‘Total War’: la época clásica de un videojuego mítico
En el año 2000, Creative Assembly lanzaba al mercado un juego de PC que supondría el comienzo de una saga revolucionaria y muy querida por los amantes de la estrategia. Total War, con su primera entrega (Shogun: Total War), marcaba el inicio de una nueva era en el campo de la gestión militar. Y es que este juego introducía un nuevo concepto: un manejo de regimientos de decenas de soldados que recreaba a la perfección las batallas campales que todos los jugadores tenían en mente. Miles de soldados luchando cuerpo a cuerpo, arqueros inundando el cielo de proyectiles y caballería ejecutando devastadoras maniobras de flanqueo.
Muchos son los títulos que Creative Assembly ha sacado al mercado, abarcando varios periodos históricos; pero la Edad Antigua y, más concretamente la época romana, es quizá la que mejor ha reflejado el estudio británico. Tres títulos, por encima del resto, hablan de su trabajo: Rome: Total War (2008), Total War: Rome II (2013) y Total War: Attila (2015). Pero, ¿hasta qué punto son estos juegos fieles a la historia del mayor imperio de la antigüedad?
Rome: Total War. El comienzo de una saga
En 2004 Creative Assenbly lanzaba al mercado Rome: Total War, la tercera entrega de la saga, que traía consigo una nueva ambientación y una mejora muy importante: gráficos 3D. Y es que esta evolución, además de estética, permitía a los jugadores sumergirse en las luchas de nuestros antepasados y daba una idea clara de cómo se desarrollaban las batallas en aquella era. Pero, para empezar, los creadores debieron definir las facciones que estarían presentes en el juego y sus unidades militares. Y en esto tendría mucho que ver que, como el propio nombre del juego indica, Rome: Total War está centrado en la historia de la ciudad eterna y, más concretamente, en el periodo que va desde el final de las guerras pírricas (265 a. C.) hasta la creación del imperio tras la muerte de Cayo Julio César y el ascenso al poder de su sobrino Octavio.
Inicialmente, los creadores del juego no dieron todo el protagonismo a una única facción romana, sino que buscaron reflejar las luchas internas que las familias patricias más importantes de la república llevaron al senado romano. Por ello, la Roma del videojuego está dividida en cuatro facciones: el propio senado (no jugable en campaña), cuya única función era controlar la política exterior y proteger la capital, y tres familias romanas (los Julios, los Brutos y los Escipiones). Cada una de estas familias gobernaba un par de ciudades italianas y debían ocuparse de la expansión a través de determinados territorios. Por ejemplo, los Escipiones, gobernadores de la ciudad de Mesina en Sicilia, liderarían la guerra contra la potente Cartago. Pero además de las diversas familias romanas, también disponíamos de otras naciones y reinos más que poblaban el mundo antiguo: desde Cartago y Egipto, hasta las tribus galas y germánicas. Aunque el mapa de campaña era una representación simplificada del complejo mapa político de la época, daba una idea rápida y sencilla al jugador de cómo estaba repartido el Mediterráneo.
Pero donde de verdad se esforzaron los de Creative Assembly fue en el apartado de las unidades militares. El estudio recurrió a fuentes históricas y arqueológicas de todo tipo para representar de forma equilibrada y rigurosa a los hombres y mujeres que lucharon entonces en los campos de batalla. Desde textos y tratados militares romanos hasta vasijas griegas decoradas con imágenes de hoplitas, pasando por testimonios recogidos por los cronistas de la República. Muchas fueron las fuentes usadas y muy aplaudido su resultado. Tan meritorio fue el trabajo de documentación, que incluso el Canal Historia se sirvió de Rome: Total War para recrear las batallas más famosas de la antigüedad en uno de sus programas. Es obvio que había más detalle y realismo en facciones como Roma o los reinos helénicos que en las tribus bárbaras, pero eso era debido a que las primeras contaban con más fuentes históricas en las que basarse.
Por último, junto a las facciones y sus unidades, encontrábamos una serie de detalles históricos que embellecían esta obra. Diversas batallas históricas, brevemente narradas, permitían tomar el mando de generales como Aníbal, Escipión o Pirro y ejecutar las tácticas que ellos mismos emplearon en su tiempo. Junto a esta posibilidad, también se programó una serie de eventos históricos que amenizaban la campaña del juego, como las reformas de Cayo Mario, la erupción del Vesubio o la invención de vidrio transparente por parte de los egipcios. En resumen: muchísimos detalles que enganchaban al jugador y le introducían de lleno en la historia de Roma y sus vecinos.
Total War: Rome II. La obra culmen
Tras nueve años en los que Creative Assembly sacó cuatro juegos que marcaron tendencia y fidelizaron a sus fans, salió al mercado el esperadísimo Total War: Rome II. Las mejoras en gráficos, las batallas navales, que fueron introducidas en 2009 en el Empire: Total War, y la experiencia de la compañía auguraban un éxito sin precedentes. Comercialmente triunfó, como era de esperar; sin embargo, el juego estaba incompleto y una serie de bugs (errores de programación) y una mala optimización gráfica despertaron la ira de la comunidad. Aún así, dejando a un lado estos problemas, que además fueron solucionados con sucesivos parches, la inspiración histórica de esta entrega contiene una serie de mejoras con respecto a Rome: Total War.
Las primeras novedades aparecían en las diferentes facciones. De la representación simplificada de las mismas en la primera entrega, se daba paso a un nivel de concreción muy alta, tanto en el número de países como de sus líderes y localizaciones. Un ejemplo son los bárbaros, que ya no formaban un bloque unificado y quedaban divididos en sus pequeños reinos como ocurría en la realidad. De este modo, no existía una única facción gala o britana, sino que había decenas de tribus que, aun compartiendo cultura y lazos de sangre, eran totalmente independientes. Así, encontrábamos desde gentes conocidas como los arvernos o los icenos, hasta clanes extraños con escaso protagonismo histórico como los námnetes, los eraviscos o los anartes. Esto tiene un valor muy alto en el sentido histórico, ya que el videojuego daba una imagen más del periodo antiguo y nos quitaba de la cabeza la falsa idea de que había extensos reinos monolíticos poblando el Mediterráneo. Nada más lejos de la realidad: la Edad Antigua fue un periodo de profunda fragmentación política tanto en las tribus celtas o germánicas, como en las propias polis griegas que habían salpicado el mundo conocido.
Las unidades militares eran quizá el elemento del juego que menos novedades históricas aportaba a esta nueva entrega. Es cierto que había más unidades que en Rome: Total War, pero más que por precisión histórica, se había hecho con intención de mejorar la jugabilidad y el equilibrio entre facciones, pensando en el creciente mercado que abanderaba las batallas online y su repercusión en Youtube. Hay que señalar, además, que Creative assembly volvió a basarse en las mismas fuentes históricas utilizadas anteriormente, lo cual es de agradecer.
Una de las cosas a destacar son los DLCs a modo de expansiones que salieron con este proyecto. Nuevas campañas centradas en personajes históricos como Aníbal o Julio César, con sus mapas específicos de la zona, junto con los vídeos y las misiones, creaban un concepto que facilitaba aprender más de estos hombres y sus gestas, así como de sus enemigos, menos conocidos pero de igual importancia. Y es que es más eficiente aprender cómo fue la guerra de las Galias manejando uno mismo las legiones romanas que leyendo los Comentarios de la guerra de las Galias del propio César, lo cual para algunos puede hacerse un poco pesado y menos accesible.
Total War: Attila. El final de una era
Año y medio después de lanzar Total War: Rome II, salía a la luz Total War: Attila, un juego independiente pero que a simple vista parecía un Total War: Rome II en un periodo histórico posterior y con una sesión de chapa y pintura. Mismo motor gráfico, sonidos y doblaje. Si no hubiera sido por el precio, cualquiera habría dicho que se trataba de una expansión. Sin embargo, contra todo pronóstico esta entrega salió más madura que su predecesora (menos bugs y mejor optimización) y Total War: Attila logró llevar con éxito a los jugadores hasta la caída del Imperio romano, un periodo conocido pero poco trabajado, en el límite entre la era antigua y el medievo. En este caso, son los reinos bárbaros los que cobran protagonismo, algo que, combinado con la nueva mecánica de hordas y saqueos y una serie de pequeñas escenas cinematográficas, intentaba combinar el concepto de videojuego con el de película. En esta entrega el usuario era el verdadero protagonista, ya fuera tomando el lugar de Atila, rey de los hunos, y quemando el mundo civilizado, o liderando la desesperada defensa del dividido Imperio romano. La sucesión de vídeos y las propias misiones de la campaña guiaban al jugador a través de una línea argumental, haciendo que el usuario se metiera de lleno en la historia y la viviera de forma muy personal. La desesperación de Roma por sobrevivir a su caída, las migraciones de las tribus provocadas por cambios climáticos o, simplemente, la huida para alejarse de un enemigo más poderoso permitían comprender mejor a estas gentes que, al fin y al cabo, solo buscaban una cosa: su supervivencia.
Resumiendo todo lo anterior, Total War es una magnifica herramienta para enganchar al usuario a la historia antigua; una forma amena y sencilla de introducirse en este importante y decisivo momento de nuestra historia que conforma los cimientos de nuestra cultura occidental. Sin embargo, no hay que olvidar que esta saga gira en torno a una idea central: guerra total. Así que no cabe esperar el máximo detalle en temas como la política, la economía o la vida social. De ser así, los juegos habrían sido demasiado pesados y complejos, y no olvidemos que el principal fin de Creative Assembly o cualquier otro estudio es rentabilizar sus productos. Si nos dan una buena lección de historia por el camino, mejor que mejor.
- ‘Total War’: la época clásica de un videojuego mítico - 18 mayo, 2015