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Cinefórum CCCXIV : «Carretera asfaltada en dos direcciones»

De carretera en carretera, tomamos una desviación y llegamos a las vías que atraviesan EEUU, esa sucesión de líneas de asfalto que conectan un país inmenso, donde los grandes vacíos siguen siendo la norma más allá de las superpobladas urbes, concentradas en ambas costas. En ese territorio fronterizo, entre pequeños pueblos y las grandes autopistas, se desarrolla Carretera asfaltada en dos direcciones (Two-Lane Blacktop, 1971, Monte Hellman), un clásico del cine independiente.

La película sigue a dos personajes, llamados únicamente el Conductor (James Taylor) y el Mecánico (Dennis Wilson), en un vagabundear sin objetivo a bordo de un coche trucado; de carrera ilegal en carrera ilegal, pero sin una meta a la vista, sin un plan o un fin que conozcamos. A su vagar se une una  muchacha fugada de casa (Laurie Bird), que más allá de un indefinido deseo, expresado en un diálogo de pasada y que podría ser igualmente falso, de llegar a San Francisco, tampoco parece tener una dirección o un motivo. Otro personaje, un hombre más mayor, se cruza repetidamente con ellos (Warren Oates, que en los créditos solo es nombrado como GTO, por su coche) y parece  encontrarse igualmente vagabundeando, aunque él sí es dado a urdir planes e invenciones fantásticas sobre su pasado y presente. Aunque no llega a materializarlos, viste ropa elegante y conduce un precioso coche de fábrica, en contraste total con la máquina, de apariencia destartalada pero potencia indiscutible, que el Conductor y el Mecánico pilotan de pueblo en pueblo.

Monte Hellman y el coguionista, Rudy Wurlitzer, escriben una historia que apenas es tal: un viaje a ninguna parte que nunca concluye, no nos aporta respuestas y que no sabemos cuándo comenzó ni si tiene final a la vista; un viaje en el que todo lo que encontramos son más y más carreteras, más y más carreras contra desconocidos que aparecerán y desaparecerán sin dejar huella. Estamos atrapados en una red que cruza Estados y paisajes, que une y separa comunidades, junto a personajes sin pasado ni futuro.

En el reparto, llama la atención la aparición de dos músicos con escasa producción actoral como son James Taylor (que en 1970 acababa de consagrarse con su segundo álbum Sweet Baby James) y el malogrado Beach Boy Dennis Wilson (para entonces ya un veterano de la fama y sus peligros). Tampoco Laurie Bird tuvo una carrera muy larga, ya que fue abortada trágicamente por su suicidio en 1979, dejando solo otras dos películas en su haber: Gallos de pelea (Cockfighter, 1974), también de Monte Hellman y con Warren Oates; y un pequeño papel en Annie Hall (1977, Woody Allen). En realidad, del elenco principal solo Warren Oates podía considerarse a estas alturas un actor profesional, aunque su carrera había tenido más recorrido como secundario y en series televisivas que en le cine. No obstante, ya había participado en la mítica Grupo Salvaje (The Wild Bunch, 1969, Sam Peckinpah) tan solo dos años antes. Es quizás el estilo de actuación de Oates el que choca, por ello, con el extraño naturalismo indolente de los demás actores y de la producción en general.

Para acentuar este efecto, la película fue rodada en secuencia cronológica: el equipo viajó junto con los personajes en un viaje propio (rodando en  California, Oklahoma, Nuevo México, Tennesse, Carolina del Norte, Arkansas y Arizona); para desesperación de los actores, se les entregaban las páginas del guion cada mañana y sin darles más pistas sobre qué podía suceder a continuación. El primer montaje de la película era de tres horas y media, aunque estas quedaron reducidas a 102 minutos en su forma definitiva. En general, no hay subrayados dramáticos de las acciones y, muchas veces, los diálogos, limitados a impresiones sobre coches o carreras, evitan el tema dramático principal y no desvelan información relevante.

Teniendo a dos músicos en los papeles principales, la música también juega un papel particular, con piezas reconocibles de la música popular y tradicional. En la banda sonora conviven The Doors, Kris Kirstofferson o la balada de John Henry, pero lo hacen casi siempre de forma incidental, sonando de fondo, desde la radio del coche de GTO o en alguno de los bares, moteles y dinners de carretera que jalonan la película.

Carretera asfaltada en dos direcciones
Universal Pictures

Hellman es un director muy interesante, con una carrera irregular y una obra relativamente escasa. Sam Peckinpah llegó a decir de él que era «el mejor director trabajando en América» en 1973; sin embargo, resulta más oscuro que otros contemporáneos menos talentosos. A menudo llamaba la atención por hacer películas de género que rompían conscientemente las convenciones de los mismos. Comenzó trabajando en la  escuela  de Roger Corman, de producciones rápidas y baratas, coincidiendo con un primerizo Jack Nicholson en trabajos como La bestia de la cueva maldita (Beast from Haunted Cave, 1959) o Viaje a la ira (Flight to Fury, 1964), y alternando las labores de director, guionista y montador que incluyeron salvar, de forma más o menos anónima, algunas producciones dirigidas por otros. Más allá del cierto éxito de extraños westerns como El tiroteo (The shooting, 1966) y A través del huracán (Ride in the Whirlwind, 1966), también protagonizados por Nicholson, se convirtió en la definición perfecta de director de culto: tan admirado por sus valedores como ignorado por el público general.

Carretera asfaltada en dos direcciones es, por todo ello, una rareza en el cine norteamericano, una muestra de la quiebra de las narrativas tradicionales que solo podía haberse producido en los años que siguieron a Easy Rider: en busca de mi destino (Easy Rider, 1969, Dennis Hopper), otra película de carretera con la que, a menudo, se conecta la que nos ocupa. Pero donde los moteros de aquella llevaban su contracultura como bandera, en una película que, a pesar de sus elipsis y digresiones, tenía una estructura dramática, Hellman crea aquí una viñeta de una juventud desarraigada, de un descontento sin dirección y sin respuesta. De una vida sin épica y sin tragedia.

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