Teología de la censura – 9 de mayo

Israel ha prohibido la emisión de Al Jazeera y ha requisado sus equipos: cámaras, micrófonos, ordenadores. Funcionarios del ministerio de Comunicaciones y policías han allanado la sede de la televisión qatarí para hacerse con esos materiales. El gobierno israelí se basa en una ley aprobada en plena guerra para censurar a la televisión más vista del mundo árabe: atenta contra la seguridad del Estado, alega el gobierno, que habla de televisión «que incita», y algunos ministros de «aliada de Hamas». Todos los partidos del Ejecutivo de unidad nacional con el que Netanyahu protege su genocidio y su mandato. Al fascismo se llega entre aplausos.

La censura de la televisión que más informa de lo que está sucediendo en Gaza, porque mantiene a decenas de periodistas y cámaras a pesar del bloqueo israelí, es apoyada en Estados Unidos. La ultraderecha republicana también considera «aliados de Hamas» a los estudiantes de los campus en rebelión. Y aplica la censura en sus jardines. Según Pen America, los Estados gobernados por los republicanos han llevado a niveles récord la censura de libros en las bibliotecas de las escuelas públicas. Sólo en la primera mitad del año escolar se han prohibido cuatro mil títulos. Más de tres mil, solo en Florida. El lema del Estado es In God We Trust: dólares y fe.

El turbocapitalismo y el Antiguo Testamento unen a las ultraderechas en Israel y Estados Unidos. Y una curiosa relación con las mujeres y las sexualidades divergentes. De los diez libros más censurados del año, nueve son de escritoras; una de ellas, trans. El único hombre es Mike Curato, autor del título más vetado este curso: Flamer, incendiario. Curato es gay, y su novela semiautobiográfica cuenta la historia de un chaval boy scout y homosexual. El argumento no gusta a los consejos escolares ultras. El lobby sionista en Estados Unidos, a su vez, presiona para que se censure a autores, como al premio Pulitzer Viet Thanh Nguyen, crítico con la ofensiva en Gaza, y cancelado en la feria del libro de Nueva York. El pensamiento es libre; la palabra, no.

En el principio era el verbo y el dogma imprime carácter hasta en las almas sin dios. El filósofo Espinosa se dio cuenta y trató de contraatacar demostrando que la teología era política y Dios, la naturaleza infinita. Lo expulsaron de la sinagoga para silenciarlo. Paul Auster opinaba que en Israel había libertad de expresión, pero justo cuando lo dijo prohibieron a Gunter Grass en tierra santa por un poema del Nobel alemán contra el proyecto nuclear israelí. Leonard Cohen cantó a la guerra del Yom Kippur sobre las cenizas de Vietnam: There is a war habla de un conflicto sin fin, de todos contra todos, la guerra donde por fin podemos vengarnos de nosotros mismos.

Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.