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Palabras matan como balas – 17 de octubre

La expulsión de inmigrantes en Europa se llamará retorno. Es el término elegido por la presidenta de la Comisión Europea: retorno, regreso, vuelta, reingreso. Ursula von der Leyen se refiere a los centros donde se va a procesar, cribar y, finalmente, admitir o expulsar a migrantes sin papeles que quieren entrar en la Unión Europea. El primero de esos centros ha abierto en Albania, que no está en la UE. Los solicitantes de asilo ya no presentarán su demanda en el club de los 27 sino en un intermediario. Europa profundiza en Albania la externalización de su política migratoria. Política de policías: la polis puede ser cárcel o jardín.

Es una «barbaridad, es como tomar la Convención de Ginebra y tirarla a basura», dice el abogado Paco Solans a Televisión Española. La barbarie también tiene un papel en la polis según la conveniencia. Un millón cuarenta y ocho mil personas solicitaron asilo en la Unión Europea en 2023. El setenta y dos por ciento en solo cuatro países: Alemania, España, Francia e Italia. En su mayoría procedían de Siria, Afganistán, Turquía, Venezuela y Colombia. La inmigración también es un mapa geopolítico. Porque asimismo hubo más de treinta mil solicitantes de asilo procedentes de Marruecos, socio principal de la UE y país «seguro», según la definición comunitaria. Seguro, paz: otro jardín.

«Las palabras matan como balas», dijo Adama Dieng, relator de la ONU contra el Genocidio. Pensaba, por ejemplo, en la Radio de las Mil Colinas, que alentó las matanzas de hutus contra tutsis en Ruanda mientras el mundo seguía la masacre por televisión. Hoy Ruanda es un país seguro para la comunidad europea, incluida la británica, que se planteaba usarlo como entrepuesto para sus solicitantes de asilo. Israel es también segurísimo para cualquiera, menos para los palestinos y los libaneses. Alejaos del peligro, amenaza Netanyahu a los habitantes del Líbano que después bombardea. A la ONU primera la denigra de palabra, y después le manda los tanques.

El genocidio de Gaza empezó por la palabra: son «animales humanos», definió a los palestinos el ministro de Defensa, considerado moderado, antes de prometer asedio, destrucción y hambre para dos millones de personas. Y en Dominicana llaman «animales» a los inmigrantes haitianos, para los que prometen «depuración». En las antiguas colonias aprenden de la metrópoli. Fue la revolución francesa la que pensó que la realidad podía transformarse con palabras. Invierno era ventoso y Primavera, germinal, mientras la burguesía se hacía con las posiciones de la aristocracia y expulsaba a los pobres del poder del que seguirían exiliados.


Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.

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Víctor García Guerrero
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