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Cinefórum XVIII – La regla del juego

Seguirle el paso a Plácido no es nada sencillo. Un clásico de la filmografía de su país, una crítica a la sociedad que le tocó vivir a sus creadores y una visión de Europa que entronca también con la anterior Rufufú. Por eso, ante la clara dificultad de mantener el nivel, nos vamos a uno de los clásicos absolutos del cine de más allá de los Pirineos: La regla del juego de Jean Renoir.

Decía Robert Altman (que de eso de hacer cine sabía bastante), que la película de Renoir le había enseñado las reglas del juego del cine, valga la redundancia. Lo indudable es que el director francés construyó una cinta que es cine en estado puro, donde al final la trama deja de tener verdadera importancia mientras disfrutamos de la manera en la que se nos cuentan las cosas y se deja ver la estructura que se esconde bajo lo narrado. La anécdota le sirve al director francés para adentrarse en la esencia de un tiempo cuyo futuro parece ser capaz de divisar.

la-regle-du-jeu-coverEl film se estrenó en Francia en julio de 1939 y fue un fracaso de público. Era la cinta más cara de la historia de su país y, sin embargo, todo el mundo la atacaba. La extrema derecha criticaba el que apareciese un marqués judío y organizó manifestaciones allí donde se proyectaba la película. Finalmente, en octubre de ese año, La regla del juego fue prohibida en Francia por ser «depresiva, mórbida, inmoral y tener una influencia perniciosa sobre la juventud». Leyendo esto, parecería que estamos ante una bacanal constante de muertes gráficas y casquería, pero lo cierto es que esta definición no podría ser más errónea.

La historia del amorío entre un heroico aviador y una marquesa, de su repercusión sobre la clase aristocrática francesa y las relaciones de esta con sus sirvientes, condensada en una estancia en la casa de campo del Marqués de la Chesnaye, escondía en su corazón una visión descarnada y preclara de la sociedad del momento. Fueron los que se vieron representados en esa banda de amorales sin escrúpulos los que tuvieron que contener la sonrisa y ofenderse al descubrir que Renoir les había visto tal y como eran. Enfrentados al espejo del cine, hicieron todo lo posible por hacer desaparecer La regla del juego, pero no lo consiguieron. Poco después estallaría la Segunda Guerra Mundial y los que protestaban ante los cines resultaron ser los mismos que apoyarían al régimen de Vichy. Jean Renoir, seguramente sin saberlo, había conseguido descubrir la podredumbre en el corazón de la república.

Ismael Rodríguez Gómez
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