Propaganda enemiga – 19 de septiembre
Estados Unidos se va a gastar mil seiscientos millones de dólares en los próximos cinco años en propaganda anti-China. Demócratas y Republicanos se han puesto de acuerdo en plena campaña electoral para que el Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, organicen campañas contra Pekín. La ley 1157 de la Cámara de Representantes se presenta literalmente como un Fondo contra la influencia maligna de la República Popular China. El mal se resume en que China quiere promover un orden internacional alternativo al de Estados Unidos, cuya seguridad nacional y económica se ve amenazada. Washington va a pagar a medios y ONGs para que contraataquen.
Responsible Statecraft alerta de que Estados Unidos está recurriendo a lo mismo que Occidente denuncia en sus enemigos: manipulación y desinformación contra el enemigo. Pero la estrategia no es novedad, solo actualizada y ambientada en el siglo XXI. La búsqueda en el motor estadounidense Google ya parece coordinada en el esfuerzo. Escribo «prc china propaganda» y, de los cinco primeros resultados, tres son del Departamento de Estado, uno del gobierno de Australia y un quinto a la entrada en inglés de Wikipedia, pero con convenientes versiones en árabe, persa, pastún, coreano, y chino mandarín y cantonés. Dice: «algunos aspectos de la propaganda se remontan a los primeros periodos de la historia china»: malos de nacimiento.
El gobierno estadounidense lleva décadas dedicando dinero a propaganda. El Film Liaison Office del Pentágono pagó películas y documentales durante la II Guerra Mundial y la Guerra Fría. El propio Departamento de Defensa estuvo detrás de películas como Top Gun, que hizo disparar por cinco el número de reclutas de la armada estadounidense. La propaganda no siempre es destructiva. Y a su servicio se pusieron genios como John Ford o Luis Buñuel. O Sergei Eisenstein: El Acorazado Potemkin y Octubre son cine y propaganda, arte y mensaje enardecido. Hitler contrató a Leni Riefenstahl para que fuera la directora del Tercer Reich y de su mirada nació El triunfo de la voluntad: la derrota nazi convirtió esa propaganda en una siniestra crónica de muerte anunciada.
La propaganda tiene una calle: via di Propaganda, en Roma. El Palacio de la antigua Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe está más cerca de las sedes del gobierno de los hombres que de la ciudad de Dios. Fue un papa en el siglo XVII el que creó la Sacra Congregatio de Propaganda Fide. Quería controlar el mensaje del catolicismo en plena guerra por las almas de los europeos con los protestantes, y unificar el discurso de las misiones en el nuevo mundo donde Portugal y España usaban a Dios para construir su Imperio. El primer mártir fue San Fidel de Samaringa, asesinado en Suiza por predicar la verdad vaticana en tierra de Reforma. Lo mataron a garrotazos a la puerta de la Iglesia.
Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.
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