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Hambre, soledad y ratas – 10 de febrero

Las colas del hambre pueblan las calles de Londres y París como en los mejores y peores tiempos, edad de locura y sabiduría. Los hambrientos británicos esperan en Charing Cross y en Vauxhall, corazón de la capital del viejo imperio. La corresponsal Sara Alonso publica las imágenes: decenas de personas en fila por una ración bajo el húmedo atardecer. «Deja uno, llévate otro»: informa el cartel de intercambio de abrigos. Catorce millones de personas, uno de cada cinco británicos, vive en la pobreza. Una mac-hamburguesa se vende a dos libras y diecinueve peniques. La caridad, la comida basura y el alcohol llevan doscientos años alimentando al pueblo del abismo.

En París, las ratas corretean por la ciudad de la luz mientras los estudiantes hacen cola por una bolsa de comida en el barrio número trece. «Es duro tener veinte años en 2020», dijo Macron: no es mejor tener veintiuno un año más tarde, hacen eco los estudiantes, que ya no se suicidan disparando contra la policía, sino que desesperan por aburrimiento y una depresión al treinta por ciento en el colectivo. Razón: confinamiento y paro. El gobierno francés les garantiza una comida al día por un euro y les permite ir a clase una vez por semana para paliar la soledad. La miseria estudiantil sale a la calle a la hora de los roedores: en los bancos de alimentos reparten pan y psicólogos contra el hambre de vida.

La plaga no está hecha a la medida del hombre, escribe Camus en La Peste: esa sospecha cristiana hacia las ciudades, el hábitat de la enfermedad masiva. Pero las ciudades son la obra humana por excelencia: el verdadero desafío a Dios, como detectó San Agustín: porque en la ciudad de los hombres se diluye la fe y se pierden las almas en los callejones. O el metro. Banksy decoró con ratas unos vagones del metro de Londres; se alzaban sobre sus patas con mensaje: me han confinado, pero me vuelvo a levantar. La humanidad es rebelarse. El servicio de limpieza borró los dibujos antes de que el artista los divulgase en Instagram. Las ratas sobrevivirán a las redes sociales.

 

La hambruna azotaba Francia en vísperas de la Revolución. «Era un pueblo de niños, de mujeres», cuenta Éric Vuillard: y un pueblo de parados, casi uno de cada seis parisinos carecía de trabajo o recursos. La revolución la protagonizaron los jóvenes sin calzones y hambre de un mundo nuevo. Empezó en primavera, pero se incendió en verano. Vuillard: «Lo que arde proyecta sobre lo que nos rodea algo fascinante. Somos paja». Aquel fuego revolucionario lo contempló un Dickens asustado desde su Londres igualmente miserable e imperial. La foto del año 2020 en Londres retrata a dos ratones peleándose sin cuartel por unas migas de pan en el andén vacío del metro.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este Tumblr.

 

Víctor García Guerrero
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3 comentarios

  1. Podrian dejar las fuentes. Yo estoy viviendo en reino unido y la aseveracion de que 1 de cada 5 britanicos vive en la pobreza me parece no representativo de la situacion que se esta viviendo en estos momentos.

    Muchas gracias

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