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El mundo en la palma de su mano – 24 de mayo

En Ucrania, toda la vida puede estar en una aplicación. La vida oficial. La app se llama DIIA, literalmente Acción, pero también el acrónimo de la expresión «el Estado y yo». Funciona desde el año 2020 y hoy la usan diecinueve millones de personas, más de la mitad de la población adulta del país. En DIIA están todos los documentos de identidad, tráfico o fiscalidad. También los datos académicos y sanitarios: enfermedades y vacunas. Con la guerra, la app también se usa para informar sobre ataques, movimientos del enemigo y posibles colaboracionistas. DIIA es el Leviatán en el móvil.

La app ucraniana está construida con ayuda de Estados Unidos y el Reino Unido. USAID, la agencia estadounidense para el desarrollo internacional, pone la financiación. Su directora, Samantha Powers, define a DIIA como una herramienta para «defender la democracia». Los principales socios privados son Google y VISA: en DIIA los ciudadanos hacen negocios. Desde la invasión, Microsoft y Amazon facilitan los servidores en la nube donde se almacenan los datos. Las Big-Tech estadounidenses saben hoy tanto o más de los ciudadanos de Ucrania que el propio gobierno.

Estados Unidos quiere exportar la app de Ucrania. En Europa, Estonia ya está lanzando su propia versión de DIIA. Colombia, Kosovo y Zambia han mostrado interés. Washington ayuda porque la app facilita servicios, crecimiento económico y transparencia. Recientemente el periodista Max Blumenthal preguntó a la embajadora ucraniana en Washington por los riesgos de espionaje masivo y detallado del movimiento y actividades de los ciudadanos a través de la app, pero le dejaron con la palabra en la boca. En tiempos de guerra no se arrojan sombras sobre la luz en la colina.

Arundhati Roy escribe que, en la India, sin app pero con una red de wifi barata de una empresa afín al gobierno, los nacionalistas hindúes dominan la opinión pública. La escritora alerta: «imagina una app como DIIA en manos de un estado fascista y sus simpatizantes adoctrinados y convertidos en armas». William Blake quería ver el mundo en un grano de arena, y el infinito en la palma de tu mano. Las aplicaciones del presente futuro prometen hacer realidad el poema. Olvidan que el romántico también avisaba de que, si algunos nacen para la dulce delicia, otros lo hacen para la noche interminable.


Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.

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Víctor García Guerrero
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