De entre la ingente y soberbia obra de uno de los últimos genios vivos de la música cinematográfica, Ennio Morricone, sobresale una pieza de sensibilidad abrumadora que ha pasado a los anales de la cultura popular como un canto descarnado y épico a la dignidad humana. Here´s to you es el tema central de Sacco y Vanzetti, película de 1971 dirigida por Giualiano Montaldo y que narra los acontecimientos del conocido caso del que el film toma su nombre.
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, dos inmigrantes italianos en la Norteamérica de 1920, fueron condenados a muerte por el Estado de Massachusetts en un juicio que, para vergüenza del mundo, ya había dictado su sentencia antes de comenzar. Acusados del robo en una fábrica de zapatos y del asesinato del guardia de seguridad y de un cajero, en realidad estaban siendo juzgados por sus circunstancias: los dos pertenecían al movimiento anarquista de Chicago, pero además eran italianos y pobres, y en los Estados Unidos de la época esos eran pecados imperdonables. ¿Y en los de hoy?
Pruebas insuficientes, testimonios de testigos contradictorios o declaraciones exculpatorias no lograron evitar que la justicia norteamericana blandiera su pesado mazo después de siete años de apelaciones y de indignación internacional. El 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti fueron ejecutados en la silla eléctrica, pero ya se habían convertido, para su desgracia y por su valentía, en símbolos de la integridad humana.
Conociendo la trágica historia que tiene detrás y apreciando su naturaleza musical, es inevitable no emocionarse escuchando Here´s to you. La nostalgia y la heroicidad la impregnan por completo. La canción da inicio con un tímido órgano que presenta la melancólica melodía de Morricone para luego dar paso a la sentida voz de Joan Báez, quien repite en un bucle hipnótico, una y otra vez, la misma estrofa (Here’s to you, Nicola and Bart / Rest forever here in our hearts / The last and final moment is yours / That agony is your triumph) mientras se le van sumando, en un emotivo in crescendo, instrumentos y coros que acaban eclosionando en un continuum apoteósico.
Cincuenta años después de la ejecución, Mitchell S. Dukakis, el por entonces gobernador de Massachusetts, quiso rehabilitar la memoria de Sacco y Vanzetti reconociendo que eran inocentes y que no habían tenido un juicio justo. Ya era demasiado tarde para ellos, pero no para su memoria; porque como canta Joan Baez, en nuestros corazones su agonía siempre será su triunfo.
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Mejor el motivo compositivo que la interpretación en realidad. Un poco rebuscado, pero bien. G acias