Niños de la guerra en tiempos del cólera: Yemen, Gaza o Venezuela – 12 de julio de 2017
Los niños de Yemen se mueren de cólera. No todos, pero uno de cada cuatro infectados por la epidemia tiene menos de quince años. La ONU cree que ya hay más de trescientos mil casos, o sea que 75.000 niños pueden tener la enfermedad. Se da prácticamente en todo el Yemen. Sólo se salva la isla de Socotra, en el Índico. Ahí no ha llegado la guerra, que es la madre de este mal: Arabia Saudí y otros aliados suníes bombardean a los chiíes del Yemen. Los niños con cólera de aquí no salen en Al Yazeera ni les retuitean Trump, Hillary o J. K. Rowling. Los niños del Yemen se pueden morir por beber el agua fecal de la guerra sin un mísero hashtag local.
Los niños de Gaza pasan estos días de calor sin electricidad. O sea, sin ventilador y con velas por las noches. Así vivían tres hermanos de dos, tres y seis años de edad del campamento de refugiados Beach Camp hasta que su tienda se incendió en mayo y el fuego les convirtió en parte de la estadística: desde 2010, 29 palestinos (24 de ellos, niños) han muerto en incendios producidos por el uso de velas para suplir la falta de corriente eléctrica. En Gaza falta luz porque Israel bombardea sistemáticamente la única central eléctrica de la Franja y pone todas las dificultades posibles para importar los repuestos. Los niños de Gaza viven en las tinieblas de una guerra casi olvidada.
En Argentina no hay bombardeos porque la guerra de clases no siempre los necesita. En Argentina, 6 de cada 10 menores de 17 años son pobres. Y, de esos, 1.200.000 pasan hambre. O, como dice un estudio de la Universidad Católica, «tienen serios problemas para alimentarse». A los pobres en Argentina los llaman «cabecitas negras» porque la miseria tiende al oscuro en la piel y el pelo. Lo contrario de la fortuna de ojos azules del presidente Macri, que hace poco estuvo en Japón y se hizo fotos con los laboriosos niños japoneses. A los pobres conviene recordarles que lo son por su propia culpa y raza perezosa, no vaya a ser que se levanten contra el Palacio de Invierno o la Casa Rosada.
Sostiene la oposición más rica de Venezuela que hay niños muriéndose de hambre por culpa del Gobierno, y el Gobierno culpa a los opositores de hacerle una guerra económica que desabastece mercados, hospitales y farmacias. En Caracas se ha visto a niños con cócteles molotov y eso lo ha denunciado el mismo gobierno, porque una cosa es protestar y otra usar a menores en primera línea de batalla. Así acabó haciendo Hitler en la Berlín derrotada. Franco no llegó a tanto, aunque a unos niños los llamó flechas y a otros los robó para convertirlos en buenos españoles. La infancia es el futuro, pero no se desprecia como arma presente en los tiempos del cólera.
Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.
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