Musk, neconquista de América – 18 de abril

Elon Musk está haciendo las Américas en busca de litio y redes. Litio para sus coches eléctricos; redes para Starlink, su empresa de internet. Al dueño de X le abren las puertas en Argentina y le rinden pleitesía en su propia casa. El presidente Javier Milei ha viajado a Austin, Texas, donde se fabrican los coches Tesla, para hacerse fotos con el millonario. Se dan la mano en un despacho, levantan los pulgares en pose cowboy, y se retratan en viñeta como superhéroes en un cumpleaños infantil. Milei ve en Musk el rostro del dinero; el millonario tiene al argentino como el político perfecto para el capital sin fronteras. Es un amor de compra y venta.

Musk no tiene tanto predicamento en Brasil. Lula da Silva y su gobierno están en guerra con el magnate que desembarcó Starlink en el Amazonas de la mano de Bolsonaro. Hoy es la empresa de internet más importante al norte de la frontera agrícola de Brasil, pero los planes de conquista se han truncado con la derrota del capitán golpista. Y pelea en los tribunales contra las instituciones brasileñas. El Supremo quiere obligar a Musk a cancelar en Twitter cuentas de seguidores de Bolsonaro por falsarias y manipuladoras. El dueño de X llama al magistrado Alexandre de Moraes «dictador», «villano»: de nuevo, el bien contra el mal, filosofía de tebeo. En Brasil, quadrinhos.

América para los americanos, o sea, estadounidenses. La doctrina Monroe es la versión moderna de la conquista de españoles y portugueses. Hoy es la lucha sin cuartel por recursos y discursos. Elon Musk es un conquistador posmoderno que necesita la compañía y la comunión de interés con el ejército de los Estados Unidos. Antes de retratarse con Musk, el argentino Milei se disfrazó de militar para posar con la general al frente del Comando Sur del Ejército estadounidense. La militar le regaló n avión (versión contemporánea de los abalorios) y Milei correspondió con una base naval en Ushuaia. Milei se disfrazó de soldado y patriota para las fotos.

«Después de hechos los requerimientos que de parte de V. M. se les hacían acerca de la paz», escribía Cortés al rey Carlos, «no los quisieron cumplir, y les hicimos la guerra». El conquistador presume de usar el combate como recurso secundario. Un siglo después, sobre aquellos cadáveres de victoria azteca, Cervantes defendía que son las armas, y no las letras, las que liberan «los caminos de mar y tierra» de la confusión de la guerra: no son nada las letras sin las garantías de espadas y arcabuces. Letra X, incluida, ha aprendido el millonario Musk, de estirpe colonial africana, que quiere conquistar nuevos mundos regalando espejos a los ahogados.

Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.