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La verdad como discurso narrativo

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«Hay que tener cuidado, pero no os sintáis culpables: los imbéciles son siempre imbéciles».

Desde el pasado día 29 de septiembre, el único afán era citar a Antonio Gasset como humilde homenaje. En sus entradillas imprevisibles, puede que dionisiacas, no se escapaba la vida en directo, se escapaba la verdad. Es la verdad un discurso narrativo que encuentra en la ficción el salvoconducto perfecto; otorga a los buenos el espacio que merecen y nombra a los imbéciles, espadita en el hombro, como si fueran caballeros de la Edad Media. Los guiones destapan la naturaleza de los personajes, buenos, malos, a aquellos que les gusta el vermú con soda, los que incomprensiblemente odian las aceitunas, mentirosos, altruistas y resto de sucedáneos. En definitiva: destapan la verdad de los protagonistas.

La verdad manipulada: The Romanoffs y Easy

En The Romanoffs (nota mental: dedicaré una entrada a series sobre relaciones) todos los personajes creen ser descendientes del Zar. En uno de los capítulos, El plural mayestático, encontramos la verdad manipulada.

Un matrimonio aparente normal, un cónyuge con baja vasopresina y grandes dosis de manipulación. A falta del baboseo de Instagram, ya se sabe, no coger a uno sin soltar otro, bueno es un juicio para conocer a alguien interesante y ser infiel.

En este capítulo el final es liberador. Los buenos son siempre buenos, no siempre ganan los manipuladores. Los manipuladores se hacen pequeños en el retrovisor.

Otro capítulo de la serie Easy, Controlada, nos habla de los discursos adulterados. La visita de un conocido a una pareja joven, que intenta tener un hijo, descoloca su día a día. Desconfía si duerme en tu sofá un, dice ser amigo, en concreto un amigo guaperas, que viene a darte lecciones sobre la vida que debes llevar. Sigue desconfiando si comienza el bombardeo de romanticismo. En ocasiones no está mal recordar el modus operandi de las sectas comerciales que no siempre muestran la batidora que vas a comprar al final sí o sí.

Algunos se quedarán con la escena de sexo y la metáfora del cristal, pero este capítulo no solo da para un calentón, da para muchas reflexiones.

La verdad desconocida: Buñuel en el laberinto de las tortugas y El lobo

En ocasiones, la verdad no sale a la luz o sale a la luz a destiempo. Hay algunas verdades que encandilan al espectador o, por el contrario, dejan un poso de desencanto como si se tratase del vídeo de Anicet Lavodrama.

Buñuel en el laberinto de las tortugas es una película de animación que baila al son de Cinema Paradiso.

Hay que ensalzar a aquellos que confían en el otro con un cierto halo de credo, una pizca de apasionamiento y, sobre todo, de bondad. Una relación de amistad, la de Buñuel con el escultor Ancín, hizo posible que se rodara el documental de las Hurdes.

Enternece, a no ser que seas Penn Badgley en You, el vínculo entre Ramón Ancín y el cineasta. Tras unas copas de vino el escultor hace una promesa a su amigo: si le toca la lotería le financiará su primer documental. Un punto de inflexión para Buñuel que, hasta la fecha, comulgaba con el surrealismo. Y sí, le tocó. Llegada esta afirmación algunos habrán ido a buscar el número premiado, los mismos que siguen echando el Euromillón con los números que aparecen en la serie Perdidos.

Esta anécdota lo es todo en la película, es un canto a la amistad. Ancín creyó en la pulsión de su amigo Buñuel y tiene el lugar que se merece dentro de la historia. Gracias, Fermín Solis y Salvador Simó, por brindarnos esta verdad. Si me toca la lotería y me compro un piso, un cachito de la próxima película la pago yo. No tengo escapatoria…

En otras ocasiones el poso no es siempre el mismo. Es inevitable pensar en El lobo, la película que narra la historia del agente infiltrado Lejarza y que no suene de fondo el tema Coz I luv you de Slade.

La cinta de Miguel Courtois nos deja un halo de desencanto, nos muestra la verdad y la soledad de alguien que obró según las directrices. Muchos desconocían su historia. Es demencial que este personaje, un agente infiltrado que pierde su propia vida, se encuentre en ocasiones tan solo. Para más inri, no es del todo reconocido.

En esta cinta de Eduardo Noriega el tema de Slade podría sustituirse por una voz que nos recuerde algo: «la vida no siempre es justa».

La verdad de los personajes: Muchos hijos, un mono y un castillo y Tiger King

Dos documentales, en concreto un documental y una serie documental, nos muestran dos caras bien distintas de los personajes.

Hay personas que traspasan la pantalla, es el caso de Julita en Muchos hijos, un mono y un castillo. Este documental funciona porque todo en ella es verdad. Nadie sale del cine sin la sensación de querer llevarse a Julita a casa, con permiso de su marido y de sus hijos (una larga lista).

El documental funciona por ella, queda a un lado la trama principal, la búsqueda, en casa, de los restos de un antepasado. Julita es ese olor a perfume de tu madre, a Nivea, la imagen de todos sentados en la mesa, el gel Magno y su color oscuro, esos debates entre hermanos, no siempre de acuerdo y que llegan a converger, es el sentido de la familia y, en definitiva, un late motiv que empuja a todos a una.

La cinta es ella y su sentido del humor audaz. La madre de Gustavo Salmerón, entre broma y broma, hace inventario y nos muestra que siempre se es fruto de lo que se ha vivido.

Otro día hablaremos de la familia.

Para terminar, hay personajes tan extraños como el criador de felinos Joe Exotic (primera temporada de de Tiger King). Entra el juego la expresión «nada es lo que parece». En este caso la naturaleza de los personajes no siempre es del gusto del consumidor. Utilizar naturaleza y Joe Exotic puede que no sea la asociación más adecuada.

Si antes de ver la serie documental hubiera leído algo del personaje, no sé si le habría dado al play, pero el confinamiento dio mucho de sí. Así que os aconsejo no ver ni leer nada antes de hacerlo.

Extraña que sea un documental y no sea ficción. A veces parece un sketch de Pantomina Full, otras parece que va a hacer su irrupción estelar Angela Chaning, puedes ver unos minutos de El silencio de los corderos o El diario de Patricia, todo es posible.

Vistos personajes de diversa naturaleza y calaña, nos despedimos. Suena Vetusta Morla de fondo y su «al final solo quedamos los buenos». Parece que están en cola de reproducción los murcianos Viva Suecia para recordarnos que deseemos a los demás lo que merecen.

Y no os preocupéis, hay que vivir con tranquilidad, los buenos son siempre buenos y al resto les pondremos la espadita en el hombro y les nombraremos caballeros de la orden de los imbéciles.

Os dejo una playlist ecléctica con algunos temas que aparecen en las series/pelis que figuran en la entrada.

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