Seriéfilo: verano de 2023
Ya había ganas de que se terminase este verano, no por las vacaciones, si no por las altas temperaturas y, sobre todo, por volver a compartir series con todos vosotros. Y es que se acabaron esos tiempos en los que el verano era un solar de estrenos que aprovechábamos para ponernos al día con el material pendiente. Hoy día, las series de julio miran directamente a los ojos a cualquier estreno de relumbrón de los que acechan este próximo septiembre. Si por algo se han caracterizado estos meses estivales ha sido por la rebelión de las segundas temporadas, que se han tomado muy en serio desmentir eso de segundas partes nunca fueron buenas. Esta vez, han vuelto dispuestas a callar muchas bocas.
El primer ejemplo lo tenemos en el regreso de una de las más gratas sorpresas del curso pasado, The Bear (Disney Plus). Si la primera temporada se trataba de sobrevivir y mantener a flote el restaurante familiar, esta vez Carmy y su equipo de cocina tienen que reinventarse para convertir el local en lo que el chef necesita que llegue a ser. Aprovechando que el restaurante está cerrado por reformas, esta temporada da protagonismo a unos personajes secundarios maravillosamente escritos. El menú comienza con capítulos desestructurados, marinando el trasfondo de todo el equipo a fuego lento, para terminar emplatando los ingredientes con una serie de últimos episodios literalmente exquisitos. Transmiten todo el nervio y la tensión de la primera temporada, especiando el conjunto con lo mejor de la segunda. Sin lugar a dudas, una de las series del verano y del año.
Otra serie que vuelve para reivindicarse es Dark WInds (AMC+), la serie policiaca de tintes noir y que vuelve para rellenar los huecos de la primera temporada, completando de este modo una historia redonda. Esta vez, se producen nuevos asesinatos extraños en la, hasta hace poco, tranquila reserva india del pueblo navajo cercano a Monument Valley, cuya investigación conectará directamente con el pasado del teniente Leaphorn, que al igual que en la primera temporada aportará un fuerte componente espiritual y emocional. La ambientación en la reserva sigue siendo sobresaliente y el componente personal del caso añade un dramatismo contenido que le sienta muy bien al tono de la serie. Si a esto le añadimos una serie de potentes arrebatos de acción, tenemos una temporada que, probablemente, supera a su predecesora.
Y para terminar esta pequeña rebelión, otra segunda temporada que mejora la primera: es la de una comedia celestial, Good Omens (Prime Video), que añade a su espectacular elenco a un Jon Hamm en estado de garcia, en el papel del arcángel Gabriel. La química entre Michael Sheen y David Tennant sigue intacta y la lucha entre el bien y el mal nunca ha sido tan divertida. La historia incorpora ahora tramos mucho más romanticones y profundiza entre los bastidores del y del infierno, convirtiendo en una oda al amor buenrollista los anteriores problemas de ritmo de la primera temporada. Advertencia: la canción Everyday de Buddy Holly se atornillará en tu cabeza y no podrás dejar de tararearla con una sonrisa bobalicona en la cara. Advertidos quedáis.
Cambiando de tercio, si en verano del año pasado destacaba una metaserie como Los ensayos (véanla, es una experiencia única), este año tenemos la vuelta de tuerca al mundo de las metaseries: El jurado (Prime Video) nos presenta un juicio, por cierto bastante surrealista, en el que todos los personajes son actores menos uno; nos referimos al anónimo, sufrido, paciente y tierno (lo demostrará a lo largo de la serie) Ronald Gladden. A nosotros, como espectadores, esto se nos cuenta en el primer episodio, por lo que todos, menos el propio Ronald, sabemos que todo el falso. Partiendo de esta premisa, seguimos todo el proceso del juicio desde el punto de vista del jurado: su elección, sus deliberaciones, la convivencia en el hotel después del juicio… A lo largo de todo este tiempo, se sucederán situaciones extrañas a las que el bueno de Ronald tendrá que reaccionar. Interesante y original propuesta con momentos bastante divertidos que, al igual que Los ensayos, no dejará indiferente a nadie.
Otra de las sorpresas agradables del verano es la inglesa Blue Lights (BBC) que llegará a las pantallas españolas de mano de Movistar a finales de mes, el 29 de septiembre. La serie nos pone en la piel de cuatro policías novatos en Belfast, con la complejidad que eso supone. Aunque los grandes grupos paramilitares ya no están en activo, aún quedan vestigios de su actividad y hay zonas en las que la policía no puede entrar sin autorización expresa, teniendo que mantener su trabajo en secreto para evitar represalias, etc. La serie consigue mezcla el día a día de las patrullas, ocupándose de cosas rutinarias como las típicas peleas de borrachos en un bar o el menudeo de droga, con un caso mucho más grande que se va vertebrando lentamente a lo largo de la serie. Además, se le da mucha importancia al componente humano: la relación entre los compañeros de la comisaria va creciendo a medida que patrullan y, poco a poco, deja a descubierto sus motivaciones, sus miedos y sus deseos.
También cabe destacar la vuelta de la mejor serie de artes marciales y una de las mejores series de acción del momento: la tercera temporada de Warrior (HBO Max) se ha hecho de rogar, pero ha llegado y vuelve como lo había dejado, con brutales coreografías de lucha, mucha sangre y muchos huesos rotos. La ambientación en el barrio chino de San Francisco a finales del siglo XIX sigue siendo perfecta y, además de tratar la guerra entre las distintas bandas de la ciudad y sus enfrentamientos con la policía, la serie integra muy bien el conflicto racial y de clase.
La nota negativa del verano la ponen dos series. Por un lado, la quinta y última temporada de Mayans M.C. (HBO Max) que en ningún momento logró remontar el vuelo tras dos primeras temporadas desastrosas. La producción termina buscando más el efectismo que la coherencia y en ningún momento hace olvidar a los moteros de Hijos de la Anarquía (Disney Plus) netamente superior en todos los órdenes a su fallido spin off. Por otro lado, Invasión secreta (Disney Plus) supone un paso más en el camino del desgaste del universo Marvel. A pesar de contar con el personaje de Nick Furia, la serie parece realizada con el piloto automático: no destaca en nada y pasa desapercibida, esta sí, como simple serie veraniega para pasar el rato y poco más.
Y para acabar con buen sabor de boca, os traigo dos comedias de lujo que ayudarán a soportar los últimos calores con una sonrisa en los labios. La primera de ellas es la omnipresente y longeva Lo que hacemos en las sombras (HBO Max), que continúa siendo una gran oda al humor absurdo y que no pierde frescura. Sus guionistas siempre parecen capaces de encontrar una nueva trama capaz de tirar del carro de la temporada: si en la anterior fue Baby Collin, en esta es el vampirismo de Guillermo, a partir del cual surgen un montón de situaciones descacharrantes que parecen no tener fin.
La última recomendación del verano es la serie patria Poquita Fe (Movistar+), humor costumbrista en capsulas de quince minutos y que sigue la vida de una pareja de gustos sencillos, rozando lo anodino, pero que ve su tranquilidad continuamente perturbada por el torbellino que forma la gente que les rodea. Destaca la origina inclusión de los comentarios de los propios personajes, que dan su punto de vista sobre su comportamiento como si de un documental se tratase. Humor fresco y que no empalaga.
Y con estas últimas recomendaciones me despido hasta el próximo mes, que viene cargadito como todos buen septiembre seriéfilo que se precie. Empezamos el curso rezando para que las buenas series nos duren, porque la huelga de guionistas y actores en EEUU podría afectarnos más pronto que tarde. No sabemos, por tanto, lo que nos deparará el curso catódico 23-24, pero, de momento, disfrutemos el presente. ¡No suelten el mando de la tele!