Cinefórum CCCX : «Muertos y enterrados»
La semana pasada nos paseamos por una pequeña joya olvidada de los ochenta: 70 minutos para huir, cinta que mezclaba una narrativa al estilo de La dimensión desconocida con un tema muy contemporáneo como era la posible guerra nuclear. Esta semana seguimos en la misma década y en el terreno de las películas olvidadas, pero acudimos a una mirada diferente, a unos temas y arquetipos más clásicos. Estamos hablando de Muertos y enterrados.
La sombra de La dimensión desconocida en la cultura popular es casi imposible de evitar. Siempre que uno ve algo de terror parece pensar que está ante un episodio perdido de la mítica serie de Rod Sterling. Esto suele ser algo buscado por los realizadores, que a menudo construyen sus historias en torno a un giro concreto de guion, entendiendo la narrativa como una reinterpretación de los relatos de terror y transportándonos a un tiempo anterior al surgimiento de autores como Stephen King o Dean Koontz. Los ejemplos son muchos, pero pocos tan depurados como Muertos y enterrados, una cinta que recupera el pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, los cementerios en mitad de la noche, los científicos locos… y lo hace con unos efectos visuales firmados por Stan Winston y que la sitúan perfectamente en su lugar y tiempo dentro en la historia del cine.
La falta de repercusión de Muertos y enterrados puede deberse a muchos factores. Para empezar, su director, Gary Sherman, no deja de ser un autor menor que estaba ante su segundo largo y que nunca volvió a volar tan alto. Su recuperación de una narrativa que podía verse ya como antigua también llegó, irónicamente, antes de tiempo. Hace ya unas semanas que vimos en nuestro cinefórum El terror llama a su puerta, realizada un lustro más tarde y en la que la nostalgia del pasado era explícita. Sin embargo, en Muertos y enterrados no tenemos tanto una nostalgia del cine pasado como de sus mecanismos narrativos. De ahí que el pueblo de Potters Bluff parezca separado del presente, del resto del mundo, atrapado en una representación de un pequeño pueblo pesquero estadounidense de la segunda mitad del siglo XX que no está tan lejos de la Hill Valley de Regreso al Futuro en su concepción, aunque sí en su ejecución.
Más allá de unas actuaciones efectivas y una buena dirección, Muertos y enterrados destaca sobre todo por tratarse de un intento de recuperar y actualizar la narrativa clásica del terror, pero con mejores efectos especiales y momentos de claro contraste con la modernidad en la parte final de la cinta. Como curiosidad, en su momento llegó a ser incluida en la lista de las video nasties del Reino Unido, en donde no se pudo ver íntegramente hasta 1999. Para entonces ya era una cinta de culto, condición merecida y necesaria.
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