerra evidente para todos menos para un gobierno que definía la región como una «tranquila zona hortofrutícula». Wadi-us-Salaam es más grande que Nayaf y parece una ciudad vista desde un dron, pero es una polis de muertos a ras de suelo. Hay cinco millones de cadáveres, o lo que quede de ellos. Chiíes de Irak, Irán y el resto del mundo. En criptas, tumbas y sepulturas. Lo cual no impidió que Estados Unidos lo bombardease durante la guerra de Irak. Hay gente que ni muerta tiene paz.
En Irán e Irak hay generaciones de hombres y mujeres que no han conocido la paz. Irán se apuntó a la guerra cuando echó al shah patrocinado por Estados Unidos: la soberanía es una provocación. El Irak de Sadam Hussein entró en combate armado por Washington para aprovechar las debilidades del nuevo régimen de los ayatolás. Cuentan que Soleimani lloraba cuando le obligaban a enviar a  los jóvenes reclutas a correr por los campos de minas. Mártires adolescentes. Estos no acabaron en Nayaf, que creció en tumbas con el ISIS, al que Soleimani combatió y ayudó a derrotar. «Nunca he tenido más trabajo que en los años del DAESH», decía un sepulturero de Nayaf con décadas de experiencia.
El valle de la paz, llaman al cementerio de Wadi-us-Salaam, ciudad de muertos que descansan del combate de vivir. Aunque caminen por el valle de la muerte, titulaba con la Biblia Álvaro Colomer su novela sobre aquella batalla española de Nayaf que no podía existir. Los cronistas de Trump aseguran que el presidente de Estados Unidos no tendrá su guerra. Sí que pone sus víctimas, con drones como Obama, con Tomahawks como Bush. La muerte aérea es una especialidad americana. Los B-52 calientan motores mientras se apagan los funerales vengadores de Soleimani. Ahora Trump amenaza con destruir la cultura iraní, en giro iconoclasta para alegría de sepultureros.

Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este Tumblr.

Víctor García Guerrero
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Un comentario

  1. «Cuentan que Soleimani lloraba cuando le obligaban a enviar a los jóvenes reclutas a correr por los campos de minas». Madre mía, este periodista de actividad fraccional debería tomarse una actividad mas completa y averiguar la fuente del dato. Quiza la familia del «mártir», por seguro no la de los civiles muertos por gracia y pbra de él.

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