El día que Kurt Cobain disparó al grunge
Generación X
Corrían aires neoliberales, se inauguraba la segunda etapa de la era de Ronald Reagan en la Casa Blanca y su Doctrina en política exterior, cuyo objetivo radicaba en contener la influencia del comunismo a escala mundial, daba sus frutos. Iniciaba el principio del fin de la Guerra Fría que culminaría con el símbolo de la caída del Muro de Berlín y el posterior desmantelamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En Estados Unidos eran tiempos de contrastes. A mediados de los 80, la economía experimentaba una notable recuperación que facilitó el encumbramiento del consumismo, en gran medida no solo gracias a políticas económicas, sino también a través de la publicidad que comercializa valores. En una parte de la sociedad, el materialismo caló en forma de apatía hacia la globalización: se trataba de los jóvenes inconformistas con el sistema, la Generación X. Esos jóvenes, nacidos fruto del baby boom sesentero, mostraban su descontento ante el mundo que les rodeaba; los más prolíferos consiguieron manifestar su desánimo, sus sentimientos más oscuros, a través de las artes; a través de la música.
Los grandes almacenes, las multinacionales y las marcas comían terreno a los pequeños establecimientos de barrio. Las estanterías de las tiendas se llenaban de discos con estrellas del rock y del pop en sus portadas, y los garajes y locales en desuso eran aprovechados por parte de esa nueva generación que intentaba probar suerte en la música. Así comenzó Nirvana, el trío de chicos con estética descuidada, rotos en los vaqueros y pelo desaliñado, que marcaron el estilo del movimiento grunge.
Para Kurt Cobain, compositor y cantante de la banda, como para otros adolescentes de la Generación X, la música se convirtió en una manera de evadir la mente ante la frustración de no encajar en la sociedad. Una sensación que arrastraba desde la infancia, pues desde niño, tras la traumática separación de sus padres, estuvo de casa en casa bajo el cuidado de varios familiares con los que tenía un trato sensible a las fricciones. Tampoco ayudaba su personalidad introvertida, que dificultaba sus relaciones sociales, ni sus problemas de salud. Encontrar un hueco en la música significaba expresar sus demonios y hallar un refugio.
El destino le dio un giro cuando con catorce años su tío le regaló una guitarra. No sólo había encontrado una herramienta para abrir su personalidad de carácter reprimido, también se iniciaba el encumbramiento a la fama que tanto detestaría. Desde ese momento, Kurt Cobain se esforzó por formar bandas con amigos y conocidos, con los que interpretaba grandes éxitos de los grupos de rock duro que estaban marcando sus años de adolescencia (AC/DC, Led Zeppelin, Kiss o Black Sabbath). No obstante, el punk era en esa época la tendencia musical que más se asemejaba al estilo que Kurt Cobain sentía.
El éxito que Kurt Cobain odió
«Hola, somos unos vendidos al rock corporativo de compañías grandes». Así presentó en directo Kurt Cobain el segundo disco de Nirvana, Nevermind. Atrás quedaban los primeros pasos de la vieja banda Fecal Matter que iniciaron Kurt Cobain y Krist Novoselic. En 1991, ya junto al batería Dave Grohl, su nuevo disco bajo el sello de una gran discográfica, DGC Record, rompía todas las previsiones de venta y los lanzaba al éxito comercial en el que Kurt Cobain se erigía como el profeta de la Generación X.
En esas palabras, con las que Kurt Cobain presentaba con mofa su nuevo álbum, se escondía la incomodidad con la que llevaba el traje que le habían asignado como portavoz de los jóvenes del movimiento grunge. Kurt Cobain había codiciado un lugar en la música, pero sufría una lucha interna entre los privilegios de ser una gran estrella y el remordimiento por romper con el tradicional modelo de vida punk. El éxito bajo una gran compañía discográfica traía aparejado publicidad y baños de multitudes, en contra de su ideología, pero también la difusión masiva de su música. Smells Like Teen Spirit, el principal sencillo de Nevermind, no fue sólo un éxito, sino que se proclamó como un himno del grunge; Come As You Are obtuvo el mismo agrado del público, se elevaron las ventas del álbum.
¿Qué tenía Nirvana para despertar la admiración de su generación? A menudo Kurt Cobain se sentía resentido con la atención mediática que despertaba. El sonido de Nirvana era inédito, sus composiciones jugaron con el límite de la censura y el comportamiento de los integrantes difería del estereotipo distante de una estrella del rock. Kurt Cobain no era intocable, era frágil y estaba inmerso en una carrera hacia la destrucción por sus problemas con las drogas. Los jóvenes se veían reflejados en el desencanto al que cantaba la voz rota de Kurt Cobain. Lo alternativo marcaba la diferencia. Tras Nevermind, el éxito de Nirvana no decayó, pero sus nuevas canciones eran siempre comparadas con Smell Like Teen Spirit.
El ocaso del cantante, el nacimiento del mito
Kurt Cobain iniciaba los 90 con una fama que detestaba y un estilo de vida, marcado por los estupefacientes, que compartía con su reciente esposa, Courtney Love. En 1993, el cantante fue internado por sobredosis. Las drogas ganaban terreno a la música y ya eran su principal salida para eludir la realidad y los problemas personales. Su infelicidad llegaba al extremo y lo gritó al mundo con dos intentos de suicidio, antes del disparo final.
Kurt Cobain se despidió del mundo con una carta que expresaba todas las sombras de la personalidad del cantante. Cuando decidió poner punto y final a su vida, resumiéndolo con ese «es mejor quemarse que apagarse lentamente», había consumido una alta dosis de heroína para posteriormente quebrar su cráneo con una escopeta. Millones de seguidores de Nirvana quedaron conmocionados con la muerte del cantante. Con tres discos de estudio, controvertidos directos y su participación en varios festivales internacionales, Nirvana pasaba a la historia como la banda que ascendió lo alternativo y cantaba al inconformismo. Tras la muerte de Kurt Cobain, el grupo terminaba, pero su fama aumentó aún más. Dejaron un legado con cierto carácter sagrado, pues muy pocos se han atrevido con sus canciones.
Este mes de abril se cumplen veintidós años desde el día que Kurt Cobain decidiera apretar el gatillo. Se apagaba la mirada ausente, moría el ídolo de masas, nacía la leyenda de Nirvana. En 1994 Kurt Cobain entra en el club de los veintisiete (formado por las controvertidas celebridades como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison o Brian Jones), ese círculo de prodigios de mente incomprendida que abandonan a su público con una corta trayectoria, pero dejando un gran legado.
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A veces hay que conocer a los cantantes para entender su música. Gran artículo de divulgación.