El seriéfilo: febrero de 2016
No quiero parecer alarmista, pero tengo que ser sincero con vosotros: el artículo de este mes ha corrido serio peligro de no publicarse. ¿Quizá por una censura mediática, tan de moda en estos tiempos que corren? Qué va, qué va. ¿Vagancia, desidia y desgaste seriéfilo? Aunque tengo que reconocer que soy bastante vago, eso siempre ha sido así, por lo tanto tampoco es por eso. El problema ha estado más allá de nuestras fronteras, porque las primeras semanas del mes, desde un punto de vista creativo, han sido chungas. Muy chungas. Estaba tentado a llamarlo el mes de los cuchillos largos, porque me iba a cargar un montón de series que dejan mucho que desear, y es cierto que, siendo egoísta, me vendría muy bien para reducir la lista de series pendientes; pero, por otra parte, no me parecía de recibo dejar colgados a mis fieles y sufridos lectores. Además, si presento como resumen del mes dos líneas de mi*rd*, esta vez sí que sí, me echan de la revista, así que, por suerte para todos, las últimas semanas de mes mejoraron bastante lo ofrecido por sus predecesoras y, felizmente, os traigo algo que podréis llevaros a la boca.
Os parecerá que soy un llorica o que siempre me estoy quejando; como ya nos conocemos, traigo datos, nombres, series tan malas que solo recordarlas me hace llorar. Os contaré cosas tan horribles que no podréis más que darme la razón; historias tan lamentables que os aseguro que si osáis no seguir mis consejos y ver aunque sea uno solo de esos capítulos, vais a tener pesadillas. Voy a referirme a ellos rápidamente, para quitármelos de en medio. Avisados quedáis.
Beowulf: Return to the Shieldlands (ITV), no deja de ser un refrito de Hércules (MCA TV), pero ambientado en las leyendas que forman la saga del épico héroe. No la comparo con Xena, la princesa guerrera (MCA TV), porque creo que esta última es claramente superior. Lo admito: me he dejado llevar por el habitual buen hacer británico, pero esta vez he pinchado en hueso.
Lucifer (FOX) es otro ejemplo de ilusión hecha añicos. Basada en el personaje de cómic, se vuelve a repetir el mismo error que le costase la no renovación a Constantine (NBC), esto es, utilizar el nombre como reclamo para luego crear una serie floja, aburrida y previsible, que nada tiene que ver con el material original.
Más madera. Stan Lee’s Lucky Man (ITV1), también conocida como los ingleses me la vuelven a liar, producida, como su nombre indica, por la leyenda del cómic Stan Lee, trata sobre un detective ludópata que puede controlar la suerte (silencio incómodo). Absurdo, sí, pasemos página.
Colony (USA Network) es el intento de Josh Holloway (el Sawyer de Perdidos) de revivir éxitos pasados tras el desastre de su anterior serie, Intelligence (CBS). Vuelve a elegir la ciencia ficción y vuelve a patinar, no estrepitosamente, pero sí con indiferencia, pues a pesar de contar con un argumento lleno de interrogantes, no consigue enganchar del todo.
Algo parecido ocurre en Shades of Blue (NBC), con Jennifer López como estrella protagonista. La serie nos cuenta la historia, poco original, de una detective corrupta que, pillada por el FBI en una redada, tiene que delatar a sus compañeros para no ir a prisión y dejar a su hija adolescente sola. Sin destacar en ningún aspecto, es entretenida y, comparada con el resto de las que llevamos nombradas, gloria bendita. Aprovecho para confesar sinceramente que la otra estrella del reparto, Ray Liotta, que interpreta al jefe de J. Lo, nunca ha logrado convencerme. No, ni siquiera en Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990).
Sube un poco el nivel Outsiders (WGN), entretenida serie sobre el clan Farrell, una familia que vive en las montañas, con sus tradiciones, normas y supersticiones. Es decir, totalmente fuera de un sistema al que tendrán que enfrentarse cuando quieran desalojarlos de su propiedad para explotar el yacimiento de carbón que se encuentra bajo sus tierras. Hay que reconocer que la producción tiene algunas escenas absurdas (por ejemplo, una especie de justa medieval en quads…), pero, si se conecta un poco con la serie, pasarán completamente desapercibidas.
La novedad más destacada del mes es Billions (Showtime) que enfrenta en la pantalla a dos pesos pesados: Paul Giamatti como Chuck Rhoades, fiscal de distrito, y Damian Lewis interpretando al ambicioso millonario y genio de las finanzas, Bobby Axe Axelrod. La serie nos muestra la lucha del primero por desenmascarar y hundir al segundo, ya que intuye que ha acumulado su fortuna a golpe de información privilegiada e irregularidades. Lo mejor es, además de la interpretación de los protagonistas, que la producción nos revela en todo momento las dos caras de la moneda. Es decir, como espectadores sabemos en todo momento lo que hacen y planean tanto el fiscal como Axelrod, lo que humaniza a los personajes y evita que los etiquetemos apresuradamente como el bueno y el malo. Sin tomar partido en ningún momento, la serie desvela únicamente los hechos.
Continuando con los brotes verdes, si el mes pasado aplaudía los intentos de Galavant (ABC) y Angie Tribeca (TBS) por introducir nuevos registros de comedia, alejados de la típica sit-com, este mes también encontramos un par de rarae aves (plural de rara avis según Yahoo! respuestas) que exploran este género desde distintos puntos de vista: por un lado, Animals (HBO), una serie de dibujos animados para adultos que recrea la vida contemporánea desde el punto de vista de los múltiples animales que podemos encontrar en las grandes ciudades. Perros, gatos, palomas, gansos, orugas… Original y muy curiosa. Y, por otro lado, la elevación a la máxima potencia de la comedia triste, que en este caso roza ya el patetismo (entiéndase esto como un piropo), Baskets (FX). Protagonizada por Zach Galifianakis, nos narra la historia de un aprendiz de payaso incomprendido que vive con su madre y tiene una visión de la vida un poco… diferente. Gustará a algunos, decepcionará a muchos otros, pero hay que alabar este intento por crear un producto que se salga de lo normal.
Un tanto frio me está dejando American Crime Story (FX), que se adentra en la historia real del juicio contra O. J. Simpson (antigua estrella del fútbol americano) por el presunto asesinato de su mujer en 1994. A pesar de las buenas interpretaciones de los actores principales, Cuba Gooding Jr. como O.J. Simpson, David Schwimmer (el Ross de Friends) como el íntimo amigo de O.J., Robert Kardashian, o John Travolta como el abogado defensor Robert Shapiro; y el preciso detalle con el que se desarrolla toda la trama, ajustándose a los acontecimientos reales, creo que la producción funciona más bien como una serie-documental dirigida a todo aquel que esté interesado en el caso en sí. Lo cierto es que desprende una gran frialdad aséptica, idónea para el género documental, pero incompatible con una buena serie.
Tampoco puedo ser justo con las series de superhéroes Agent Carter (ABC) y Legends of Tomorrow (The CW), ya que, a pesar de cumplir con su cometido y ser muy entretenidas, resultan un tanto vacías toda vez que Netflix ha entrado en el género como un elefante en una cacharrería, revolviéndolo todo. Mientras veía ambas series, solo podía pensar en el estreno de la segunda temporada de Daredevil, previsto para el mes de marzo.
Con la que me lo estoy pasando pipa es con la nueva temporada de Black Sails (Starz), que una vez soltado el lastre de las presentaciones de los múltiples personajes en la primera temporada, avanza ágilmente, viento en popa a toda vela, sin dejarnos un minuto de descanso entre abordajes, naufragios, duelos de espada e intrigas políticas en la isla de Nassau. Una gran serie de aventuras que recoge el espíritu de las viejas historias de piratas.
En fin, habréis podido observar que no soy ni un exagerado, ni quejica, ni llorón, ni nada de nada. Que lo que ocurre es que el mes ha dado mucha pena. Menos mal que cuando parecía todo perdido llegaron 11.22.63 (Hulu), adaptación de la novela de Stephen King; Vinyl (HBO), cuyo episodio piloto lo dirige Martin Scorsese (genuflexión); Happy Valley (BBC One), continuación de la miniserie revelación del 2014; la sexta temporada de The Walking Dead (AMC), con un primer episodio que puede ser uno de los mejores de la serie; y la cuarta temporada de Vikings (History), para acabar de arreglar el estropicio. Pero para analizar todo esto, habrá que esperar un mes más, así que no os perdáis nuestro encuentro de marzo, que promete estar lleno de momentos de calidad.