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Riqueza genética – 4 de abril

La multimillonaria más joven del mundo es brasileña. Se llama Livia Voigt, tiene diecinueve años y una fortuna de algo más de mil millones de dólares. Livia es la heredera de una empresa que produce piezas para motores. Lo único que ha hecho para ser rica es nacer y sobrevivir, lo cual tampoco llega al rango de proeza. La esperanza de vida en las altas cunas brasileñas no es como en las favelas de Río, São Paulo o la propia Santa Catarina de Voigt, donde superar los cincuenta años de existencia ya rompe la media. Livia es más hija de la riqueza que de Brasil.

«El patriotismo es pagar menos», explican los heraldos del evangelio neoliberal. Pero hasta Forbes reconoce que la riqueza depende más del libro de familia que de la cultura del esfuerzo, y que se está produciendo una «gran transferencia de riqueza» nunca vista. Todos los millonarios de menos de treinta años que salen en la lista Forbes son herederos. Los más afortunados son los que reciben su dinero de Tata Sons, un pequeño imperio indio. Aunque los hermanos Mistry tienen pasaporte de Irlanda, donde el fisco es generoso. Una cosa es la patria y otra el dinero.

El discreto Leonardo Del Vecchio vivió entre Italia y Mónaco, y se llevó su empresa a Luxemburgo, así que sus hijos han heredado sin pagar tributos. Su padre les dejó buena parte de EssilorLuxottica, la matriz de la que salen las gafas Ray Ban, Oakley y Armani. La estética (Fashion and Retail) es la categoría del hombre más rico en el mundo (de las apariencias). El francés Bernard Arnault tiene una fortuna equivalente al PIB de Grecia, aunque él tampoco se hizo a sí mismo. La ética del capitalismo ya no necesita al dios de los protestantes, sólo líneas de crédito avaladas por los genes.

Musk, Bezos y Zuckerberg completan un pódium de la fortuna inmune a la exigencia de cambio que se aplica a la política. La riqueza extrema recomienda la alternancia, pero no la practica. A todos ellos les vino bien el Covid: sus fortunas se multiplicaron en aquel año 2020 del que el resto del planeta prefiere olvidarse. Fueron ellos los que salieron mejores de la pandemia, fue el dinero el que venció al virus. Alcanzaron la gloria sin tasa, maravilla de Quevedo, mientras la gran humanidad soñaba con llegar con vida a la edad en la que está permitido oler a perfume de Givenchy.


Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.

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Víctor García Guerrero
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