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La ideología de los mapas – 28 de julio

Los mapas también hacen la guerra. Las cartografías más utilizadas en EEUU y la Europa de la OTAN para seguir el conflicto de Ucrania los publica una organización estadounidense. El Instituto para el Estudio de la Guerra facilita mapas interactivos y gratuitos con información sobre ataques, avances y retrocesos. Y añade un comentario. El último dice: ganancias marginales rusas, mientras Moscú mastica a su vecino. El Instituto para el Estudio de la Guerra se define como una organización no partidista dedicada, sin embargo, a «mejorar la capacidad de la nación para ejecutar operaciones militares». No tiene ánimo de lucro.

Al ISW, por sus siglas en inglés, se le pueden hacer donaciones: «ayúdanos a seguir al frente del pensamiento militar», dice su web. Los mayores donantes son empresas. Estas son las cuatro primeras: Kirkland y Ellis (mayor bufete de abogados del mundo por facturación); General Dynamics (gigante del armamento que fabrica cazabombarderos, tanques o misiles); y Capital Bank (un banco de Panamá). Leyes, armas y dinero. Y General Motors: «lo que es bueno para General Motors, es bueno para Estados Unidos», dejó dicho su presidente Wilson hace setenta años: el capitalismo y el imperio se resumen a sí mismos.

La BBC y la CNN usan a diario los mapas del Instituto para el Estudio de la Guerra. Son su imagen del conflicto. Rusia tiene los suyos. El portal privado Readovka publica un mapa diario que tiende a exagerar los avances rusos. Triunfa en Telegram, donde abundan las cartografías de los llamados OSINT: observadores de fuentes abiertas. Los mapas de los aficionados desafían a los oficiales de Moscú, Kiev o Washington. Si hay fake news, hay fake maps. La guerra también se gana o se pierde en el dibujo de las trincheras.

Los mapas cargan ideología porque la mano que dibuja no es inocente. El mapa más antiguo es babilónico, del siglo VI a.C.: el mundo es agua y en el centro está… Babilonia. España y Europa ocupan el centro del mapa de Juan de la Cosa, el primero que incluye a América. Lo firmó en el Puerto de Santa María: el mar, la mar, del poeta Alberti, exiliado para que el mapa patriota no le mandase a la fosa común. Las dos Españas que helaban el corazón tenían también su propio servicio de cartografía. Al territorio sin mapa lo llamaban país en sombra: unas tinieblas a la espera de retrato y derrota.


Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3. Puedes escucharla aquí.

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