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El seriéfilo: octubre de 2015

Como se esperaba, octubre ha sido un mes potente, con muchos de los pesos pesados que tan ansiosamente esperábamos saltando a la palestra y rindiendo a buen nivel. Necesitaría escribir casi a diario para poder comentar todo lo que nos han dejado los estrenos de The Walking Dead (AMC), The Good Wife (NBC), Homeland (Showtime), The Knick (Cinemax), The Leftovers (HBO), Fargo (FX)… por suerte para vosotros (que os ahorraréis tener que sufrirme a diario y también para mí, que soy demasiado vago como para sostener ese ritmo de escritura), he hecho boicot a las grandes cadenas y no he empezado a ver los grandes lanzamientos hasta hace aproximadamente una semana. Esto ha provocado, por un lado, que haya llegado a una situación extrema de caos mental, hasta el punto de preguntarme qué hacia Carrie con una capucha verde operando a un zombi, puesto de cocaína, en la mesa del despacho de Florrick, Agos y Lockhart; por otro, que en esta ocasión, aplicando mi férreo código seriefilógico, comente lo visto durante los primeros veinte días de mes, que ha sido mucho y plenamente satisfactorio.

Este mundillo avanza tan rápido, estamos tan pendientes de no perdernos ninguna serie, de verlo todo antes que nadie, de descubrir nuevos clásicos, de ser los primeros en tuitear un gran capítulo o una gran decepción… que muchas veces nos olvidamos por qué estamos aquí; por qué vemos lo que vemos y por qué sacrificamos tantas y tantas horas de ocio delante de la pantalla. Por eso no vienen mal, de vez en cuando, estos parones, ya sea por huelgas autoimpuestas, por crisis de identidad o por quedarnos sin conexión a internet durante un periodo indefinido de tiempo. Disfrutar con calma un capítulo, sin pensar en lo que vas a ver después, ni en cómo hacer para poder cumplir con tu calendario seriéfilo antes de irte a dormir. Y eso es lo que he hecho yo con Show Me a Hero (HBO), volver al mejor David Simon para poder disfrutar fotograma a fotograma del placer seriéfilo. Nos cuenta historias sencillas y reales (no hace falta inventar nada, solo hay que saber buscar) con personajes complejos que resulta imposible encerrar en dos horas. Por eso se recurre al formato serie: porque es necesario y no porque sea el hermano pequeño del cine. Simon es un gran contador de historias y de forma sutil nos habla del miedo a lo diferente, de la inseguridad, de la ilusión, de la injusticia, de la marginación… y, claro, del racismo, porque ¿quién no se ha sentido como Mary Dorman (una de las protagonistas) alguna vez? La ignorancia ciega tanto a unos como a otros y es un arma muy poderosa. Obra de solo seis capítulos, imprescindible para todo buen seriéfilo, obliga a dejar las prisas en el perchero. La perfección se cuece a fuego lento.

Después de esto puede que suene raro lo que voy a decir, pero me han gustado unas cuantas series generalistas que se estrenaron allá por septiembre (y por tanto exentas de mi veto) que, aun siendo ligeras tanto en ritmo como en  trama, son productos entretenidos y bien hechos, que no es poco. Blindspot (NBC) comienza mostrando a una mujer desnuda llena de tatuajes (literalmente) y totalmente amnésica. El desarrollo recuerda mucho a The Blacklist (NBC), ya que alterna en cada capítulo un caso autoconclusivo con la historia encerrada en uno de los tatuajes de la protagonista, que nos van dando alguna pista sobre su pasado. Por eso, la serie avanza de forma más fluida que la de James Spader, en la que las reminiscencias pasadas de la protagonista resultan más forzadas.

The Player (NBC) me recuerda a las películas de acción de los ochenta. No obstante, aparece como secundario Wesley Snipes (si tenéis que buscarlo en la Wikipedia, enhorabuena, aún sois jóvenes) y el argumento y la credibilidad dan un paso atrás para dejar que la acción más salvaje y palomitera acaparen todo el protagonismo. Si quieres disfrutar de esta serie, un consejo: no pienses. También entretenida, aunque no tan violentamente fiestera como la anterior, me ha parecido Quantico (ABC) que nos propone una especie de cluedo protagonizado por unos reclutas del FBI de los que sabemos que uno es un agente encubierto, culpable de un ataque terrorista. Toca descubrir quién es y, aunque así contado puede parecer un poco cutre, con un buen envoltorio y unas cuantas dosis de acción, funciona.

Con lo que parece que nunca aciertan estas cadenas es con la ciencia ficción. Con cada estreno, un fracaso: Minority Report (FOX), a pesar de contar con presupuesto y la historia desarrollada para una película detrás, no consigue despertar ningún interés, quedándose en una mediocridad absoluta. Por una vez y sin que sirva de precedente, la comunidad seriéfila internacional opina como yo y se apunta claramente a la cancelación de la serie. No os encariñéis mucho con ella (cosa harto difícil).

Como el veto me impide hablar del estreno de la séptima temporada de The Walking Dead (AMC), me parece justo hacer una mención a la segunda temporada de The Strain (FX) ya que mejora bastante a su (irregular) primera parte, con mucha más acción, mucha más historia y esos guiños bizarros de serie B que nos regala Guillermo del Toro como el luchador de wrestling mejicano retirado El Ángel de Plata.

Al que no le ha sentado muy bien el verano de ha sido a Kurt Sutter. Si en la temporada anterior se despedía con la aclamada Hijos de la anarquía (FX), este curso se le atraganta el paso  de  caballos de acero a los de carne y hueso. Ha sido cambiar de continente y de siglo y perder toda la fuerza. Mucho se esperaba de su nueva creación, The Bastard Executioner (FX), pero, a día de hoy, es una serie totalmente prescindible, falta de ritmo en la narración y carente de credibilidad en la producción. Que sí, que vale, que yo no estaba en la Inglaterra del siglo IX para poder criticar, pero no me creo que se pareciese al montaje que han perpetrado estos yankees (no offense).

Y siguiendo esta estela, vamos a terminar en el rincón inglés (no confundir con el Corte… sí, soy consciente de que mis chistes son cada vez más lamentables, sufridos lectores). Tres, serán tres, las series que voy a comentar rápidamente con acento british. Por un lado, Shetland (BBC One), ideal para quienes disfrutaron con Broadchurch (ITV) o Fortitude (Sky Atlantic) pero que no andan sobrados de tiempo. Me explico: cada caso (siempre asesinatos, lo siento si esto se considera spoiler) dura dos capítulos y listo, no quedan cabos sueltos; además, todos acontecen en las islas que dan nombre a la serie que, además de estar en el quinto pimiento, no están muy pobladas (eso que se ahorran en sospechosos). Además, nos muestra unos paisajes muy bonitos y durante el metraje nos deja pinceladas sobre las costumbres de las islas y sobre ciertas historias de la II Guerra Mundial que, de ser ciertas, podrían ser un tema muy interesante para un artículo de esta nuestra revista online favorita. Lo dejo caer y si algún redactor habitual recoge el guante, que investigue un poco.

Puede que algunos recuerden This is England (Shane Meadows, 2006) aclamada película que contaba la inmersión de Shaun, un niño de doce años, en la escena skinhead inglesa a través de su relación de amistad con Combo, un joven que acaba de salir de la cárcel. En un segundo plano quedan otros personajes igual o más interesantes que los dos protagonistas: Woody, Milky, SmellSkinheads que no se dejaron llevar por la violencia racista y  nacionalista que proponía Combo. Estos personajes son los que recupera Shane Meadows, que nos muestra su evolución con el paso de los años. Así nacieron This is England ’86, que transcurre tres años después de la película original; This is England’88 y This is England’90, todas ellas de Channel4. El recorrido por la historia reciente de Inglaterra permite seguir los cambios sociales y políticos de las islas a través de los ojos de unos jóvenes que, con el tiempo, también cambiarán, aunque no siempre como ellos esperaban.

Y por último, Residue (Netflix), que es una serie por poco, ya que se trata de otra de las idas de olla futuristas a las que nos tienen acostumbradas los ingleses (aunque su director sea argentino, está afincado en Londres) de únicamente tres episodios que, como prólogo de una historia mayor, está bien, pero que por sí sola se queda corta. Afortunadamente, corren rumores de que se grabará una temporada completa de diez episodios, ¡bieeeennnnn!

Y vamos a dejarlo por hoy, que una vez superado el veto, tengo muchos capítulos pendientes que ver. Y, por si fuera poco, estamos de celebración, que cumplimos un año de sección. Así que, dejando los pareados, me voy soplando la vela y soltando cabos. Lo sé, chistes lamentables, lo sé…

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2 comentarios

  1. Wesley Snipes jajaja hasta un conocido se alegro cuando lo vio en los mercenarios 3, tiene bastante tiempo de no estar en un protagonismo directo y ahora que lo mencionas que parece secundario es de pensarse que solo lo agregaron para atraer publico. sobre la serie de minorityreport bien podemos decir varios que esta serie hubiera dado de que hablar si despues de la pelicula le dieran seguimiento, antes no habian peliculas que mostraran ese tipo de tecnologia y en una serie bien le hubiera dado buena audiencia, pero años y años despues donde ya pasamos viendo los avengers y unas que otras peliculas con alta tecnologia.

    1. Totalmente de acuerdo, podría ser Wesley Snipes o Pepe el del quinto, personaje que (por ahora) es puro marketing.
      A veces con series como «Minority Report» o «Almost Human» que pintan bien a priori y luego son un chasco, se podría pensar que la ciencia ficción no es género para series…luego ves que el canal Sci-fi hace con dos duros «Dark Matter» y lo bien que funciona y te das cuenta que tienen que currárselo más, que no vale con hacer unos buenos FX.

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