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Música

‘Sonic Highways’: las autopistas sonoras de Foo Fighters

En el mundo de la música está todo inventado. Ya puedes salir en un concierto con un chuletón de Ávila pegado en la cabeza, regalar by the face en Itunes tu último disco o regrabar tus éxitos con la filarmónica de San Petersburgo. Da igual. Por rompedor que parezca, ya lo hemos visto. Y no nos olvidemos que hace décadas desde que Ozzy se subió a un escenario y le arrancó la cabeza a un murciélago vivo. Supera eso, Lady Gaga.

Así que en esta época musical resabiada en la que el streaming ha acabado definitivamente con la escucha de un álbum al completo, en la que el romanticismo artesanal de crearte un greatest hits casero con temazos de la radio ha dado paso a tracklists patrocinados por las discográficas en Spotify, hay muy pocas cosas que nos vayan a sorprender. Una, sin duda, es la que han hecho Foo Fighters: grabar un disco-serie. Así, como suena: un disco concebido junto a una serie. Y de la HBO. ¿Dónde si no?

Foo Fighters

Mucho más que el grupo del antiguo batería de Nirvana

Que Dave Grohl, líder de Foo Fighters, era un culo inquieto es algo que salta a la vista analizando su biografía musical: además de zumbabombos oficial del grunge en Nirvana, ya había soltado su zarpazos anteriormente en una banda de culto como Scream y había dado también muestras de sus buenas maneras al micrófono haciendo los acompañamientos vocales en Nevermind e In Utero. Sin embargo, fue el final de la banda de Seattle lo que hizo que sus inquietudes creativas cristalizaran. Proyecto informal concebido ya en vida de su antigua banda (el propio cantante ha dicho que Kurt Cobain le besó de entusiasmo al escuchar sus primeras composiciones), cuando se le ha preguntado a Grohl por qué no hubo hueco para su música en Nirvana, la respuesta es de una coherencia y honestidad que refleja a la perfección su afable personalidad: «Kurt era un compositor increíble ¿Por qué complicar algo que era tan bueno?»

Se puede pensar que la gigantesca sombra del genio de Cobain pudo acongojar a un primerizo compositor como Grohl, pero ocho discos de Foo Fighters después parece evidente que sus pulsiones musicales habrían acabado saliendo a flote en un proyecto de enjundia, independientemente de la desaparición de su amigo y del inevitable final de Nirvana que la misma provocó.

Foo Fighters 04Que la cosa iba en serio se supo pronto. Foo Fighters (1995) y The Colour and the Shape (1997), sus dos primeros (e inmaculados) discos consagraron un proyecto que comenzó como una aventura personal y que acabó convirtiéndose en una banda con todas las de la ley ya desde la primera gira, para la que Grohl se acompañó de una formación básica que se mantendría más o menos fija en el tiempo. Con canciones que sonaban a himnos desde la primera escucha (This Is A Call, My Hero, Everlong…), vídeos buenrolleros y una sonrisa llena de dientes, Ghrol, «el tío más simpático del rock», le dijo al mundo que Foo Fighters era mucho más que «el grupo ese del antiguo batería de Nirvana». Y que el espíritu de penurias grunchi no iba con él, por más que musicalmente hubiese una línea directa entre ambos grupos.

Cierto es que tras dos décadas de carrera se puede decir que Foo Fighters no han inventado nada nuevo (¿cuántos lo han hecho?), pero también que su mayor virtud, que no es poca, ha sido la de tener una facilidad asombrosa para componer canciones de rock pegadizas para todos los públicos. Además, no se puede negar que siguen irradiando una vitalidad que provoca que cada uno de sus nuevos lanzamientos se rodee de una expectación solo al alcance de lo que realmente son a estas alturas: una de las bandas más grandes del planeta.

No faltarán los Anton Ego del mundo que los critiquen por ser los mayores representantes actuales del denostado AOR (Adult Oriented Rock), pero un examen objetivo de su discografía nos demuestra que cuando su carrera amenazó con estancarse supieron tornarla en un permanente camino hacia adelante. Ya sea recurriendo a la dualidad acústico-eléctrica de In Your Honor (2005), a la aceleración guitarrera de Echoes, Silence, Patience & Grace (2007, o a la reivindicación de lo analógico de Wasting Light (2011), ninguno de los últimos álbumes de Foo Fighters ha sido más de lo mismo. Y, si bien no se puede decir que este espíritu inquieto se haya visto reflejado en una radical evolución musical, sí que ha traído consigo originales retos con los que afrontar cada nuevo álbum. Por eso, que para su última aventura discográfica se enrolasen en un proyecto músico-documental como Sonic Highways, no debería de extrañar a nadie. Avanzar o morir.

De la ciudad del sonido a las autopistas sonoras

Foo Fighters 02

El origen de Sonic Highways (2014) lo encontramos en Sound City, documental que Grohl dirigió en 2013 y en el que quiso rendir homenaje a los míticos estudios del mismo nombre en Van Nuys (Los Ángeles), célebres por haber alojado a músicos como Pixies, Neil Young, Red Hot Chilli Peppers o a los propios Nirvana, y que en 2011 echaron el cierre.

En la cinta, en la que el cantante demuestra sus buenas maneras como realizador y narrador documental, aprovecha para partir una lanza por lo analógico frente al imparable avance de lo digital, así como reivindicar el papel fundamental de los Sound City como parte del legado musical norteamericano de las últimas décadas.

Tanto la visión histórico-sociológica de Sound City como el espíritu reivindicativo y didáctico de su narración debieron calar hondo en el músico, ya que a continuación se propuso darle a la idea otra vuelta de tuerca: rodar no uno, si no ocho documentales (de una hora de duración) acerca de las ciudades más importantes de Estados Unidos y profundizar así en la herencia musical que han dado al mundo. Todo un salto mortal al que de paso adornó con un doble tirabuzón y medio: grabar en cada una de ellas una canción para su próximo álbum.

Foo Fighters 05Así nace Sonic Highways, un disco-serie producido en el lado musical por Butch Vig (Nevermind) y en el televisivo por HBO, y en el que Foo Figthers recorren, capítulo a capítulo, la historia musical de su país: de Chicago a Nueva York, de Washington D. C. a Nashville, de Austin a Los Ángeles, de Nueva Orleans a Seattle. O lo que es lo mismo: del blues de Muddy Waters y Buddy Guy a la polifacética escena de la Gran Manzana; del incipiente hardcore ochentero de la capital a los orígenes sureños del country; de los históricos Austin City Limits Studio a una de las mecas mundiales de la música como L. A.; de la evolución del jazz junto a la orilla del Misisipi a la ciudad del grunge. Ocho capítulos de una hora en los que Grohl intercala sus propias historias personales con entrevistas a los personajes más destacados de cada lugar (incluido Obama), y en los que aprovecha para reflexionar sobre temas como la comercialización extrema de la música, la evolución y fusión de diferentes estilos o el sueño americano, y que son rematados todos ellos por la grabación final de una canción.

No obstante, no deben verse estas canciones (al menos eso han dicho ellos) como la banda sonora de la serie, si no más bien como el viaje sonoro que esta ha traído consigo. Por más que por momentos, todo hay que decirlo, pueda llegar a parecer que estemos viendo un making of de una hora de duración de cada una de las canciones que componen el disco.

In Your Honor: en honor a la música

Foo Fighters 03

¿Hace falta recorrerse medio país para buscar la inspiración? ¿Hace falta dotar a un disco de un complemento histórico-sociológico documental para dar más valor y profundidad a tu música? Claro que no. Lo importante, al final, es hacer buenas canciones. Y Sonic Highways las tiene. Pero aunque no fuese así, el esfuerzo habría merecido la pena. Volvemos al principio: en un mundo como el de la música actual, en el que es más noticia si Rihanna sale con el culo en pompa en su último videoclip a que haya hecho un buen disco, en el que el hit del momento es el que te grita que muevas tu cucu, un proyecto como el de Foo Fighters, que nos invita a aprender y a reflexionar, es más necesario que nunca.  Recorrer sus autopistas sonoras es digno de celebrar.

Marcos García Guerrero
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