Ocurre todos los días, lentamente, de forma apenas apreciable mientras paseamos. Durante los trayectos en autobús, en los días de compra o en las jornadas de ocio. Día y noche. A veces se percibe cuando algo más grande ocurre; entonces echamos la vista atrás, comparamos y nos sorprendemos del camino recorrido. Hablamos de la transformación de las ciudades. En Milagro en Milán, el protagonista conseguía con su tesón y buena fe transformar un suburbio para dar a los desheredados que lo habitaban, no solo un hogar, sino la dignidad de saberse miembros de una sociedad y un colectivo. Y todo ello, a su vez con la transformación de fondo de una gran urbe como Milán, en plena era de reconstrucción y expansión urbanística.
Por aquellos años, finales de los 50, Avilés, otrora villa portuaria de raigambre señorial, vivía también una metamorfosis de gran magnitud que la convertiría en la ciudad industrial que marcó su identidad en la segunda mitad de siglo XX. El motor de esa transformación fue la construcción de Ensidesa, una macrofactoría siderúrgica que, aún hoy, es uno de los principales motores industriales y económicos de Asturias.
Campaneros, documental dirigido por Isaac Bazán Escobar, narra la historia de las personas que hicieron posible tamaña empresa, deteniéndose particularmente en aquellos que trabajaron en las temibles campanas neumáticas con las que se cimentó la factoría.
Este documental resulta, como diría José Luis Cuerda, contingente y necesario, no solo por lo interesante de la época y por la importancia que para la historia social e industrial supone su testimonio, sino porque arroja luz sobre una parte de nuestro pasado enterrado, literalmente, por toneladas de hormigón y olvido. Porque da voz a las personas que protagonizaron y sufrieron sus consecuencias.
Si bien el telón de fondo del relato es la ya citada transformación de la ciudad de Avilés, el foco en el que debemos detenernos, sin apartar la mirada, aunque cueste, son las terribles condiciones de vida y trabajo de aquellos obreros que, sin ser conscientes de ello y con el ánimo de medrar, hipotecaron su salud o directamente, en mayor número del que parece, encontraron la muerte.
La magnitud del fenómeno, lo desconocido de la historia, así como la intensidad y cercanía de los testimonios registrados, hacen que Campaneros sea un documental, no solo extremadamente recomendable para todo el mundo, sino de obligado visionado para todos los asturianos.
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