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El Seriéfilo

Seriéfilo: marzo de 2021

Finiquitamos el primer trimestre del año y las sensaciones no pueden ser mejores: tenemos series con enjundia para seguir pasando la pandemia. Este mes, varios pesos pesados vuelven a nuestra pantalla y con ellas vienen algunas pequeñas sorpresas que no dejarán a nadie indiferente. Vamos con el seriéfilo de marzo.

La tercera temporada de American Gods (Starz) mantiene las señas de identidad que le caracterizan desde el primer capítulo. A saber: un apartado visual apabullante, una sinopsis curiosa, diálogos sugerentes y personajes magnéticos. Tantas bondades juntas no podían fallar… A no ser que el ritmo de la serie sea como el de esas olas que se empiezan a formar cerca de la orilla, lentamente va creciendo y cogiendo velocidad, pero, al final, no acaba de romper. En esta tercera entrega la historia se va cociendo a fuego muy lento; parece que está destinada a desencadenar un final apoteósico, pero ese cierre soberbio nunca acaba de llegar. Lo cierto es que ese clímax se esperaba con gran expectación en la primera temporada, se deseaba con todas las fuerzas en la segunda y se suplica en esta tercera. Pero tampoco ha habido suerte. Los más fieles a los dioses, ya sean antiguos o nuevos, esperaremos pacientemente el advenimiento de la cuarta temporada, que según Neil Gaiman, autor de la novela en la que se basa la producción, cerraría la historia que cuenta el libro. Esperemos poder admirar, esta vez sí, la apoteosis final que se nos debe desde tiempos inmemoriales.

La segunda temporada de Servant (Apple TV) también tiene un ritmo pausado, pero eso es lo que se espera de una historia de terror clásico, de horror sin estridencias, empapada en un ambiente malsano; cien por cien humano, pero aderezado con unas gotas de sucesos inexplicables aparentemente paranormales. En este segundo acto, aunque se profundiza en el misterioso pasado de Leanne, el tono transita del terror clásico hacia el thriller psicológico. Ahora el desasosiego permanente vendrá provocado por la neurosis de Dorothy y por la pareja, en ocasiones también dúo cómico, formada por Sean y Julian, marido y hermano de la alucinada y dedicados en cuerpo y alma a minimizar los daños sin contrariarla. La serie sigue funcionando, porque la duración de media hora es perfecta para este ritmo tan sosegado. Además, el ecosistema que se ha formado en la casa de los Turner es suficientemente rico y variado como para que el espectador se siga preocupando por el devenir de los personajes.

Un terror más moderno es el que nos presenta la inclasificable Calls (también de Apple Tv), que da una vuelta de tuerca al formato televisivo con capítulos de tan solo quince minutos. En cada uno de ellos escucharemos alguna llamada telefónica, mientras en la pantalla vemos únicamente la transcripción de lo que se dice (acompañada de algunos fondos de pantalla psicodélicos). A pesar de lo que pueda parecer, el formato funciona y logra recrear en nuestra mente historias extrañas y perturbadoras. Si bien la producción empieza como historia de terror, poco a poco va virando hacia un drama de ciencia ficción con múltiples dimensiones y desajustes en el tejido del espacio-tiempo. Los toques de terror se mantienen y, aunque al principio parecía imposible, el director logra cerrar la historia explicando de forma medianamente razonable todos los eventos extraños que nos han ido contando. Bravo.

Pero quizás el morbo del mes era comprobar cómo el universo Marvel se expandía por la pequeña pantalla tras su incorporación a la gran familia Disney. La serie elegida para abrir camino fue Bruja Escarlata y Visión (Disney Plus) y el resultado ha sido plenamente satisfactorio. Por varias razones: primero, porque Marvel ha conseguido crear una miniserie independiente de su universo cinematográfico. En Wandavision encontramos una historia con principio y final que, al mismo tiempo, también aporta información a los fans de las películas de superhéroes; la producción incluso logra dejar flecos sueltos de los que pueden tirar futuras películas del universo. Segundo, porque la puesta en escena ha sido original e impactante. Los primeros capítulos simulan una sit-com de los años 50, logrando captar la atención de quienes ya estuviesen algo saturados de las series superheroicas. Recordemos que, hace tiempo, este género era muy minoritario, pero que, desde que en 2015 Netflix estrenó Daredevil, las series de esta temática se han multiplicado exponencialmente llegando incluso a saturar el mercado. Tercero, los valores de producción de esta serie son extraordinarios. Marvel ha despachado un trabajo muy serio y cuidado para que su estreno en el formato no desentone con el resto su universo cinematográfico. Verdaderamente, la factura de Bruja Escarlata y Visión es excepcional.

The Wilds (Prime Video) comienza con un accidente de avión y está protagonizada por las supervivientes en una isla desierta. También utiliza los flashbacks para contarnos la historia de cada una de ellas. Aquí se acaban las similitudes con la serie de culto Perdidos (ABC). Las protagonistas son ocho chicas que deberán aprender a colaborar para sobrevivir en la isla. Quizás este sea el punto fuerte de la serie, el mecanismo a través del que se desarrolla la mayor parte de la historia. Pero la producción tiene varios puntos débiles: los flashbacks que nos cuentan las vidas de las jóvenes hasta que llegan a la isla son relativamente convencionales, poco inspirados. Lo peor de la serie es, sin duda, el misterio que rodea al propósito de la isla y la explicación de por qué acaban en ella. La respuesta del guion a estos enigmas parece una mera excusa escrita aprisa y corriendo para justificar la historia que realmente se quiere contar: los conflictos, la evolución personal y las relaciones grupales de ocho desconocidas en una situación extrema.

En nuestro lado del charco, parece que el cambio de año no ha acabado con el buen hacer de las series españolas. Hierro (Movistar +) da continuidad a la historia de la jueza Candela Montes, de la que no teníamos noticia desde el final de la primera temporada de la serie, hace ya dos años. De forma muy orgánica, se rescatan los personajes que ya conocíamos para reunirlos alrededor de un nuevo caso de asesinato en la isla duque da nombre a la serie. La extensión de seis capítulos es idónea para no exagerar con el relleno y el hecho de que la mayoría de los personajes ya estuviesen desarrollados hace que el guion no pierda tiempo con presentaciones. Entramos rápidamente en materia. Con la propia isla como un personaje más de la serie, podremos disfrutar de una buena historia y, también, de unos paisajes y un entorno natural únicos.

Por otra parte, el guionista Jed Mercurio nos trae una miniserie ideal para compaginar con su otra producción del momento, Line of Duty (BBC). Sobre la gran serie de la unidad AC-12 hablaremos el próximo mes. En esta ocasión, nos centramos en Bloodlands (BBC), un drama policiaco ambientado en Irlanda del Norte y en el que el secuestro de un antiguo miembro del IRA destapa una serie de crímenes cometidos veinte años antes y que se dejaron caer en el olvido para no poner en peligro las conversaciones de paz en la región. Con este trasfondo, se nos plantea una historia sólida, con continuos giros de guion y en la que nadie parece ser quien dice ser; una trama en la que las heridas del pasado aún no se han acabado de cerrar.

Para acabar, como es costumbre, una comedia con la que despedirnos otro mes con una sonrisa. En este caso, la elegida es Ghosts (BBC), recientemente estrenada en España por Movistar+. Aunque pueda parecer la típica historia de casa encantada, disponer de ocho fantasmas de distintas épocas encerrados en el mismo espacio, da lugar a situaciones cómicas muy variopintas, aunque siempre con un predominio del humor absurdo que tan bien suelen interpretar los ingleses. La serie, que básicamente se centra en la relación entre la heredera de una mansión abandonada y los fantasmas que habitan en ella (por supuesto, solo ella puede verlos y oírlos), plantea situaciones muy cómicas y explota el contraste entre las ansias de la nueva propietaria por convertir la mansión en un salón de bodas y banquetes y el absoluto rechazo de los fantasmas a que su hogar se llene de desconocidos. Una comedia muy loca, pero también muy divertida.

Con esta última carcajada me despido hasta abril. El mes que viene prometo hablar de la nueva temporada de esa gran serie que encanta a quienes la han visto, Line of Duty (BBC). Si no es vuestro caso, ya tenéis deberes para estos próximos treinta días. Os advierto, eso sí, que para verla hay que hacer una especie de gymkana: las primeras cuatro temporadas están en Netflix y, la quinta, en Movistar+. Nadie dijo que ver series fuera fácil. ¡Ánimo!

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